WASHINGTON – El mundo perdió 69 por ciento de las poblaciones de vertebrados silvestres (mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces) monitoreadas desde 1970 por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF en inglés), y América Latina ha sido la región más devastada, de acuerdo con su informe Planeta Vivo 2022.
La disminución de esas poblaciones –seleccionadas como muestra en el universo de especies- en América Latina y el Caribe alcanzó hasta 94 %, mientras que en África fue de 66 %, en Asia y el Pacífico de 55 %, en América del Norte de 20 %, y en Europa y Asia central de 18 %.
En Europa y América del Norte, recuerda el informe, las presiones afectaron a las especies y los hábitats durante muchas décadas antes de 1970, por lo que si bien sus disminuciones aparentemente no son tan pronunciadas, “no significa que la biodiversidad esté más intacta en esas regiones”.
El Índice Planeta Vivo para 2022, proporcionado por la Sociedad Zoológica de Londres, abarcó 31 821 poblaciones de 5230 especies, y encontró que la mayor desproporción en pérdida poblacional correspondió a las especies de agua dulce, que han disminuido 83 % en promedio.
El cambio porcentual en el Índice refleja el cambio proporcional promedio en el tamaño de la población animal rastreada durante 48 años, no el número de animales individuales perdidos ni el número de poblaciones perdidas.
Rebecca Shaw, científica jefe del conservacionista WWF, dijo que “estas caídas en las poblaciones de vida silvestre pueden tener consecuencias nefastas para nuestra salud y nuestras economías”, pues indican que “los cambios dramáticos están afectando sus hábitats, y los alimentos y el agua de los que dependen”.
“Deberíamos preocuparnos profundamente por el desmoronamiento de los sistemas naturales, porque estos mismos recursos sustentan la vida humana”, advirtió Shaw.
“El mundo se está dando cuenta de que nuestro futuro depende tanto de revertir la pérdida de la naturaleza como de abordar el cambio climático. Y no se puede resolver uno sin resolver el otro”: Carter Roberts.
Entre las especies reflejadas en el Índice figura el delfín rosado del río Amazonas (Inia geoffrensis), cuya población se desplomó 65 % entre 1994 y 2016 en la Reserva de Desarrollo Sostenible de Mamirauá en el estado de Amazonas (Brasil).
También el gorila de las tierras bajas orientales (Gorilla beringei graueri), cuyo número disminuyó 80 % en el Parque Nacional Kahuzi-Biega de la República Democrática del Congo entre 1994 y 2019, y las crías de leones marinos de Australia (Neophoca cinérea), que se redujeron en dos tercios entre 1977 y 2019.
El informe identifica varios impulsores clave de la disminución de la biodiversidad, incluidos la pérdida de hábitat, la sobreexplotación de especies, las especies invasoras, la contaminación, el cambio climático y las enfermedades.
También hace un llamado a los formuladores de políticas para que transformen las economías de modo que los recursos naturales se valoren adecuadamente.
Sostiene que como la pérdida de biodiversidad y el cambio climático comparten muchas de las mismas causas subyacentes, esas “crisis gemelas” se pueden mitigar con acciones que inviertan en conservación, transformen la producción y el consumo de alimentos, y reduzcan rápidamente las emisiones de gases de efecto invernadero.
“El mundo se está dando cuenta de que nuestro futuro depende tanto de revertir la pérdida de la naturaleza como de abordar el cambio climático. Y no se puede resolver uno sin resolver el otro”, dijo Carter Roberts, presidente y director ejecutivo de WWF en Estados Unidos.
El informe de WWF sostiene que es imperativo, para lograr un futuro positivo para la naturaleza, reconocer y respetar los derechos, la gobernanza y el liderazgo en conservación de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
Para enfatizarlo, su edición de este año incluyó el testimonio de Flor Delicia Ramos Barba, habitante de la comunidad indígena de Santo Corazón en Santa Cruz, oriente de Bolivia, quien expresó que “el rugido del jaguar se escuchaba cerca de la comunidad hace tres años, pero ya no”.
“Los animales de la comunidad ya no están. También sentimos esta carencia en los ríos. La gente solía ir a pescar para mantener a sus familias, pero ahora no hay pescado. Las especies de árboles también han ido desapareciendo”, dijo Ramos.
El Fondo recordó que líderes mundiales se reunirán del 7 al 19 de diciembre en Montreal, Canadá, en la 15 Conferencia de las Partes (COP15) del Convenio sobre la Diversidad Biológica, y allí tendrán “una oportunidad única en la década de corregir el rumbo, por el bien de las personas y el planeta”.
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