Opinión

Asedio a la libertad de prensa en Asia

Este es un artículo de opinión de Tanyalak Thongyoojaroen, becaria de Human Rights Foundation.

Los periodistas de Asia están bajo creciente acoso en los países con gobiernos autocráticos: Imagen: Unesco

NUEVA YORK – En Asia, la libertad de prensa sigue erosionándose, especialmente en los regímenes autoritarios, donde los periodistas son a menudo objeto de ataques a plena luz del día.

Cada vez más, los periodistas son encarcelados o se enfrentan a las llamadas demandas estratégicas contra la participación pública, también conocidas como SLAPP, su sigla en inglés, por informar de lo que realmente ocurre sobre el terreno.

En los últimos tres años, no solo se han retirado las licencias a varios medios de comunicación independientes, sino que los regímenes autocráticos de toda la región siguen utilizando diversas tácticas para impedir que los periodistas hagan su trabajo.

Las redes sociales se utilizan a menudo para humillar, acosar y desacreditar a los periodistas. Entre mayo de 2022 y abril de 2023, la Federación Internacional de Periodistas (FIP) documentó al menos 19 ataques en línea y ocho casos de violencia de género contra periodistas en el sur de Asia.

En China, el régimen utiliza la vigilancia y otras formas de intimidación para impedir que los periodistas informen sobre cuestiones consideradas críticas con el gobernante Partido Comunista Chino (PCCh).

Para silenciar a los periodistas y desacreditar su trabajo, China ha orquestado una campaña de represión digital, que se desarrolla principalmente en Twitter, ahora llamada X.

El Instituto Australiano de Política Estratégica (Aaspi, en inglés) denunció cientos de cuentas falsas en Twitter-X, probablemente vinculadas a la red pro PCCh, creadas con el único propósito de atacar a periodistas y activistas asiáticos, incluidas las que viven o trabajan en el extranjero.

Las periodistas, en particular, sufrieron acoso sexual constante y trolling misógino. Se las ha acusado de mentirosas, traidoras o traidoras a su patria.

En Birmania (o Myanmar), los periodistas son tratados como criminales. Si cubres violaciones de derechos humanos, [el régimen] te considera un enemigo. Además, consideran el periodismo como un delito contra el Estado», declaró el escritor birmano Kyaw Hsan Hlaing a la Fundación de Derechos Humanos (HRF, en inglés).

Hay muchas amenazas en línea a las que se enfrentan los periodistas, incluso a través de Messenger, Facebook y Telegram. He recibido amenazas en línea y también llamadas telefónicas directas, amenazándome con que me detendrían. Esto ocurrió tras el golpe militar de 2021. Por eso tuve que dormir en muchos lugares de la ciudad de Yangon y tuve que desplazarme a otros lugares del país.

Vietnam, uno de los países más represivos de Asia para el periodismo, ha implantado una censura en línea más estricta, exigiendo a grandes empresas tecnológicas como Facebook y Google que retiren artículos y vídeos críticos con el régimen.

Los periodistas y comunicadores ciudadanos que utilizan las redes sociales ven a menudo sus cuentas bloqueadas o sus publicaciones eliminadas si cubren temas considerados sensibles por el régimen.

Además, Vietnam creó la Fuerza 47, un ejército virtual con miles de internautas encargados de «defender al partido gobernante» y atacar a los disidentes, incluidos activistas y periodistas.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

El año pasado, cuatro países asiáticos figuraron en la lista de los cinco peores en aprisionar periodistas, en un informe de Reporteros sin Fronteras. Como era de esperar, China ocupó el primer lugar, Birmania el segundo, y a continuación Irán, Vietnam y el único no asiático: Bielorrusia. Más de la mitad de los periodistas encarcelados en el mundo se encuentran en estos cinco países.

China, el mayor usuario de la propaganda y la represión sistemática de los medios de comunicación, ocupa el penúltimo lugar en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa, solo por detrás de uno de sus más estrechos aliados, Corea del Norte.

El año pasado, el régimen del PCCh encarceló al menos a 110 periodistas, entre ellos Huang Xueqin, que informaba sobre corrupción y contaminación medioambiental. Muchos de los periodistas encarcelados son de etnia uigur. En algunos casos, funcionarios chinos mantuvieron a periodistas en prisión preventiva.

Por ejemplo, Cheng Lei, expresentador de televisión del canal estatal del PCCh con sede en Beijing, CGTN, lleva detenido más de dos años. Hasta la fecha, las autoridades chinas no han revelado los detalles de los cargos que se le imputan ni si ha sido condenada.

En Birmania, el intento del régimen de silenciar a los periodistas se ha traducido en un alarmante número de detenciones de periodistas, activistas y personalidades públicas. Desde que la junta militar tomó el poder mediante un golpe de estado en febrero de 2021, al menos 176 periodistas han sido detenidos y cuatro asesinados.

Muchos periodistas fueron acusados en virtud del artículo 505(A) del Código Penal del país, que tipifica como delito «causar miedo, difundir noticias falsas o agitar directa o indirectamente delitos penales contra un empleado del gobierno».

Al igual que su vecino, Vietnam utiliza leyes vagas para reprimir a los periodistas. El régimen ha impuesto severas prohibiciones a la información sobre «temas sensibles», en particular los relacionados con los derechos humanos, el medio ambiente y la democracia.

En los últimos años, muchos activistas y periodistas han sido acusados en virtud del artículo 117, que penaliza «fabricar, almacenar, distribuir o divulgar información, documentos y artículos contra el Estado», y del artículo 331, que prohíbe «abusar de las libertades democráticas para atentar contra los intereses del Estado».

Entre los detenidos se encontraba un periodista independiente, Do Cong Duong, que informaba sobre asuntos relacionados con la corrupción y la confiscación de tierras por parte del régimen. Duong fue acusado en virtud del artículo 331 y condenado inicialmente a 48 meses de prisión, donde padeció diversas enfermedades.

A pesar de las reiteradas protestas de su familia, los funcionarios se negaron a proporcionarle los cuidados y la asistencia médica necesarios. Cuando Duong recibió finalmente tratamiento médico, ya era demasiado tarde. Murió en prisión el año pasado.

Los autócratas no se detienen ante nada para silenciar a los críticos más francos.

El periodismo es una de las profesiones más peligrosas del mundo. En los regímenes autoritarios, los dictadores intentan incesantemente silenciar a los medios de comunicación con violencia, acoso y detenciones arbitrarias. Sin embargo, los periodistas siguen arriesgando sus vidas para descubrir e informar de la verdad. La HRF se solidariza con los periodistas que escriben la verdad al poder.

Tanyalak Thongyoojaroen es becaria de la Human Rights Foundation (HRF, Fundación de Derechos Humanos).

T: MF / ED: EG

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