NACIONES UNIDAS – Casi un millón de personas han huido de sus hogares desde que hace un mes estalló el conflicto armado en Sudán, que ha dejado centenares de muertos y miles de heridos, indicó este lunes 15 un reporte de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (Ocha) de las Naciones Unidas.
Según el reporte, más de 940 000 personas han sido desplazadas desde el 15 de abril y el inicio de los combates, contando más de 736 000 dentro del país y casi 205 000 que han buscado refugio en países vecinos.
Entre esas 940 000 personas desplazadas al menos 450 000 son niños, de los cuales 368 000 son desplazados internos y 82.000 han huido a países vecinos, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
También hay miles de refugiados y solicitantes de asilo que se habían refugiado en Sudán antes del estallido –por ejemplo, por el conflicto en Etiopía entre el ejército nacional y fuerzas opositoras en la norteña región de Tigray- y que han sido desplazados nuevamente.
Antes del conflicto que estalló en abril, Sudán tenía 3,7 millones de desplazados internos –tras años de luchas políticas y entre regiones y etnias- y 1,1 millones de refugiados y solicitantes de asilo. Las mujeres y los niños representan más de 75 % de los refugiados desplazados secundariamente.
En nuevo conflicto opone al ejército regular, a órdenes del presidente de facto Abel Fatah al Burhan, con las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), una milicia bien armada, guiada por el general Mohamed Hamdan Dagalo.
Al Burhann y Dagalo eran aliados, trabajaron juntos para derrocar al dictador Omar al Bashir en 2019, y fueron actores clave en el golpe militar de 2021, que desplazó al gobierno civil, pero en abril sus luchas por poder, liderazgo, control sobre minas y otras diferencias desembocaron en la confrontación armada.
Ocha indicó que, según los informe de la Secretaría Federal de Salud, desde el 14 de abril han muerto al menos 676 personas en los combates y 5576 resultaron heridas.
La violencia hizo que agencias humanitarias de la ONU, como el Programa Mundial de Alimentos (PMA), interrumpieran durante días sus labores de asistencia, en tanto las autoridades del organismo mundial reclaman que se establezca un cese del fuego y se pase al diálogo político para resolver las controversias.
Un acuerdo entre las fuerzas combatientes para proteger el tránsito de civiles en las zonas de confrontación y su acceso a suministros fue pactado el 12 de mayo en Yedda, Arabia Saudí, pero las continuas violaciones de los ceses del fuego en varias regiones evidencian la fragilidad de la situación para la población civil.
Por ejemplo, en Jartum, la capital de ese país de 48 millones de habitantes, se incendió una fábrica que producía alimentos terapéuticos para el tratamiento de niños desnutridos, destruyendo los tratamientos de 14 500 infantes.
Desde que estallaron los enfrentamientos a mediados de abril, los residentes de Jartum, una ciudad de 800 000 habitantes a orillas del Nilo, han sufrido una grave escasez de alimentos. Desde que decenas de fábricas fueron saqueadas e incendiadas.
Más de 60 % de las instalaciones de salud han sido dañadas o debieron cerrar sus puertas debido a los combates.
Además, el conflicto en curso amenaza la temporada de siembra, que debe comenzar a fines de mayo, y si se pierde la temporada aumentará el número de hambrientos.
Mientras, los precios de los productos básicos han aumentado drásticamente, lo que aumenta el riesgo de inseguridad alimentaria en el próximo período.
La ONU ha estimado que más de 15 millones de sudaneses necesitarán asistencia humanitaria en 2023, y es probable que esta cifra aumente debido a la guerra.
Asimismo, las agencias de la ONU han planteado la urgencia de ayuda, alimentaria en primer lugar, para los más de 200 000 desplazados que han cruzado la frontera sudanesa, hacia Egipto, Chad, Sudán del Sur y la República Centroafricana.
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