África está en alerta roja por el clima extremo

El lago Bam, en Burkina Faso, es uno de los cuerpos de agua que se han reducido a causa del cambio climático en África, como también es el caso de los glaciares, mientras se padecen olas de calor y, por contraste, prolongadas sequías y desastrosas inundaciones. Foto: Olivier Girard/Cifor

GINEBRA – Fenómenos climáticos extremos, como inundaciones devastadoras, sequías prolongadas y estrés hídrico por consumo de agua superior a los recursos disponibles, afectan duramente a las comunidades, las economías y los ecosistemas de África, alertó este jueves 8 la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

El Cuerno de África (extremo oriente africano), asolado por la sequía, “muestra cómo el cambio climático puede agravar las crisis hídricas, amenazando la vida de cientos de miles de personas y desestabilizando comunidades, países y regiones enteras”, dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

El nuevo informe de la OMM indica que los patrones de lluvias del continente se han alterado, sus glaciares están desapareciendo, sus lagos más importantes se reducen, y el aumento de la demanda de agua, combinado con un suministro limitado e imprevisible, amenaza con agravar los conflictos y los desplazamientos.

Se calcula que el elevado estrés hídrico de África afecta a unos 250 millones de personas –en el continente viven 1320 millones- y se prevé que para el año 2030 podría llegar a desplazar hasta 700 millones de personas de sus lugares de origen.

Además, es poco probable que cuatro de cada cinco naciones africanas dispongan de recursos hídricos gestionados de forma sostenible a finales de la década actual.

Taalas destacó que “el clima de África se ha calentado más que la media mundial desde la época preindustrial (1850-1900), y los cambios en las masas de agua continentales tienen importantes repercusiones en el sector agrícola, los ecosistemas y la biodiversidad”.

África solo es responsable de entre dos y tres por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero –causantes del calentamiento global- pero sufre los resultados de forma exagerada, según el informe de la OMM.

Taalas dijo que también “el aumento del nivel del mar a lo largo de las costas africanas es más rápido que la media mundial, lo que contribuye a aumentar la frecuencia y la gravedad de las inundaciones y la erosión costeras, así como la salinidad en las ciudades de baja altitud”.

Para 2030 se espera que entre 108 y 116 millones de personas en África estén expuestas al riesgo de subida del nivel del mar, especialmente en las costas del mar Rojo y al suroeste del océano Índico.

La sequía en África oriental se ha agravado tras las consecutivas temporadas de escasez de lluvias, combinadas con el aumento de los conflictos, los desplazamientos de población a causa de los combates y las restricciones por la covid-19.

La situación ha empeorado este año, especialmente en Etiopía, Somalia, partes de Kenia y el sur de Madagascar. Por añadidura, los altos precios de los alimentos mermaron su disponibilidad y dejaron en la subregión a más de 58 millones de personas en condiciones de inseguridad alimentaria aguda.

Por contraste, Sudán del Sur, Nigeria, Congo, Burundi y la República Democrática del Congo registraron graves inundaciones. En el caso de Sudán del Sur se trató de lluvias intensas por tercer año consecutivo.

En los últimos 50 años, problemas relacionados con las sequías cobraron la vida de más de medio millón de personas y provocaron pérdidas económicas de más de 70 000 millones de dólares, en tanto más de 1000 catástrofes por inundaciones han causado al menos 20 000 muertes.

Muchas partes del norte de África experimentaron un calor extremo, especialmente en Túnez, Argelia, Marruecos y Libia, acompañado de incendios forestales y tormentas de arena.

La superficie del lago Chad, situado cerca del desierto del Sáhara y que limita con Chad, Camerún, Nigeria y Níger, se ha reducido, de 25 000 kilómetros cuadrados en la década de 1960 a 1350 kilómetros cuadrados en lo que va de siglo.

Los glaciares del Monte Kenia (Kenia), el Monte Kilimanjaro (Tanzania) y los Montes Rwenzoris (Uganda) retroceden a un ritmo más rápido que la media mundial.

El aumento de la temperatura ha contribuido a reducir en 34 % el crecimiento de la productividad agrícola en África desde 1961, más que en cualquier otra región.

El informe presenta una serie de recomendaciones, como reforzar los sistemas de alerta temprana, que actualmente solo posee 40 % de la población africana,  aumentar la cooperación transfronteriza, el intercambio de datos y la puesta en común de conocimientos.

Igualmente, califica como “fundamental” una mayor inversión en adaptación climática, así como un impulso conjunto hacia una gestión más integrada de los recursos hídricos.

A-E/HM

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