Expertos renuevan denuncias contra mercadeo de leche de fórmula

Una madre amamanta a su bebé en el marco de una jornada de salud en Caracas. La OMS conduce campañas en defensa de esa lactancia y denuncia el mercadeo bajo supuestos falsos que realiza la industria de los sucedáneos de la leche materna. Foto: Eduardo Párraga/Unicef

GINEBRA – Las tácticas de mercadeo de la industria de leche de fórmula para bebés son explotadoras y engañosas, y ante ellas deben adoptarse medidas drásticas, postularon expertos en una serie de trabajos de la revista científica The Lancet, con el aplauso de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

 

“Esta nueva investigación destaca el enorme poder económico y político de las grandes empresas de leche de fórmula, así como los graves fracasos de las políticas públicas que impiden que millones de mujeres amamanten a sus hijos”, dijo el científico de la OMS Nigel Rollins, autor de uno de los trabajos.

El primer artículo de la serie en The Lancet documenta cómo las afirmaciones engañosas de publicidad y mercadeo explotan directamente las ansiedades de los padres en torno a los comportamientos normales de los bebés.

Con ellas se sugiere que los productos lácteos comerciales alivian la irritabilidad o el llanto, por ejemplo, que ayudan con los cólicos o prolongan el sueño nocturno.

Los autores enfatizan que, cuando las madres cuentan con el apoyo adecuado, estas preocupaciones de los padres pueden manejarse con éxito mediante la lactancia materna exclusiva.

“La industria de la leche de fórmula utiliza ciencia deficiente para sugerir, con poca evidencia de respaldo, que sus productos son soluciones para la salud infantil común y los desafíos del desarrollo”, sostuvo la profesora Linda Richter, de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica.

Esa técnica de mercadeo “viola claramente el Código de 1981, que dice que las etiquetas no deben idealizar el uso de fórmulas para vender más productos”.

En 1981 la asamblea Mundial de la Salud adoptó el Código Internacional de Comercialización de Sucedáneos de la Leche Materna –abarcó también a los biberones y las tetinas-, en el cual se estableció que esos productos deben estar disponibles para cuando se necesiten, pero no promoverse.

La serie de The Lancet, revista médica británica que se publica desde 1823, explica cómo el mercadeo de la leche de fórmula explota la falta de apoyo a la lactancia materna por parte de los gobiernos y la sociedad, mientras hace un mal uso de la política de género para vender sus productos.

Eso incluye enmarcar la defensa de la lactancia materna como un juicio moralista, al tiempo que presenta la fórmula láctea como una solución conveniente y empoderadora para las madres que trabajan.

La serie también llama la atención sobre el poder de la industria de fórmulas lácteas para influir en las decisiones políticas nacionales e interferir con los procesos regulatorios internacionales.

En particular, las industrias láctea y de fórmula láctea han establecido una red de asociaciones comerciales que no rinden cuentas, y grupos de fachada que cabildean contra las medidas políticas para proteger la lactancia materna o controlar la calidad de la fórmula infantil.

Según esos estudios, la comercialización intensiva de las fórmulas para lactantes continúa en gran medida sin cesar, y las ventas de estos productos se acercan ahora a los 55 000 millones de dólares al año.

Solo uno de cada dos recién nacidos se amamanta dentro de la primera hora de vida, mientras que menos de la mitad de los bebés menores de seis meses reciben lactancia materna exclusiva, tal como recomienda la OMS.

La lactancia materna proporciona “beneficios inmensos e insustituibles a los bebés y niños pequeños. Los ayuda a sobrevivir y desarrollar todo su potencial, proporciona grandes beneficios nutricionales, reduce los riesgos de infección y disminuye las tasas de obesidad y enfermedades crónicas en la edad adulta”, sostiene la OMS.

Entre los mayores fabricantes de sucedáneos de la leche materna están la firma suiza Nestlé, la estadounidense Abbott, la británica Reckitt Benckiser, la francesa Danone, la china Feihe y la cooperativa láctea holandesa Royal FrieslandCampina.

A-E/HM

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