WASHINGTON – Varios informes destacan que solo podemos alcanzar las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) requeridas por los objetivos climáticos del Acuerdo de París si gran parte de la capacidad de generación de energía de carbón existente se retira antes de tiempo.
Con este fin, un concepto que merece mayor consideración es la realización de una subasta para el retiro anticipado de centrales eléctricas de carbón en todo el mundo: una subasta global de retiro de carbón. Este artículo prevé las líneas generales de cómo podría operar esta subasta global.
La Agencia Internacional de Energía (IEA, en inglés) estimó que hay más de 8500 centrales eléctricas de carbón en el mundo, con más de 2100 gigavatios (GW) de capacidad. Aunque estas plantas se concentran en un número limitado de países (principalmente China, seguida de India y Estados Unidos, hay plantas de carbón en funcionamiento en más de 100 países con más de 2000 propietarios.
Estas plantas generan unas 10 gigatoneladas de emisiones de CO2 al año, casi 30 % del total mundial. Este nivel de emisiones de carbón es incompatible con los objetivos de temperatura “muy por debajo de 2ºC” o los objetivos de temperatura más ambiciosos de “1,5ºC” previstos en el Acuerdo de París sobre cambio climático.
En consecuencia, las organizaciones climáticas/de desarrollo, como el Banco Asiático de Desarrollo (BAD), el Banco Mundial, la IEA y RMI, están explorando programas para efectuar el retiro anticipado de estas plantas de carbón.
Pero cerrar estas plantas presenta dos desafíos importantes.
En primer lugar, retirar estas plantas elimina la producción de electricidad de la que muchos países dependen para su desarrollo económico… producción que tendría que ser reemplazada preferiblemente por fuentes bajas en carbono.
En segundo lugar, los propietarios generalmente no están dispuestos a cerrar las plantas generadoras de ingresos y quieren una compensación financiera por los rendimientos que perderían por el retiro anticipado de sus activos. Este artículo aborda esta segunda restricción.
Existen varios mecanismos regulatorios que se pueden utilizar para impulsar el retiro anticipado, como ordenar el cierre de plantas o imponer un impuesto al carbono u otro costo que haga que el funcionamiento de la planta no sea económica.
Una táctica completamente diferente es atraer cierres pagando a los propietarios un precio justo para que lo hagan. Esta es la premisa de, por ejemplo, el innovador Mecanismo de Transición Energética del BAD.
Pero, ¿qué es un precio justo? Quizás, sin embargo, esa no sea la pregunta correcta. Más bien, ¿a qué precio están dispuestos los propietarios a cerrar sus plantas? Dado que hay más de 8500 centrales eléctricas de carbón operando con diferentes características técnicas y de ingresos, y más de 2000 propietarios de plantas en diversas situaciones financieras siguiendo estrategias corporativas distintivas (incluidas numerosas empresas estatales), la respuesta variará.
Una técnica que se ha utilizado en este tipo de contexto de múltiples actores es la “subasta”. Mientras que en el contexto tradicional, un vendedor busca obtener el precio más alto de múltiples posibles compradores a través de una subasta, en este caso, tenemos un comprador que está interesado en pagar el precio más bajo a diferentes propietarios de plantas (es decir, los vendedores) por el retiro de sus plantas de carbón.
Esto se conoce como una «subasta inversa». Esta herramienta se ha utilizado para adquirir nueva producción de energía, incluidas las energías renovables, a precios bajos, y específicamente en el contexto climático para atraer inversiones rentables que reduzcan las emisiones de metano.
El mecanismo de subasta inversa podría utilizarse para solicitar propuestas de los propietarios de centrales eléctricas de carbón en cuanto al precio al que estarían dispuestos a cerrar su central.
Conceptualmente, esto podría hacerse sobre la base de los megavatios (MW) de capacidad instalada de generación de energía. Según la subasta, el propietario de una planta de carbón interesado ofrecería vender, más específicamente, cerrar, sus MW de capacidad de planta por un tiempo fijo a un precio propuesto.
Es importante destacar que el beneficio climático buscado por la subasta no proviene del desmantelamiento de los MW de capacidad en sí, sino de las emisiones de GEI que se evitarían al retirar esa capacidad. En consecuencia, para cualquier oferta de retiro de carbón, será necesario estimar el nivel de emisiones que se evitaría.
Esta determinación se basará en varios factores, incluida la eficiencia de la planta en particular, la vida operativa restante y otras características técnicas, el tipo de carbón utilizado y la cantidad de producción de electricidad que se proyecta perder a través del retiro anticipado dada la demanda esperada de electricidad del sistema de energía de esa planta.
Las ofertas deben incluir información suficiente para evaluar estos elementos y, por extensión, el nivel de emisiones evitadas y el beneficio climático relacionado que se producirá a partir del retiro propuesto. Esto, a su vez, determinará cuánto debería estar dispuesto a pagar el comprador de la subasta por la oferta.
Además, debido a que sería en gran medida contraproducente desde una perspectiva climática pagar para retirar las plantas de carbón existentes para luego ver que el dinero se usa directa (o indirectamente) para desarrollar una nueva generación de combustibles fósiles, la oferta del propietario de la planta debería ir acompañada de un compromiso de no reinvertir en nueva generación de combustibles fósiles.
Como se ha explicado repetidamente, las emisiones de CO2 tienen un impacto global que esencialmente no se ve afectado por la ubicación geográfica de la planta emisora. Dada esta naturaleza global de las emisiones, la subasta se realizaría igualmente a nivel mundial como una subasta global.
Desde India hasta Indonesia, desde Sudáfrica hasta Corea del Sur, desde Polonia hasta Australia, cualquier planta en cualquier lugar sería elegible para participar en la subasta global.
Por este alcance, una organización internacional como las Naciones Unidas o un banco multilateral de desarrollo estarían bien posicionados para proporcionar la plataforma para esta subasta.
Se podría imaginar un sistema en el que el proceso de oferta de la subasta establezca los criterios de elegibilidad de los proyectos, la metodología para estimar las reducciones de emisiones de GEI y otros parámetros clave para la presentación de ofertas.
Significativamente, mientras que el proceso de ofertas se gestionaría de forma integrada, la financiación y la selección de los ganadores no tendrían por qué serlo. Más bien, se podría utilizar un sistema que permita el emparejamiento de los compradores de retiro de carbón interesados con propietarios de plantas individuales.
Por ejemplo, los compradores y su financiación podrían movilizarse planta por planta en función de la información presentada por el propietario de la planta a través del proceso de subasta.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
De hecho, muchos financiadores potenciales tienen áreas de enfoque que podrían atraerlos a retirar activos de carbón solo en ciertos países (por ejemplo, financiadores interesados en un conjunto específico de países en desarrollo). La estructura de subasta propuesta podría adaptarse a estas preferencias.
Además, la subasta global también podría operar en asociación con enfoques específicos de cada país.
Una fuente potencial de financiamiento para los retiros de carbón ofertados en la subasta son las cantidades potencialmente grandes de capital que se movilizarán a través de mecanismos ampliados de créditos de carbono que se están desarrollando.
Aprovechar estos mecanismos podría requerir la creación de criterios de elegibilidad de proyectos definidos, marcos para calcular las reducciones de emisiones de GEI y sistemas de monitoreo y verificación asociados para permitir pagos por reducciones de emisiones en el momento del desmantelamiento en función de un precio por créditos por reducción de emisiones («carbono»).
También es importante recordar la primera limitación mencionada anteriormente, a saber, que los países, y en particular los países en desarrollo, necesitarán más electricidad para impulsar un mayor crecimiento económico y social. En consecuencia, cualquier subasta global para retirar plantas de carbón debe ir acompañada de un programa para financiar la generación de electricidad con nuevas energías renovables.
El cambio climático es un desafío global afectado por las emisiones de GEI desde cualquier lugar.
Necesitamos reducir las emisiones de la generación de energía con carbón y eso requiere algún programa para alentar y atraer a los propietarios a cerrar sus plantas. Una subasta global, realizada por las Naciones Unidas o una organización internacional similar, ayudaría a identificar oportunidades en las que los propietarios de plantas dispuestos y los financiadores interesados puedan hacer un trato.
Philippe Benoit lleva más de 20 años trabajando en temas internacionales de energía, finanzas y desarrollo, incluidos puestos gerenciales en el Banco Mundial y la Agencia Internacional de Energía. Actualmente se desempeña como director de investigación en Global Infrastructure Analytics and Sustainability 2050.
Chandra Shekhar Sinha es asesora del Grupo de Cambio Climático del Banco Mundial y trabaja en el financiamiento del clima y el carbono. Anteriormente trabajó en JPMorgan, TERI-India, PNUD y la Facultad de Gobierno Kennedy de la Universidad de Harvard.
T: MLM / ED: EG