GINEBRA – Expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas reclamaron al gobierno de Irán que detenga la represión contra las manifestaciones en ese país, desatadas tras la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini, detenida por supuestamente incumplir normas sobre cómo cubrir su cabeza con un velo.
Los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes que protestan la muerte de Amini continuaban este jueves 22 en una docena de ciudades y han dejado al menos 12 muertos, según recuentos de medios de prensa occidentales.
En un intento por evitar que se propaguen las protestas, el operador de telecomunicaciones más grande de Irán cerró en gran medida el acceso a internet móvil, informó el grupo de monitoreo de esa red Netblocks.
El grupo de expertos independientes que actúa bajo el paraguas del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con sede en esta ciudad suiza, instó a las autoridades iraníes a “evitar más violencia innecesaria y a detener de inmediato el uso de fuerza letal en la vigilancia de reuniones pacíficas”.
Algunas manifestaciones han registrado giros violentos y en el noroeste iranio, donde vive la minoría kurda a la cual pertenecía Amini, al menos dos gendarmes murieron por ataques de manifestantes enfurecidos.
Amini fue arrestada por la policía de moralidad de Irán el 13 de septiembre por ser percibida como que usaba un “hiyab (velo) inapropiado”. Los informes indican que miembros de la policía moral la golpearon brutalmente durante su arresto y traslado a un centro de detención.
La joven entró en coma en el centro de detención y murió en el hospital el día 16. Las autoridades dijeron que murió de un ataque al corazón, pero los expertos recogieron informes según los cuales fue sometida a malos tratos y torturas.
“Estamos conmocionados y profundamente entristecidos por la muerte de la señora Amini. Ella es otra víctima de la represión sostenida y la discriminación sistemática de Irán contra las mujeres”, dijeron los expertos en una declaración.
Agregaron que “la imposición de códigos de vestimenta discriminatorios priva a las mujeres de la autonomía corporal y las libertades de opinión, expresión y creencias”.
Llamaron a las autoridades iraníes “para que lleven a cabo una investigación independiente, imparcial y rápida sobre la muerte de la señora Amini, hagan públicos los resultados y responsabilicen a todos los perpetradores”.
También dijeron que “las interrupciones en internet suelen ser parte de un esfuerzo mayor para sofocar la libertad de expresión y asociación de la población iraní y para reducir las protestas en curso. No pueden justificarse bajo ninguna circunstancia”.
Los expertos que suscriben la declaración son Javaid Rehman, relator especial sobre la situación de los derechos humanos en la República Islámica de Irán, Reem Alsalem, relatora sobre la violencia contra la mujer, y Clément Nyaletsossi Voule, relator sobre los derechos a la libertad de reunión pacífica y de asociación.
Asimismo, Irene Khan, relatora sobre el derecho a la libertad de opinión y expresión, María Lawlor, relatora sobre la situación de los defensores de los derechos humanos, y el Grupo de Trabajo sobre la discriminación contra mujeres y niñas, presidido por Melissa Upreti.
Por su parte, la organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) planteó que los líderes mundiales apoyen las peticiones en la Asamblea General de la ONU para establecer “un mecanismo de investigación y rendición de cuentas internacional independiente que se ocupe de la crisis de impunidad existente en Irán”.
“El torrente global de indignación y empatía por la muerte de Mahsa Amini debe ir seguida de medidas concretas de la comunidad internacional para afrontar la crisis de impunidad sistémica” en Irán, dijo Diana Eltahawy, directora adjunta para Oriente Medio y Norte de África de AI.
Esa impunidad, según AI, “ha permitido que la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y otros homicidios ilegítimos generalizados de las autoridades iraníes continúen tanto detrás de los muros de las prisiones como durante las protestas”.
En Teherán y otras ciudades iranias, las demostraciones callejeras se han tornado en un desafío abierto al Estado, con mujeres quemando sus velos, o cortándose el cabello, y miles de ciudadanos sumando protestas contra el gobierno, la represión y la difícil situación económica.
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