El comercio mundial pierde impulso por la guerra en Ucrania

Un barco cruza el Canal de Panamá, una de las rutas comerciales más transitadas del mundo. El comercio mundial ha crecido, pero con menos impulso al acercarse el final de 2022 por impactos como la guerra en Ucrania, y la OMC prevé que crecerá débilmente en 2023. Foto: Jing Zhang/ONU

GINEBRA – El crecimiento del comercio mundial pierde impulso en el segundo semestre de este año y seguirá escaso en 2023, ya que múltiples perturbaciones pesan sobre la economía mundial, como las repercusiones de la guerra en Ucrania, según las últimas previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

La directora general de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, dijo que “los responsables de la formulación de políticas se enfrentan a decisiones muy poco envidiables, al tratar de encontrar un equilibrio óptimo entre combatir la inflación, mantener el pleno empleo y promover objetivos como la transición hacia las energías limpias”.

La OMC, con sede en esta ciudad suiza de Ginebra, estima que el comercio mundial de mercancías crecerá 3,5 % en 2022, algo más que el tres por ciento previsto en abril, pero el volumen se ralentizará hasta apenas uno por ciento el próximo año, lo que supone un fuerte descenso respecto al estimado previo de 3,4 %.

En 2021 las exportaciones mundiales llegaron a 22,3 billones (millones de millones) de dólares, de los que más de ocho billones correspondieron a Asia (China es el líder mundial con 3,4 billones), y otros ocho billones a Europa, con Alemania como locomotora al exportar por 1,6 billones de dólares.

América del Norte exportó por 2,8 billones de dólares, Oriente Medio por 1,2 billones, América Central y del Sur por unos 600 000 millones, y África cerca de 500 000 millones de dólares.

Medio Oriente será la región con mayor crecimiento de las exportaciones este año, 14,6 %, seguida de África, América del Norte, Asia, Europa y América del Sur, y también tuvo el mayor crecimiento de volumen en importaciones, con 11,1 %.

En 2021 las importaciones en el mundo totalizaron 22,5 billones de dólares, con ocho billones tanto para Europa como para Asia, cuatro billones para América del Norte, cerca de 800 000 millones en Medio Oriente, más de 650 000 millones en América Central y del Sur, y poco más de 500 000 millones en África.

Se prevé que la demanda de importaciones se debilite al ralentizarse el crecimiento en las principales economías por diferentes motivos, y la OMC calcula que el producto bruto mundial crecerá 2,8 % en 2022 y 2,3 % en 2023, un punto porcentual por debajo de lo que se había estimado en abril.

En Europa, los elevados precios de la energía resultantes de la invasión rusa a Ucrania reducirán el gasto de los hogares y aumentarán los costos de fabricación.

En Estados Unidos, el endurecimiento de la política monetaria afectará al gasto en áreas en las que cuentan los tipos de interés, como la vivienda, los vehículos de motor y las inversiones fijas.

China sigue luchando con los brotes de covid-19 y las interrupciones de la producción, junto con la debilidad de la demanda externa.

Mientras tanto, los países en vías de desarrollo podrían enfrentarse a la inseguridad alimentaria y a las dificultades de endeudamiento a medida que aumenten las facturas de importación de combustibles, alimentos y fertilizantes, otro impacto de la guerra en Ucrania.

Datos de agosto registraban que los precios de la energía se dispararon 78 % interanual, los de los alimentos aumentaron 11 %, los de los cereales 15 % y los de los fertilizantes 60 %, hechos todos asociados al conflicto en el este de Europa.

Además, muchas divisas han caído frente al dólar en los últimos meses, otro factor que encarece los alimentos y el combustible.

Pero aún con ese panorama, “el comercio es un instrumento vital para reforzar el suministro mundial de bienes y servicios, y para limitar el costo de reducir a cero las emisiones netas de carbono”, destacó Okonjo-Iweala.

Economista y exministra de Finanzas de Nigeria, Okonjo Iweala advirtió que no se deben imponer restricciones comerciales que, en última instancia, se traducirían en un crecimiento más lento y en un descenso del nivel de vida.

“Aunque las restricciones comerciales pueden ser una respuesta tentadora a las vulnerabilidades de la oferta que han quedado expuestas por las perturbaciones de los dos últimos años, una reducción de las cadenas de suministro mundiales no haría más que agravar las presiones inflacionarias”, expuso la responsable de la OMC.

Agregó que “lo que necesitamos es una base más profunda, más diversificada y menos concentrada para producir bienes y servicios”.

“Además de impulsar el crecimiento económico, esto contribuiría a la resistencia de la oferta y a la estabilidad de los precios a largo plazo, al mitigar la exposición a los fenómenos meteorológicos extremos y a otras perturbaciones”, insistió.

A-E/HM

 

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