SÍDNEY – En las islas del Pacífico y muchos países emergentes y en desarrollo de todo el mundo, la economía informal supera con creces a la formal, desempeñando un papel vital en la supervivencia de los hogares urbanos y rurales y absorbiendo poblaciones en edad laboral en expansión.
Los empresarios y trabajadores de negocios informales representan más de 60 % de la fuerza laboral en todo el mundo. Pero también son los más expuestos, con bienes y condiciones de trabajo precarios, a los impactos económicos de los desastres meteorológicos y climáticos extremos.
En 2016, el ciclón Winston de categoría 5, el ciclón más temible registrado en el hemisferio sur, desató una destrucción generalizada de la infraestructura, los servicios y los sectores económicos de Fiyi, como la agricultura y el turismo. Y en marzo de este año, los ciclones Judy y Kevin atravesaron Vanuatu, una nación archipiélago de más de 300 000 habitantes, y su capital, Port Vila, dejando a las empresas turísticas locales con graves pérdidas.
Ya han pasado tres meses desde los desastres. Pero Dalida Borlasa, propietaria de Yumi Up Upcycling Solutions, una empresa del mercado de artesanías de Port Vila, que depende de los turistas, dijo a IPS que hubo cierta recuperación, pero insuficiente.
“Hemos tenido dos visitas de cruceros en las últimas semanas, pero solo unos pocos turistas visitaron el mercado. No estamos ganando suficiente dinero para la comida diaria. Y otros vendedores en el mercado no tienen suficiente dinero para reemplazar sus productos dañados por los ciclones”, señaló.
Hasta 80 % de las personas en edad de trabajar en algunos países insulares del Pacífico se dedican a actividades informales generadoras de ingresos, como la agricultura en pequeña escala y los medios de subsistencia dependientes del turismo.
Pero en cuestión de horas, los ciclones pueden destruir grandes extensiones de cultivos y detener la industria del turismo cuando los visitantes internacionales suspenden sus vacaciones.
El cambio climático y los desastres son preocupaciones centrales para la Commonwealth, una organización intergubernamental que representa 78 % de todas las naciones pequeñas, 11 Estados insulares del Pacífico y 2500 millones de personas en todo el mundo.
“Las consecuencias del fracaso global en la acción climática son catastróficas, particularmente para las empresas y trabajadores informales en países pequeños y en desarrollo. Solo imagine las luchas de un individuo que depende de la agricultura comercial y de subsistencia para su sustento. Toda su existencia está en juego mientras lidian con patrones climáticos impredecibles y condiciones desfavorables que pueden acabar con sus cultivos en cuestión de segundos”, dijo a IPS Patricia Scotland, secretaria general de la Commonwealth o Mancomunidad de Naciones.
“No es simplemente una cuestión de bienestar económico; toda su forma de vida está en juego. El miedo y la incertidumbre que experimentan son verdaderamente abrumadores. Pero están peleando. Nosotros también debemos hacerlo”, añadió.
La economía formal en muchos países de las islas del Pacífico es demasiado pequeña y ofrece pocas oportunidades de empleo.
En Papúa Nueva Guinea (PNG), se estima que cuatro millones de personas no tienen trabajo, mientras que el sector formal tiene solo entre 400 000 y 500 000 vacantes, según el Instituto de Asuntos Nacionales del país.
Y con más de 50 % de la población de alrededor de 8,9 millones de personas menores de 25 años, el número de personas que buscan trabajo solo aumentará en los próximos años. Así, más de 80 % de la mano de obra de PNG está ocupada en pequeñas empresas autogeneradas, como el cultivo y la venta de frutas y verduras.
Pero hace ocho años, los medios de vida agrícolas de millones fueron diezmados cuando una sequía sin precedentes asociada con el fenómeno climático de El Niño asoló el país melanesio.
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“El 85 % de la población de PNG son habitantes rurales que dependen de la tierra para la producción de alimentos y la venta de excedentes para obtener ingresos a través de mercados informales de productos frescos. En las áreas afectadas por la sequía de 2015, especialmente en las tierras altas, la sequía acabó con los cultivos y afectó la seguridad alimentaria”, dijo a IPS Elizabeth Kopel, del Programa de Investigación de Economía Informal del Instituto Nacional de Investigación de PNG.
“Los productores rurales también abastecen los mercados de alimentos urbanos, por lo que cuando la oferta disminuyó, los precios de los alimentos aumentaron para los habitantes urbanos”, agregó.
En Vanuatu, se estima que 67 % de la fuerza laboral obtiene ingresos informales, principalmente en la agricultura y el turismo. En el paseo marítimo de Port Vila hay un gran mercado cubierto de artesanías, un centro comercial para más de 100 propietarios de pequeñas empresas que fabrican y venden cestas, joyas, pinturas, tallados en madera y obras de arte a los turistas.
El país insular es un destino importante para los cruceros en el Pacífico Sur. En 2019, recibió más de 250 000 visitantes internacionales.
Altamente expuesto al mar y las tormentas, el edificio del mercado, con las instalaciones y los activos comerciales que alberga, soportó la peor parte de los vientos huracanados de los ciclones Judy y Kevin del 1 al 3 de marzo. Las mesas se rompieron y muchos de los productos almacenados allí fueron destruidos.
Myshlyn Narua, de 36 años, perdió la mayoría de las bolsas de pandano (Pandanus amaryllifolius) hechas a mano con esa planta tropical y que planeaba vender.
El dinero que había ahorrado ayudó a mantener a su familia inmediatamente después del desastre, pero no sería suficiente para sobrevivir seis meses, afirmó en un informe sobre los impactos del desastre en los vendedores del mercado compilado por Dalida Borlasa.
El sector turístico del país ha sufrido numerosos impactos económicos inducidos por el clima en los últimos años. En 2015, el ciclón Pam dejó pérdidas por valor de 64 % del producto interno bruto (PIB). Otro ciclón, Harold, en 2020 agregó más pérdidas económicas a la recesión en toda la región provocada por la pandemia de covid-19.
“Para abordar la emergencia climática y proteger la vida y los medios de subsistencia de las personas, en particular las del sector informal, los países deben cumplir con sus compromisos en virtud del Acuerdo Climático de París. Deben trabajar para limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados centígrados y proporcionar los 100.000 millones de dólares anuales prometidos en financiación climática”, dijo la secretaria general de la Commonwealth.
Agregó que las naciones vulnerables al clima también deberían ser elegibles para el alivio de la deuda.
Mientras tanto, la Secretaría de la Mancomunidad de Naciones, que agrupa a naciones a los que une el haber formado parte del imperio británico, está trabajando con los 57 países miembros para mejorar su acceso a la financiación global para proyectos climáticos.
Y pide una reforma de la arquitectura financiera mundial para mejorar el acceso a la financiación de los países de bajos ingresos que más lo necesitan.
Al mismo tiempo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) predice que la economía informal seguirá empleando a la mayoría de los isleños del Pacífico, y ahora es imperativo desarrollar el sector y mejorar su resiliencia.
En PNG, el gobierno ha reconocido la importancia del sector informal y ha desarrollado políticas y leyes nacionales para aumentar su tamaño y potencial. Su estrategia a largo plazo es mejorar el acceso de los empresarios a la formación profesional, las comunicaciones, la tecnología y las finanzas y fomentar la diversidad y la innovación dentro del sector.
Actualmente, 98 % de las empresas informales en el país son autofinanciadas, y las personas a menudo buscan préstamos de fuentes informales. El objetivo del gobierno es ver la transición de las empresas informales a pequeñas y medianas empresas de mayor valor agregado y ver crecer el número de estas empresas de aproximadamente 50 000 ahora a 500 000 para 2030.
En Port Vila, a Borlasa y sus compañeros empresarios les gustaría ver que sus instalaciones existentes se hicieran más resistentes al clima antes de enfrentar el próximo ciclón. Ella sugirió que se colocaran postigos más fuertes en las ventanas y puertas del edificio del mercado y que se elevara y reforzara el piso para evitar que penetren las olas y las marejadas ciclónicas.
De cara al futuro, la proyección económica es de crecimiento del PIB en todos los países de las islas del Pacífico este año y hasta 2024 después de tres años difíciles de la pandemia, informa el Banco Mundial.
Aunque es probable que el impacto económico de los ciclones resulte en una disminución del crecimiento a 1 % en Vanuatu este año. Pero el indicador real del bienestar económico para muchos pobladores insulares del Pacífico será la resiliencia y la prosperidad en la economía informal.
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