¿Armas en alquiler? Temporada de mercenarios

El cartel de la película Los perros de la guerra, una de las que ha producido Hollywood sobre los mercenarios, la mayoría con una falsa e idealizada imagen de estos combatientes al mejor postor, cuya actividad se ha multiplicado los últimos años y que se hicieron famosos con el ruso Grupo Wagner y su participación en la guerra contra Ucrania. Imagen: Dominio público

NACIONES UNIDAS – Justo después de que una banda de mercenarios intentara derrocar al gobierno de Maldivas en 1988, IPS le preguntó a un diplomático de ese país insular situado e el Índico, utilizando una conocida frase militar, sobre la fuerza de su «ejército permanente».

«¿Ejército permanente?», inquirió el diplomático con fingida sorpresa, y añadió medio en broma y medio en serio: «Ni siquiera tenemos un ejército en activo».

En aquella época, Maldivas, con una población de unos 250 000 habitantes, era quizá uno de los pocos países que carecía de aviones de combate, helicópteros de combate, buques de guerra, misiles o carros de combate, una invitación abierta a mercenarios y aventureros militares independientes.

Como resultado, las frágiles defensas de la isla atrajeron a una oleada de mercenarios y cazarrecompensas que intentaron apoderarse del país en dos ocasiones: una en 1979 y otra en 1988.

Aunque ambos intentos fracasaron, el archipiélago de 1200 islas, de ellas solo 203 pobladas, se negó a mantener abandonadas sus defensas.

Presentó una propuesta para crear un paraguas de seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que protegiera a los mini Estados militarmente vulnerables del mundo y, además, respaldó un tratado internacional para ilegalizar a los mercenarios: la Convención Internacional contra el Reclutamiento, la Utilización, la Financiación y el Entrenamiento de Mercenarios, aprobada en 1989.

En Estados Unidos, un mercenario se denomina «soldado de fortuna», que es también el título de una revista de amplia difusión, subtitulada Journal of Professional Adventurers.

Las aventuras -y desventuras- de los mercenarios también fueron retratadas en varias películas de Hollywood, como Los perros de la guerra, Lágrimas del sol, Los gansos salvajes, Los indestructibles o Diamantes de sangre, entre otras.

Cuando el ruso Grupo Wagner saltó a las portadas de los medios de todo el mundo, se describió como un grupo privado de mercenarios que luchaba en Ucrania.

El 30 de junio, The New York Times afirmó que el Grupo Wagner proporcionaba seguridad a presidentes africanos, apoyaba a dictadores, reprimía violentamente levantamientos rebeldes, además de estar acusado de torturas, asesinatos de civiles y otros abusos.

Pero el intento fallido de golpe de Estado de Wagner en Rusia amenazó, momentáneamente, la existencia misma del grupo mercenario transnacional.

Un asesor militar de un presidente africano, dependiente de mercenarios, relacionó implícitamente el nombre de Wagner con el compositor alemán Richard Wagner.

 

Y el funcionario fue citado diciendo: «Si ya no es Wagner, pueden enviarnos a Beethoven o a Mozart, no importa. Los aceptaremos».

El 14 de julio, un reportaje de la cadena televisiva de información por cable CNN citaba a una fuente del Kremlin que afirmaba que el grupo de Wagner, que lideró una insurrección fallida contra el presidente ruso Vladimir Putin en junio, nunca fue una institución legal y que su estatus legal necesita una mayor consideración.

«Una entidad jurídica como la PMC Wagner no existe y nunca existió. Se trata de una cuestión jurídica que hay que estudiar», declaró el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.

Peskov se negó a revelar más detalles sobre la reunión entre el jefe de Wagner, Yengeny Prigozhin, y Putin, que habría tenido lugar varios días después de la abortada rebelión del grupo mercenario.

Además de en Ucrania, los mercenarios han combatido en África Central, Mali, Siria, Yemen, Iraq y Libia.  En Siria, hubo un grupo paramilitar llamado Slavonic Corps que proporcionó seguridad al presidente Bashar al Assad luchó en la guerra civil y más tarde lo hizo el propio Grupo Wagner.

Y en Mali llegó a haber más de 1500 mercenarios rusos luchando contra grupos armados que amenazaban con derrocar al gobierno.

Irónicamente, Estados Unidos, que en su día recurrió al mercenario  Blackwater Security Consulting Group durante la ocupación estadounidense de Iraq, ha impuesto sanciones a varias naciones africanas que despliegan mercenarios.

Antony J. Blinken, secretario de Estado estadounidense, declaró la segunda semana de julio que Estados Unidos está imponiendo sanciones a varias entidades de la República Centroafricana (RCA) por su conexión con la organización criminal transnacional conocida como Grupo Wagner.

Precisó que las sanciones también se ejecutan «por su implicación en actividades que socavan los procesos y las instituciones democráticas de la RCA a través del comercio ilícito de los recursos naturales del país».

“También estamos señalando a un ciudadano ruso que ha actuado como ejecutivo de Wagner en Mali. Wagner ha utilizado sus operaciones en Mali tanto para obtener ingresos para el grupo y su propietario, Yevgueni Prigozhin, como para adquirir armas y equipos para promover su participación en las hostilidades en Ucrania”, dijo.

Estados Unidos también ha publicado una nueva advertencia a las empresas sobre riesgos involucrados en la industria del oro en el África subsahariana.

En concreto, el aviso destaca «cómo actores ilícitos como Wagner explotan este recurso para obtener ingresos y sembrar el conflicto, la corrupción y otros daños en toda la región».

La muerte y la destrucción han seguido la estela de Wagner en todos los lugares en los que ha operado, y Estados Unidos seguirá tomando medidas para que rinda cuentas, afirmó Blinken.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.

Stephen Zunes, profesor de Política y Estudios Internacionales de la estadounidense Universidad de San Francisco, dijo a IPS que es positivo que Wahington asuma finalmente el liderazgo en la oposición al uso de mercenarios.

La guerra de Iraq, que el entonces senador Joe Biden apoyó firmemente, se basó en gran medida en el uso de mercenarios del grupo Blackwater. Del mismo modo, durante la Guerra Fría, la estadounidense Agencia Internacional de Inteligente, la  CIA, utilizó mercenarios para apoyar sus objetivos militares en América Latina, el Sudeste Asiático y  África subsahariana.

“Queda por ver si estas acciones dirigidas contra el Grupo Wagner sean indicativas de un cambio real en la política de Estados Unidos o simplemente un medio de castigar a una organización prorrusa”, afirmó.

Simon Adams, presidente y director ejecutivo del internacional Centro para las Víctimas de la Tortura, dijo a IPS que, a lo largo de la historia, las grandes potencias han recurrido a menudo a mercenarios. “No hay nada nuevo en ello”, recordó, desde el intento de frenar las luchas anticoloniales hasta los horrores de la Guerra Fría en América Latina o África.

“Pero creo que el gran cambio es que la comunidad internacional se ha vuelto más intolerante con estos ejércitos privatizados y de armas de alquiler que creen que pueden operar al margen del derecho internacional humanitario, y que a menudo violan los derechos humanos», señaló.

Hoy en día, agregó, es mucho más difícil para sus patrocinadores estatales negar la responsabilidad de sus acciones.

El Grupo Wagner ha estado implicado en numerosas atrocidades en Ucrania, República Centroafricana y otros lugares, afirmó.

“Se merecen todo el oprobio que se ha vertido sobre ellos. El reto ahora no es solo sancionarlos e intentar que los principales criminales de guerra rindan cuentas ante el derecho internacional”, ponderó Adams.

Para el especialista y académico, “el mayor desafío es garantizar que ningún otro gran Estado o gran potencia se involucre en estas mismas prácticas nefastas la próxima vez que convenga a sus propios intereses partidistas hacerlo”.

Mientras tanto, según un artículo de la National Defense University Press, la fuerza privada se ha convertido en un gran negocio, y de alcance mundial. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos miles de millones de dólares se mueven en este mercado ilícito.

“Lo único que sabemos es que el negocio está en auge. En los últimos años se han producido importantes actividades mercenarias en Yemen, Nigeria, Ucrania, Siria e Iraq. Muchos de estos guerreros con ánimo de lucro superan a los ejércitos locales, y unos pocos pueden incluso enfrentarse a las fuerzas de élite estadounidenses, como demuestra la batalla en Siria”, indica la publicación.

Medio Oriente está inundado de mercenarios. Según el artículo, el Kurdistán es un paraíso para los “soldados de fortuna” que buscan trabajo en las milicias kurdas, las compañías petroleras que defienden sus yacimientos o los que quieren ver muertos a los terroristas.

“Algunos son simples buscadores de aventuras, mientras que otros son veteranos estadounidenses que encontraron la vida civil sin sentido. La capital del Kurdistán, Irbil, se ha convertido en un mercado no oficial de servicios mercenarios, que recuerda al bar de Tatooine en la película La guerra de las galaxias, lleno de contrabandistas y armas que se alquilan”, analiza.

T: MF / ED: EG

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