El cultivo de opio creció en Afganistán con los talibanes

Con la planta de adormidera o amapola real se obtiene opio para fabricar la heroína, una droga ilícita trabajada en cadenas delictivas que van desde el gran país productor de la planta, Afganistán, hasta Estados Unidos y otros consumidores. Foto: Unaclaravision/ONU

VIENA – La cosecha de opio de 2022 en Afganistán, donde la milicia talibán se hizo con el poder en agosto de 2021, es la más rentable en años, con un aumento de casi un tercio y los precios por las nubes, reportó este martes 1 la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Onudd).

Mientras el país está sumido en una cascada de crisis humanitarias y económicas “los agricultores afganos están atrapados en la economía ilícita, mientras que las incautaciones en Afganistán sugieren que el tráfico de opiáceos continúa sin cesar”, dijo la directora ejecutiva de la Onudd, Ghada Waly.

Según la Onudd, también conocida como UNODC,  su sigla en inglés, en 2022 el cultivo de opio en Afganistán aumentó en 32 % con respecto al año anterior, a 233 000 hectáreas, lo que la convierte en la tercera área más grande bajo cultivo desde que comenzó el monitoreo.

El cultivo siguió concentrándose en el suroeste del país, con 73 % de la superficie total, y esa área registró los mayores aumentos de cosecha.

En la sureña provincia de Hilmand, de 58 500 kilómetros cuadrados, cruzada por el río del mismo nombre y con 1,5 millones de habitantes, una quinta parte de la tierra cultivable se dedicó a la adormidera, desplazando a la de alimentos como el trigo.

Las autoridades de la milicia islamista talibán prohibieron el cultivo de adormidera y todos los narcóticos bajo estrictas leyes nuevas, en abril de 2022.

La cosecha de este año estuvo exenta en gran medida de la prohibición y los agricultores ahora deberán decidir si desafían las normas y hacen nuevas siembras, que deberían iniciarse este noviembre con miras a una cosecha en 2023.

El opio que produce la adormidera o amapola real (Papaver somniferum) es el ingrediente esencial para la fabricación de la heroína, una droga callejera, y la clase de opioides recetados por médicos en los que millones de personas confían como analgésicos en todo el mundo.

La Onudd subraya que se ha abusado cada vez más de los opioides, lo que ha causado problemas de adicción generalizados en países como Estados Unidos.

Los precios del opio se dispararon tras el anuncio de la prohibición del cultivo en abril, y los ingresos obtenidos por los agricultores a partir de las ventas de opio se triplicaron con creces, de 425 millones de dólares en 2021 a 1.400 millones en 2022, equivalentes a 29 % del sector agrícola en ese país de 38 millones de habitantes.

Sin embargo, el aumento de los ingresos no se tradujo necesariamente en poder adquisitivo, ya que la inflación se disparó durante el mismo período, y por ejemplo el precio de los alimentos aumentó 35 % en promedio.

“La comunidad internacional debe trabajar para abordar las necesidades agudas del pueblo afgano e intensificar las respuestas para detener a los grupos criminales que trafican heroína y dañan a las personas en países de todo el mundo”, dijo Waly.

El opio de Afganistán cubre aproximadamente 80 % de la demanda mundial de ese insumo para la fabricación de opiáceos, y las capturas en y desde ese país indican que la demanda y el tráfico ilícito no se han detenido, según la Onudd.

Tras las condiciones de sequía a principios de 2022, la producción de opio disminuyó de un promedio de 38,5 a 26,7 kilos por hectárea, produciendo 6200 toneladas que se pueden convertir entre 350 y 370 toneladas de heroína con calidad de exportación, entre 50 y 70 % de pureza, según la agencia de la ONU.

A-E/HM

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