La vacunación infantil en América Latina rueda por un tobogán

Una niña de dos años recibe una vacuna en un dispensario del departamento de Loreto, en la Amazonia peruana. Millones de niños en América Latina y el Caribe, sin embargo, fueron catalogados por Unicef como "cero dosis", pues no recibieron ninguna vacuna en los últimos años. Foto: Florence Gou/CDC-Unicef

NACIONES UNIDAS – En los últimos 10 años, América Latina y el Caribe ha pasado de tener una de las tasas de vacunación infantil más altas del mundo a una de las más bajas, advirtió Unicef al divulgar desde este jueves 20 su nuevo informe, Estado Mundial de la Infancia 2023.

Se trata de “una de las crisis de vacunación infantil más graves que la región ha visto en casi 30 años”, dijo Garry Conille, director regional del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en la presentación del informe.

“América Latina y el Caribe no tiene excusas. Hace 10 años, esta región demostró que podía proteger a los niños y niñas de enfermedades potencialmente mortales. No hay ninguna razón por la que no podamos volver a hacerlo ahora, con más conocimientos, capacidad y recursos”, afirmó Conille.

El reporte muestra que, en todo el mundo, 67 millones de niños no recibieron una o más vacunas en tres años debido a la interrupción de los servicios de salud causada por las tensiones en los sistemas sanitarios, el desvío de los escasos recursos, los conflictos y la disminución de la confianza de las personas en la inmunización.

En América Latina la cobertura de la tercera dosis de la vacuna contra la difteria, el tétanos y la tosferina, también conocida como DTP3, entre los niños y niñas menores de un año, cayó 18 puntos porcentuales, de 93 % en 2012 a 75 % en 2021.

Se trata de la tasa de vacunación de rutina más baja de la región en casi 30 años, lo que sitúa a América Latina y el Caribe por debajo de la media mundial (81 %) y justo por delante de África oriental y meridional (74 %), destaca la agencia de la ONU.

“América Latina y el Caribe no tiene excusas. Hace 10 años, esta región demostró que podía proteger a los niños y niñas de enfermedades potencialmente mortales. No hay ninguna razón por la que no podamos volver a hacerlo ahora, con más conocimientos, capacidad y recursos”: Garry Conille.

Ese retroceso dejó en la región a 2,4 millones de niños y niñas, uno de cada cuatro menores de un año, desprotegidos frente a enfermedades prevenibles mediante la vacunación.

Más de 1,7 millones de esos niños están catalogados médicamente como “cero dosis”, lo que significa que nunca han recibido vacuna alguna.

Conille aseguró que “enfermedades como la difteria, el sarampión y la poliomielitis, que antes se creían erradicadas en muchos países, están reapareciendo en toda la región, poniendo en peligro las vidas de los niños y niñas más marginados y el bienestar de todos”.

El descenso de la vacunación infantil en América Latina se debe a factores como los desastres naturales, la violencia, la urbanización desordenada, la inestabilidad y la migración, que han contribuido al aumento de la desigualdad.

Además, la disparidad del gasto público en salud en la región, y la reducción de la inversión en algunos países, han dejado a las comunidades marginadas con un acceso limitado a servicios de atención primaria de salud de calidad.

La pandemia covid-19 exacerbó esos retos, interrumpiendo la vacunación infantil debido a las intensas demandas en los sistemas sanitarios y a las medidas de confinamiento en el hogar.

En los últimos años, hay también signos de una disminución de la confianza en la vacunación en algunos países de la región.

El informe subraya que la vacunación no solo salva vidas, sino que también es una estrategia probada para reducir los costos futuros de la atención sanitaria.

Asimismo, apoya el crecimiento económico. La vacunación genera un fuerte retorno de la inversión, de hasta 26 dólares por cada dólar invertido.

“La vacunación es una de las intervenciones de salud pública más sencillas y rentables. Para garantizar que todos los niños y niñas estén vacunados, se debe invertir en vacunación y atención primaria de salud. Podemos prevenir las enfermedades infantiles ahora o asumir los costos más tarde”, dijo Conille.

El Estado Mundial de la Infancia 2023 también reconoce que a nivel mundial se ha producido un descenso de la confianza en la vacunación.

Por ejemplo, la percepción de la importancia que las vacunas tienen para los niños disminuyó en más de un tercio en Corea del Sur, Ghana, Japón, Papúa Nueva Guinea y Senegal, tras el inicio de la pandemia.

China, India y México fueron los únicos de los 55 países estudiados en los que la percepción de la importancia de las vacunas se mantuvo firme o incluso mejoró.

El informe advierte que la confluencia de factores como la incertidumbre sobre la respuesta a la pandemia, el creciente acceso a información engañosa, la disminución de la confianza en los expertos, y la polarización política, sugiere que la amenaza de la indecisión ante las vacunas puede estar creciendo.

“En el apogeo de la pandemia, los científicos desarrollaron rápidamente vacunas que salvaron innumerables vidas. Pero a pesar de este logro histórico, el miedo y la desinformación sobre todo tipo de vacunas circularon tan ampliamente como el propio virus”, observó Catherine Russell, directora ejecutiva de Unicef.

“No podemos permitir que la confianza en las inmunizaciones sistemáticas se convierta en otra víctima de la pandemia. De lo contrario, la próxima oleada de muertes podría ser de más niños con sarampión, difteria u otras enfermedades prevenibles”, advirtió la responsable del Fondo de la ONU para la Infancia.

A-E//HM

 

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