BANGKOK – Los últimos tres años han sido testigos de la región del Pacífico impactado negativamente debido a la pandemia de covid-19. La industria del turismo, una fuente clave de ingresos nacionales y creación de empleos, recibió un duro golpe debido al cierre de fronteras y la reducción de viajes.
En abril de 2020, un gran ciclón causó una destrucción generalizada en las Islas Salomón, Vanuatu, Fiyi y Tonga. A principios de 2022, una erupción volcánica en Tonga provocó daños importantes a la infraestructura física nacional.
Además de estas presiones, las crisis de alimentos, combustibles y finanzas han tenido un impacto paralizante en las economías nacionales en todo el Pacífico. Las vulnerabilidades a los desastres naturales y provocados por el hombre son casi obvias. Existe la necesidad de acelerar las acciones y ambiciones de políticas energéticas transformadoras.
Costos crecientes de las importaciones de combustible
Basta ojear los datos para notar que la mayoría de los países del Pacífico, en particular los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (Peid), siguen dependiendo en gran medida de los combustibles derivados del petróleo importados y se espera que sigan así durante muchos años.
Fuera de Australia y Nueva Zelanda, el petróleo representa alrededor de 80 % del suministro total de energía del Pacífico, del cual 52 % se utiliza para el transporte, 37 % para la generación de electricidad y 12 % para otros usos, como el calentamiento de procesos. La energía renovable representa solo 17 % del suministro total de energía.
Las importaciones de combustible le cuestan a la región 6000 millones de dólares anuales, o alrededor de 5 a 15 % del producto interno bruto (PIB) de cada economía.
Esta es una enorme carga económica. Con sus vastos recursos naturales, una historia y cultura de independencia y subsistencia junto con su baja intensidad energética, la subregión del Pacífico ofrece grandes ventajas para el liderazgo de la transición energética. Entonces, hay soluciones para aliviar este costo.
El nuevo informe de la Comisión Económica y Social para Asia y el Pacífico (Cespap), “Perspectivas del Pacífico 2022: Aceleración de la acción climática”, aboga por una transición rápida del sector energético del Pacífico lejos de las importaciones de combustibles fósiles.
También propone aumentar el acceso a servicios energéticos modernos a fin de cumplir con el 7 Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) en armonía con objetivos climáticos globales.
Esto fortalece el caso para aliviar la dependencia de los combustibles fósiles importados. El paso a fuentes de energía renovables generadas localmente está respaldado tanto por las ganancias económicas como por los beneficios de la seguridad energética.
Avanzando en la implementación del ODS 7
Es un hecho ampliamente reconocido que el Pacífico no está en camino de brindar acceso universal a tecnología y combustibles limpios para cocinar para 2030. De hecho, este objetivo puede presentar uno de los mayores obstáculos para lograr el ODS 7.
Sin embargo, los expertos admiten que el acceso a la energía se logra mejor mediante la utilización de la energía solar, y para muchos de los que siguen sin electricidad en el Pacífico, la mejor solución de acceso será la instalación de sistemas domésticos solares autónomos.
Los especialistas ahora sugieren ir más allá de los niveles mínimos de acceso a la electricidad y emplear métricas como marcos de múltiples niveles o el «mínimo de energía moderna» de consumo de al menos 1000 kWh por año como un mejor indicador de acceso.
Por otro lado, las tasas de acceso a tecnologías y combustibles limpios para cocinar se encuentran entre las más bajas del mundo, como se muestra en el gráfico a continuación.
En 2020, casi 10 millones de personas en todo el Pacífico carecían de acceso a combustibles limpios para cocinar, la mayoría de los cuales (8,1 millones de personas) se encontraban en Papúa Nueva Guinea. Además, la tasa de acceso a dichos combustibles en muchos países se está estancando y, en algunos casos, incluso disminuyendo.
Centrarse en políticas de transición energética orientadas a soluciones
Se dispone de una amplia variedad de intervenciones políticas y mecanismos intergubernamentales para ayudar a los formuladores de políticas a abordar los problemas de la dependencia excesiva de los combustibles fósiles y la falta de acceso a la energía moderna.
En primer lugar, la energía renovable ofrece frutos al alcance de la mano. Dado que el petróleo importado representa alrededor de 72 % del suministro de electricidad y casi 100 % de la energía del transporte; las fuentes renovables pueden, en muchas situaciones, proporcionar energía limpia a un costo menor.
El desarrollo de infraestructura para apoyar el cambio a vehículos eléctricos ofrece una oportunidad para canalizar la energía renovable hacia el sector del transporte.
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En segundo lugar, el caso comercial de la eficiencia energética es sólido y trae consigo el potencial (1) de reducir la demanda de energía en múltiples sectores. Sin embargo, una gran proporción de estas oportunidades siguen sin aprovecharse.
Finalmente, los formuladores de políticas deben colaborar a través de las iniciativas regionales del Pacífico existentes para apoyar la ampliación del potencial y la capacidad local a través de la capacitación coordinada y la transferencia de conocimientos en el área de la transición energética.
Los lectores encontrarán más detalles y recomendaciones de política en el informe que ahora está disponible en el sitio web de Cespap.
Al colocar a las personas en el centro de la formulación de políticas, la Comisión ESCAP sigue siendo el ancla más ágil y vibrante para acelerar la transición energética y promover la solidaridad regional.
(1) Si bien plantea algunas preguntas complejas, los investigadores han analizado la relación entre la eficiencia energética y la respuesta de la demanda en diversas situaciones y han determinado que es posible un alto grado de complementariedad.
David Ferrari es consultor, Sudip Ranjan Basu es director adjunto y responsable principal de Asuntos Económicos y Kimberly Roseberry es funcionario de Asuntos Económicos, todos de en la Comisión Económica y Social de Asia y el Pacífico.
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