KIGALI – El Foro para una Revolución Verde en África (AGRF, en inglés) finalizó su cumbre de este año en la capital de Ruanda, con políticos, activistas, investigadores, líderes empresariales y expertos en agricultura divididos sobre el ritmo adecuado para construir sistemas agroalimentarios sostenibles y resistentes en el continente.
Algunos reafirmaron en el encuentro, celebrado entre el 5 y el 9 de septiembre, que la movilización de las inversiones privadas y públicas, las innovaciones y las soluciones basadas en los países siguen siendo cruciales para avanzar en la transformación de los sistemas alimentarios de África.
Mientras, otros observaron que la revolución agrícola en el continente tiene que empezar de abajo a arriba, de dentro a fuera, empezando por los pequeños agricultores.
«La Revolución Verde es un enfoque importado, de arriba abajo, que depende de fertilizantes y otros insumos importados», dijo Timothy Wise, investigador principal del Instituto de Desarrollo Global y Medio Ambiente de la Universidad estadounidense de Tufts.
Wise añadió en entrevista con IPS que el sesgo de las políticas públicas hacia el sector privado va en contra de los pequeños agricultores, a pesar de que ellos también forman parte técnicamente del sector privado.
«Los mercados (en África) pueden beneficiar a los agricultores, y éstos necesitan mercados justos, pero no pueden estar dominados por las grandes empresas y los intermediarios», afirmó.
Las últimas estimaciones del Banco Africano de Desarrollo (BAfD) muestran que para que la revolución verde se produzca en África, es urgente aumentar la productividad y ascender en la cadena de valor hacia los alimentos procesados. África no puede alimentarse obteniendo sólo una cuarta parte de sus rendimientos potenciales y sin procesar lo que cultiva, sostien el banco.
El principal objetivo de la revolución verde para África es transformar la agricultura continental de un modelo de subsistencia a empresas sólidas que mejoren los medios de vida de millones de pequeños agricultores africanos.
El ambicioso plan, según los funcionarios gubernamentales, pretende especialmente avanzar en los compromisos adquiridos en la Cumbre de Jefes de Estado de la Unión Africana (UA), celebrada en mayo en Malabo, en Guinea Ecuatorial, y trabajar intensamente para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Para conseguirlo, en la cumbre de Malabo se estableció centrarse en la mejora de los ingresos y la productividad de los agricultores con acciones concretas que puedan construir sistemas alimentarios sostenibles y resistentes para alimentar a los casi 256 millones que, según datos oficiales, sufren una grave inseguridad alimentaria en el continente africano.
Además, la declaración de Malabo, subraya la preocupación por la creciente dependencia de África de los mercados extranjeros para la seguridad alimentaria, posiblemente debido a los cambios en los patrones de consumo, algunos expertos creen que los gobiernos africanos deben promover mercados territoriales que ofrezcan igualdad de condiciones a los pequeños productores y empresarios agroecológicos.
También el Programa Integral de Desarrollo Agrícola de África (CAADP, en inglés), uno de los marcos continentales de la Agenda 2063 de la Unión Africana, subraya la necesidad de ayudar a los países a eliminar el hambre y reducir la pobreza aumentando el crecimiento económico a través de un desarrollo impulsado por la agricultura.
De hecho, activistas y expertos coinciden en que sigue habiendo un gran comercio intraafricano de productos agrícolas sin explotar.
Según la Alianza para la Soberanía Alimentaria en África (AFSA, en inglés), una organización que reúne a pequeños agricultores de toda África que abogan por la soberanía alimentaria, las cuestiones relacionadas con las semillas y el comercio están muy politizadas y son complicadas en el continente, con mucho bagaje que desempacar.
África está a punto de perder sus diversas variedades de cultivos debido a las leyes restrictivas y draconianas que prohíben el centenario intercambio libre de semillas entre los agricultores, según la organización.
La importación de semillas en nombre de las variedades de alto rendimiento e inteligentes para el clima se está convirtiendo en una política común para la mayoría de los países; los activistas señalan que su rendimiento depende en gran medida del uso de fertilizantes químicos, pesticidas y herbicidas.
En una entrevista con IPS, varios activistas de AFSA dijeron que la adopción de estas soluciones en la mayoría de los países africanos ha demostrado ser ineficaz porque acaban creando dependencia entre los agricultores, obligándoles a perder sus propias variedades agrícolas y a plantar sólo monocultivos, todo lo cual contribuye a la inseguridad alimentaria.
La oposición más pronunciada vino de Leonida Odongo, una activista de la organización Haki Nawiri Africa, de Kenia, que observó que “miles de hectáreas de tierra en África son propiedad o están arrendadas a plantaciones que cultivan lo que no se come en el continente”.
El principal problema, según Odongo, es que la mayoría de las empresas occidentales que producen semillas y productos agroquímicos vienen a convencer a los agricultores africanos para que compren semillas y productos químicos y, en algunos casos, los obtienen como préstamos en forma de estos insumos agrícolas importados.
“Si la Revolución Verde funciona en África, ¿por qué se disparan los índices de hambre, y si las tecnologías climáticamente inteligentes funcionan, por qué África sigue asolada por las sequías?”, se preguntó.
Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo.
Tanto Odongo como Wise están convencidos de que el tipo de intensificación que necesitan los pequeños agricultores africanos es ecológico y no se basa en la adopción y dependencia de costosos insumos.
Y es que subvencionar la compra de insumos importados caros y que proceden de combustibles fósiles, como ocurre actualmente en la mayoría de los países africanos, está abocado al fracaso.
Al reaccionar a los esfuerzos actuales para lograr la seguridad alimentaria en África, Hailemariam Desalegn, exprimer ministro de Etiopía y presidente de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, en inglés), señaló que, aunque algunos países africanos han mostrado su compromiso de apoyar la transformación de los sistemas alimentarios, sería necesaria una acción colectiva para acelerar el progreso y el cambio real.
“Los gobiernos africanos deben liderar estos esfuerzos priorizando e integrando políticas… que exijan dietas sanas y nutritivas, ingresos decentes para los agricultores y que aborden la fragilidad climática, dijo Desalegn a los delegados durante el foro en Kigali.
El presidente de Ruanda, Paul Kagame, subrayó en la misma línea de pensamiento que “al transformar los sistemas alimentarios (en África), podemos alimentarnos a nosotros mismos, e incluso alimentar a otros”.
Con la actual liberalización del comercio a través del Acuerdo Continental de Libre Comercio de África (AfCTA, en inglés), algunos miembros de la comunidad empresarial observaron que todavía hay problemas para vincular las zonas con déficit de alimentos con las zonas con superávit de alimentos en todo el continente.
Las últimas estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indican que África es una región importadora neta de productos básicos como cereales, carne, productos lácteos, grasas, aceites y azúcar, que gasta anualmente unos 80 000 millones de dólares en productos agrícolas y alimentarios del exterior.
Gilbert Musonda, un gerente de agronegocios de Zambia que procesa aceite de girasol, dijo a IPS que, según su experiencia, los pequeños agricultores son los primeros en ser parte de la solución, pero también los gobiernos deben apoyar al sector privado y garantizar el establecimiento de mercados regionales dinámicos.
Los jefes de Estado y de Gobierno africanos se comprometieron en 2014, también en una cumbre de la Unión Africana, a triplicar el comercio intraafricano de productos y servicios agrícolas para el año 2025.
Datos recientes del Banco Mundial sugieren que la exportación de productos agroprocesados y otros bienes de valor añadido fabricados en África es mayor en los mercados regionales que en los mercados exteriores fuera del continente.
“Sigue siendo urgente invertir en la agroindustria para que los sistemas alimentarios de África sean sostenibles”, dijo Musonda a IPS.
Con una nueva estrategia quinquenal adoptada en el foro recién concluido de Kigali para construir el sistema alimentario de África, los activistas dicen que se presta poca atención a las necesidades de los agricultores.
“La evidencia en el terreno de los agricultores en África muestra que las promesas de distribución de altos rendimientos no están funcionando”, remarcó la activista keniana Odongo.
T: MF / ED: EG