GINEBRA – A medida que aumenta de manera alarmante el número de muertos en el mar de Andamán y la bahía de Bengala, la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) pidió este miércoles 17 una respuesta regional integral para hacer frente al aumento de cruces marítimos fatales en el sudeste asiático.
Según la agencia de la ONU, al menos 348 personas, migrantes o refugiadas, murieron o desaparecieron en 2022 en esas aguas que miran al océano Índico, lo que lo convierte en uno de los años más mortíferos desde 2014.
Pero estos peligrosos viajes no se debilitan, y según los datos de Acnur más de 3.500 rohinyá desesperados intentaron cruces marítimos mortales en 39 barcos en el mar de Andamán y la bahía de Bengala el año pasado.
Los rohinyá son una etnia, con la mayoría de su población de confesión musulmana, que ha habitado el norte de Myanmar –también conocida por su antiguo nombre de Birmania- y en años recientes ha sido objeto de persecución y desplazamiento forzoso, principalmente a la vecina Bangladesh.
Los cruces marítimos de los rohinyá que huyen de su dramática situación comprendieron unas 700 personas en 2021 y aumentaron 360 % en 2022, según dijo en la sede de Acnur en esta ciudad suiza la portavoz Shabia Mantoo.
La mayoría de los barcos partieron de Myanmar y Bangladesh, lo que subraya la creciente sensación de desesperación entre los rohingya en esos dos países.
Quienes han desembarcado dicen que emprendieron estos peligrosos viajes por mar para encontrar protección, seguridad, reunificación familiar y medios de subsistencia en otros países, de acuerdo con la información de Mantoo.
Se incluyen víctimas de trata, niños no acompañados y separados, y sobrevivientes de violencia sexual y de género.
La advertencia de Acnur sobre la situación se produce en medio de la actual represión militar en Myanmar por parte de los generales que tomaron el poder hace dos años, y de la ausencia continuada de una respuesta regional integral entre las naciones costeras del sur de Asia para proteger la vida de los refugiados en el mar.
Más de 3000 personas que emprendieron la travesía en el mar desembarcaron en 2022, en puntos de Myanmar, Bangladesh y las vecinas Indonesia, Malasia y Sri Lanka. Casi 45 % de los que desembarcaron eran mujeres y niños.
En los últimos dos meses de 2022, cuatro barcos que transportaban a más de 450 rohinyá llegaron a Aceh, Indonesia, y otro barco con más de 100 personas de esa etnia arribó a Sri Lanka.
La agencia de la ONU teme que un barco se haya hundido a principios de diciembre con unas 180 personas a bordo. “Varios barcos que partieron en ese mes todavía estaban en el mar al final del año”, puntualizó Mantoo.
Según la información disponible en Ginebra, los llamamientos de Acnur a las autoridades marítimas de la región para rescatar y desembarcar a las personas en peligro no han sido escuchados, con muchos barcos a la deriva durante semanas.
Acnur expuso esas preocupaciones semanas antes de realizarse en febrero la octava reunión ministerial del Proceso de Bali, iniciado en 2002 por los países de la región para tratar cuestiones fronterizas y de migración.
La tesis de Acnur es que la actual crisis en la bahía de Bengala y el mar de Andamán es una crisis de solidaridad, por lo que reitera su llamado a la búsqueda y el rescate rápidos y al desembarco oportuno en un lugar seguro, así como el apoyo a los países donde se desembarca a los refugiados rohinyá.
“Hacemos un llamado a los países para que redoblen sus esfuerzos para prevenir el tráfico y la trata de seres humanos. Es necesario distribuir la responsabilidad humanitaria más equitativamente entre los países de la región para que las respuestas de protección sean predecibles, equitativas y sostenibles”, concluyó Mantoo.
En ausencia de una respuesta regional integral “más personas morirán en alta mar, con muchos Estados vigilando las costas”, concluyó Mantoo.
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