El Centro de Bioenergía de Toledo, en el sur de Brasil, está en construcción, pero ya operan sus biodigestores con excrementos de animales y osamentas de animales muertos pero no enfermos de 16 porcicultores iniciales. La meta es una potencia para generar un megavatio. El objetivo es que los porcicultores participen en la producción de biogás sin tener que invertir en plantas propias y tengan sus residuos biodigeridos y convertidos en fertilizantes, sin contaminar ríos y suelos. Foto: Mario Osava / IPS