SANTIAGO – La ultra derecha heredera de la dictadura ganó la elección del domingo 7 en Chile y controlará sin contrapeso un Consejo Constitucional de 51 miembros electos para redactar una nueva constitución, que se someterá a plebiscito el 17 de diciembre.
El Partido Republicano (PR) ganó ampliamente los comicios. Según los datos de este lunes 8, obtuvo 23 escaños en ese Consejo cuando con 21 es suficiente para bloquear cualquier iniciativa de propuesta constitucional.
Si a los 23 constituyentes electos por los republicanos se suman otros 11 obtenidos por la alianza Chile Seguro, de la derecha tradicional, se alcanzan 34 puestos, más de los tres quintos necesarios para imponer lo que quieran en la propuesta del nuevo texto de la ley fundamental de este país sudamericano.
La mayoría de los electos es anti aborto, cree en el desigual sistema de salud actual defendiendo a las instituciones privadas que lo controlan y son partidarios de las actuales administradoras de fondos previsionales que otorgan pensiones paupérrimas, instituidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El líder de los republicanos es José Antonio Kast, quien fue derrotado en las elecciones de 2021 por el actual presidente, el izquierdista Gabriel Boric, en el poder desde marzo del año pasado, y al que estos resultados generan mayor debilidad para su gestión.
El bloque de izquierda Unidos para Chile, que respalda a Boric, solo obtuvo 16 consejeros. A ellos sumarían a Alihuen Antileo, único representante mapuche electo. Pero incluso así, no alcanzan los 21 escaños necesarios para resistir la imposición de temas en la futura propuesta constitucional.
“Las campañas han sido en general algo deshonestas. Como el proceso constitucional no generó entusiasmo, los partidos apelaron a temas que no tienen que ver con la Constitución como seguridad ciudadana, migración y fortalecimiento de la policía”: Claudia Heiss.
“Ha ganado un partido que nunca quiso cambiar la constitución” de 1980, heredada de la dictadura, aseveró en un tuit Elisa Loncón, la dirigente y académica mapuche que presidió el anterior proceso constitucional cuya propuesta fue rechazada en septiembre del 2022 por 62 % de los chilenos.
Según Loncón, quien encabezó una Asamblea Constituyente que integraron 155 chilenos electos en votación popular, con paridad de género y presencia de 17 representantes de pueblos originarios, el actual proceso constitucional tiene “un diseño que excluyó a los pueblos”.
Alude a que el nuevo Consejo Constitucional no solo no incluye la representación de pueblos originarios, sino tampoco a ciudadanos independientes o representantes de organizaciones sociales.
El diseño de este nuevo proceso fue acordado por el parlamento chileno, que tiene gran rechazo en las encuestas. Prevé que el Consejo se constituya el 7 de junio y tendrá cinco meses para proponer un nuevo texto constitucional.
Pero, esa propuesta debe ser elaborada a partir de un acuerdo de una comisión de 24 expertos también designados por el parlamento.
Desde hace dos meses estos expertos debaten 12 bases de la eventual nueva constitución, que deben entregar antes del 7 de junio.
Y, por si fuera poco, el Senado designará 14 juristas en un Comité Técnico de Admisibilidad, quienes determinarán si las propuestas del Consejo Constitucional electo el domingo 7 respetan los parámetros fijados por los expertos.
El sociólogo Felipe Portales criticó este complejo entramado en un artículo en el diario argentino Clarín, sosteniendo que “no reúne las condiciones para ser democrático”.
Los resultados de la elección del Consejo no fueron tan diferentes respecto al plebiscito de septiembre 2022 cuando ganó el rechazo. Entonces 7,89 millones de chilenos (61,89 %) rechazaron la propuesta de la Asamblea Constituyente mientras que 4,85 millones (38,1 %) votaron a favor.
Ahora, 56,5 % votó por los republicanos y por la derecha tradicional y 37,3% respaldó a las coaliciones Unidos por Chile y Todo por Chile, de los partidos que apoyan o respaldan a Boric. Otro 5,4 % votó por el populista Partido de la Gente.
Entonces, las cifras de cada bloque no variaron significativamente, pero sí hubo un reacomodo que convirtió a los republicanos en el principal partido político y al partido comunista en el mayor entre quienes respaldan a Boric. Todo se polarizó y desapareció el centro político, que pilotó la restauración democrática.
Estos números anticipan grandes cambios en los liderazgos en este país cuya sociedad lleva dando grandes vaivenes los últimos tres años cuando se la convoca a las urnas.
El PR se convirtió en el más votado en una elección democrática en Chile desde 1989 al concentrar 35,4 % de los 12,4 millones de votos válidamente emitidos el domingo 7, según cifras aún provisionales.
Pierden terreno la también pinochetista Unión Demócrata Independiente (UDI) y Renovación Nacional.
También habrá rearticulaciones en la izquierda que respalda a Boric pues se fortalecieron el Partido Comunista y el Partido Socialista y retrocedieron los centristas Partido por la Democracia, Demócrata Cristiano y Radical que se quedaron sin consejeros.
Otros pequeños partidos lograron éxito en alianza con comunistas y socialistas.
El Partido por la Democracia pagó caro no asumir una estrategia unitaria con las demás fuerzas progubernamentales.
Tampoco obtuvo consejeros, con apenas 5,4% de los votos, el Partido de la Gente, una organización populista cuyo líder es el excandidato presidencial Franco Parisi, quien vive en Estados Unidos.
En la elección del domingo hubo otro record histórico: los votos nulos y blancos alcanzaron a 2,6 millones (21,5 % del total). Los analistas lo atribuyen al carácter obligatorio de la votación, pero también influyen el cansancio electoral y una condena a los dirigentes y a los partidos políticos.
Avanza así un nuevo proceso constituyente lleno de cerrojos, impulsado por un parlamento impopular.
La reciente campaña para elegir a los 51 consejeros no concitó entusiasmo pese a que el voto fue obligatorio y que se promovió con una franja electoral transmitida por televisión. Esta franja estuvo plagada de desinformación y muchas noticias falsas, como ya sucedió durante la campaña que condujo al rechazo de la anterior propuesta constitucional.
“Las campañas han sido en general algo deshonestas. Como el proceso constitucional no generó entusiasmo, los partidos apelaron a temas que no tienen que ver con la Constitución como seguridad ciudadana, migración y fortalecimiento de la policía”, dijo a IPS Claudia Heiss.
La cientista política de la escuela de Gobierno de la Universidad de Chile recordó que “en el plebiscito de entrada (que abrió el proceso), de octubre del 2020, casi 80 % dijo que quería una nueva Constitución”. Pero “aquella agenda no fue visible en las campañas políticas” para elegir al nuevo Consejo Constitucional.
“Los candidatos en general no hablaron de la necesidad de una nueva Constitución porque ese es un tema que la ciudadanía ya no sintoniza”, aseveró.
Marta Lagos, directora de Latinobarómetro, comentó a IPS que el resultado muestra “la vigencia del pinochetismo” que aún anida entre los chilenos.
Según Lagos, se propondrá a los chilenos una Constitución conservadora, parecida a la vigente desde 1980 escrita por actores herederos de Pinochet.
“Aquí va a haber una mayoría de derecha que va a tener el sartén y el mango también. Y esa derecha va a hacer la constitución que ellos quieren. Van a pasar la aplanadora de todas maneras porque el poder político nunca deja de usarse”, aseveró.
Lagos advirtió que lo que puede ocurrir es que si la derecha impone sus convicciones, puede triunfar el rechazo por segunda vez en diciembre.
“Y nos vamos a quedar con la Constitución del 80 y todo el mundo va a decir…después de todo no era tan mala”, agregó pesimista.
El principal nudo está en definir o no a Chile como un Estado social y democrático de derechos y no como un Estado Subsidiario, como impuso Pinochet.
La constitución vigente en Chile “fue impuesta por fraude y represión”, recordó Yerko Lujbetic, la noche del domingo en la estatal red de televisión. Lujbetic pertenece al partido Convergencia Social, el mismo del presidente Boric, y fue uno de los 16 consejeros constitucionales electos por “Unidad para Chile”.
El senador Juan Ignacio Latorre, del partido Revolución Democrática, pro Boric, sostiene que “el éxito de este proceso constitucional se juega en diciembre”.
Entonces, en un nuevo plebiscito, los chilenos volverán a votar para aceptar la propuesta de Constitución de un Consejo dominado por la derecha o rechazarla y volver todo de a fojas cero abriendo un vacío institucional que será difícil superar.
Boric anticipó que su gobierno no se inmiscuirá y actuará «como garante. Vamos a apoyar todo lo que el Consejo nos solicite para que llegue a buen puerto”.
“Tenemos una oportunidad histórica para reconciliarnos después de las fracturas que hemos vivido y avanzar hacia un país desarrollado e inclusivo donde todos quepamos y, para eso, se requiere que todos estemos a la altura”, dijo.
El mandatario, en sus horas más bajas 14 meses después de asumir el poder, también pidió: “Generemos un debate en el cual las legítimas diferencias se planteen, pero siempre teniendo por delante a los chilenos y chilenas. Esta vez no hay margen de error”.
ED: EG