SANTIAGO – La pobreza en la región alcanzará a 201 millones de personas a finales de este año, con 82 millones que sobreviven en pobreza crítica, reveló un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) presentado este jueves 24.
José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Cepal, dijo al presentar el documento en conferencia de prensa que “no se ha logrado revertir los impactos de la pandemia en materia de pobreza y pobreza extrema, y los países enfrentan una crisis silenciosa en educación que afecta el futuro de las nuevas generaciones”.
“La cascada de choques externos, la desaceleración del crecimiento económico, la débil recuperación del empleo y la inflación al alza profundizan y prolongan la crisis social en América Latina y el Caribe”, expuso el responsable de ese organismo de las Naciones Unidas con sede en esta capital.
Aunque hubo una leve disminución de la pobreza en 2021, las nuevas proyecciones indican que las tasas de pobreza y de pobreza extrema se mantienen este año por encima de los niveles anteriores a la pandemia covid-19.
En 2021 la tasa de pobreza de América Latina alcanzó a 32,3 % de la población total de la región (una disminución de 0,5 puntos porcentuales respecto a 2020), mientras que la de pobreza extrema fue de 12,9 % (0,2 puntos menos que en 2020).
A fines de 2022 la pobreza se situará en 32,1 % de la población (201 millones de personas) y la extrema en 13,1% (82 millones), es decir, una leve disminución del nivel de pobreza y un leve aumento de la pobreza crítica respecto a 2021.
Estas cifras implican que 15 millones de personas adicionales estarán en la pobreza con respecto a la situación previa a la pandemia, y que el número de personas en pobreza extrema será 12 millones más alto que el registrado en 2019.
Se trata de un retroceso de un cuarto de siglo para la región, apuntó el informe Panorama Social de América Latina y el Caribe 2022, al combinarse efectos del crecimiento económico, la dinámica del mercado de trabajo y la inflación.
“Estamos ante una cascada de crisis que ha exacerbado las desigualdades y carencias de la región. No es momento para cambios graduales, sino para políticas transformadoras y ambiciosas”: José Manuel Salazar-Xirinachs.
Al igual que en años anteriores, la Cepal señala que la incidencia de la pobreza es mayor en algunos grupos de la población: más de 45 % de la población infantil y adolescente vive en la pobreza, y la tasa de pobreza de las mujeres de 20 a 59 años es más alta que la de los hombres en todos los países.
De igual forma, la pobreza es considerablemente más alta en la población indígena o afrodescendiente.
La desocupación proyectada para 2022 representa un retroceso de 22 años, afectando especialmente a las mujeres, para las que la desocupación sube de 9,5 % en 2019 a 11,6 % en 2022.
El informe de este año dedicó un enfoque particular al tema de la educación, y afirmó que América Latina y el Caribe sufrió el apagón educativo más prolongado a nivel internacional, con un promedio de 70 semanas de cierre de establecimientos de enseñanza frente a 41 semanas en el resto del mundo.
Esa falla exacerbó las desigualdades preexistentes en materia de acceso, inclusión y calidad.
Una de las principales limitaciones para la continuidad educativa fueron las desigualdades en el acceso a conectividad, equipamiento y habilidades digitales. En 2021, en ocho de 12 países de la región, más de 60 % de la población pobre menor de 18 años no tenía conectividad en el hogar.
La Cepal advierte sobre “el riesgo de cicatriz permanente en las trayectorias educativas y laborales de las generaciones más jóvenes”, si no se actúa ahora.
El porcentaje de jóvenes de 18 a 24 años que no estudia ni trabaja de forma remunerada aumentó de 22,3 % en 2019 a 28,7 % en 2020, afectando especialmente a las mujeres jóvenes (36 % de ellas se encontraba en esta situación, comparado con un 22% de los hombres).
Por otra parte, persisten brechas de género importantes en términos de desempeño y áreas de formación. En promedio, las estudiantes mujeres tienen peores desempeños en matemática y ciencias durante la educación básica, disparidades que se profundizan en los cuartiles de ingresos más bajos.
En la mayoría de los países de la región la proporción de mujeres graduadas en carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas no supera 40 %.
La Cepal sostiene que la institucionalidad social es un factor crítico para la efectividad de las políticas sociales.
El gasto social del gobierno central alcanzó 13 % del producto interno bruto en América Latina, nivel inferior a 2020 pero muy superior al registrado en las últimas dos décadas. En el Caribe ese gasto social llegó a 14,1 % del PIB en 2021, marcando un nuevo máximo histórico.
En 2021, el gasto en educación alcanzó 4,1 % del PIB (30,5 % del gasto social total) en América Latina y el Caribe, no muy lejos del 4,9 % en los países industrializados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Pero en cifras absolutas el gasto educativo en la OCDE es seis veces el de América Latina y el Caribe en enseñanza preprimaria, 5,7 veces en primaria, 5,3 veces en secundaria y 6,1 veces en educación terciaria, indicó el reporte.
Salazar-Xirinnachs dijo al cierre de la presentación que “estamos ante una cascada de crisis que ha exacerbado las desigualdades y carencias de la región. No es momento para cambios graduales, sino para políticas transformadoras y ambiciosas”.
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