La FAO llama a convertir las ciudades en oasis verdes

La ciudad de Amman, capital de Jordania, ha sido objeto de siembra de árboles en sus calles a pesar de la condición muy seca del área donde se levanta. La FAO sostiene que es posible convertir a grandes ciudades de zonas secas en oasis verdes, con políticas de siembra y cuidado de árboles. Foto: Thomas Stellmach//FAO

ROMA – Las ciudades en rápida expansión en áreas muy secas del mundo deben convertirse en “oasis urbanos verdes”, lugares más saludables para vivir y más resistentes al cambio climático, planteó un nuevo informe presentado por la FAO este miércoles 21.

Zhimin Wu, director de la División Forestal de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dijo al presentar el reporte que “se ha demostrado que conservar y plantar árboles en estas ciudades tiene un efecto enormemente beneficioso en la vida y la salud de las personas que viven allí”.

Agregó que “es posible hacer esto incluso con las cantidades muy limitadas de agua disponible en estas áreas”.

Alrededor de 35 por ciento de las ciudades más grandes del mundo están construidas en tierras secas, lo que incluye megalópolis como El Cairo, Ciudad de México y Nueva Delhi.

En total, albergan a más de dos mil millones de personas, 90 % de ellas en países en desarrollo.

Según el informe “Urban forestry and urban greening in drylands (Silvicultura urbana y ecologización urbana en tierras áridas)” estas ciudades áridas en expansión y superpobladas enfrentan un alto riesgo de crisis social, ambiental y económica a medida que crecen.

Se están volviendo más cálidas y contaminadas, y enfrentan una presión cada vez mayor sobre sus escasos recursos naturales y su débil infraestructura, lo que las convierte en lugares muy vulnerables a los impactos externos de los fenómenos meteorológicos extremos que trae consigo el cambio climático.

Actualmente, más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y se espera que  95 % del crecimiento urbano entre ahora y 2050 tenga lugar en el Sur global.

El estudio muestra cómo las posibles crisis que enfrentan las ciudades de tierras secas a medida que crecen pueden convertirse en una oportunidad para mejorar la sostenibilidad, la salud y el bienestar de sus comunidades y reducir el impacto de la urbanización en la biodiversidad y el medio ambiente.

“Las estrategias de silvicultura urbana y ecologización aún no se han incorporado por completo al desarrollo urbano en muchas ciudades de tierras secas”, destacó Simone Borelli, oficial forestal de la FAO.

Citando estudios de casos de ciudades de tierras secas de todo el mundo, el informe muestra cómo la vegetación urbana puede compensar el impacto de las crecientes poblaciones urbanas al enfriar la temperatura ambiente y los edificios adyacentes, limpiar el aire, secuestrar carbono y contribuir a la calidad del suelo y el agua.

Para las comunidades, los espacios verdes urbanos también pueden proporcionar cohesión social y mayor bienestar, promover valores culturales y apoyar los medios de vida y las economías locales.

Por ejemplo, en la ciudad de Mendoza, Argentina, un estudio estimó el almacenamiento de carbono de la especie dominante, morera blanca (Morus alba) y demostró que la cobertura de esos árboles acumula 24 208 toneladas de carbono en áreas urbanas y 43 000 toneladas en el área suburbana.

Las hojas de la planta eliminan allí, anualmente, 1998 toneladas de dióxido de carbono (CO2) en el área urbana y 4118 toneladas en la suburbana.

En el estado de Wisconsin (norte de Estados Unidos) un estudio asoció el aumento de 25 % en el dosel de árboles en el vecindario con disminución en los niveles de depresión, reducción del estrés, mejora de la productividad laboral, aumento de la autoestima y la capacidad de atención, y mayor satisfacción con la vida.

En la ciudad de Tshwane, Sudáfrica, se estimó en 2010 que en los siguientes 30 años, después de plantar 115 200 árboles autóctonos en las calles, se reducirían las emisiones de CO2 en 200 000 toneladas y se secuestrarían 54 630 toneladas, una operación cuyo costo pudo estimarse en 3000 millones de dólares.

Otro ejemplo de beneficio económico es que Ammán y otras ciudades de Jordania un proyecto centrado en mejorar la infraestructura verde para mejorar las condiciones de cohesión social, vida pública, el clima urbano y la biodiversidad dio empleo a 3000 trabajadores en 10 municipios y 14 áreas rurales.

Con respecto al paisaje, el informe recomienda una cuidadosa planificación y mantenimiento de los espacios verdes, y la selección de árboles y otras plantas que se adapten al entorno.

Igualmente esenciales para las campañas de plantación de árboles son las técnicas de diseño y gestión adecuadas a los entornos y paisajes urbanos locales.

En el plano comunitario, se recomienda impulsar la participación y el sentido de propiedad, proporcionar incentivos para alentar la plantación de árboles y desarrollar capacidades a través de la educación ambiental y campañas de concientización.

Finalmente, se destaca la importancia de políticas adelantadas desde los gobiernos para la protección y el desarrollo de la vegetación urbana.

Se cita, entre varios, el caso de Sacramento, la capital del estado de California (oeste de Estados Unidos), donde una ordenanza en 1983 estableció que 50 % de los estacionamientos para autos debían estar a la sombra de árboles dentro de 10 a 15 años, pero luego no hubo la fiscalización suficiente de esa norma.

El informe insiste en que las políticas deben abarcar todos los aspectos de la planificación, diseño y manejo de bosques urbanos y espacios verdes, y en la educación ambiental y desarrollo de capacidades con los programas a gran y pequeña escala, con participación de la comunidad en la siembra y seguimiento.

A-E/HM

 

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