GINEBRA – Gobiernos y otros donantes comprometieron este viernes 17 la suma de 826 millones de dólares para el Fondo Mundial de Educación de Emergencias de las Naciones Unidas, con destino a su iniciativa La Educación No Puede Esperar, que busca apoyar a 222 millones de niños y niñas que viven en contextos de crisis.
“Está más allá de las expectativas. Este día es histórico, debido a los esfuerzos globales para permitir que los niños afectados por conflictos, el cambio climático y otras crisis accedan a oportunidades de aprendizaje de calidad”, dijo Yasmine Sherif, directora general de la iniciativa conocida como ECW, su sigla en inglés.
Suiza, como anfitriona, convocó la conferencia de alto nivel de dos días para el financiamiento de la ECW junto con los gobiernos de Alemania, Colombia, Níger, Noruega y Sudán del Sur.
Los países que comprometieron mayores recursos, entre un total de 17 donantes, fueron Alemania, con 214 millones de dólares, Reino Unido, con 96 millones, y Canadá, con 65 millones de dólares.
El banco suizo Zürcher Kantonalbank se comprometió a administrar una instalación que puede movilizar financiamiento continuo y predecible para ECW.
Por primeras vez se comprometieron con aportes la privada Coalición Global de Empresas por la Educación, y los gobiernos de España, Italia y Qatar.
ECW ha solicitado 1500 millones de dólares para tratar de llegar con sus programas al menos a 20 millones de niños, niñas y jóvenes en los próximos cuatro años, bajo las normas del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Gracias a generosas contribuciones, podremos brindar educación de calidad a 10 millones de niños afectados por las crisis. Invertimos en la humanidad. Estamos comprometidos con la equidad y la igualdad de oportunidades para los marginados del planeta”, dijo Sherif.
António Guterres, secretario general de la ONU, en un mensaje que envió a la conferencia de donantes en esta ciudad suiza, destacó que de los 222 millones de niños y jóvenes en los actuales contextos de crisis “más de 70 millones no tienen ningún tipo de educación”.
En 2016 la ONU había estimado en 76 millones los niños y niñas cuya educación se afectaba por las situaciones de conflictos y otras crisis humanitarias, por lo que los nuevos cálculos representan un incremento de 196 %.
El ex primer ministro británico (2007-2010) Gordon Brown, enviado especial de la ONU para la educación global, observó que “nunca antes había visto tantas crisis entrelazadas”, en alusión a la guerra en Ucrania, la pervivencia de otros conflictos armados, el cambio climático y los nubarrones sobre la economía mundial.
“Cada año, los eventos relacionados con el cambio climático interrumpen el aprendizaje de más de 40 millones de niños. Sin embargo, menos de uno por ciento de todo el financiamiento climático se gasta en educación”, dijo a los reunidos en esta ciudad suiza Catherine Russel, directora ejecutiva de Unicef.
Brown dijo que “estamos invirtiendo en paz donde reina el caos, en seguridad económica donde prevalece la incertidumbre y en esperanza para los niños donde es probable que las crisis persistan durante las generaciones venideras”.
“Demasiados niños, especialmente niñas, no tienen acceso a una educación de calidad que les brinde las herramientas para un futuro mejor, una salida del ciclo de la pobreza y la desesperación. No podemos darnos el lujo de perder esta generación”, señaló por su parte la ministra alemana de cooperación, Svenja Schulze.
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