Moneda neocolonial facilita explotación francesa de África

Este es un artículo de opinión de Anis Chowdhury y Jomo Kwame Sundaram. Chowdhury es un exprofesor de economía de la Universidad Occidental de Sídney ex alto cargo de la ONU. Sundaram es un exprofesor de economía y ex secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico.

El franco de las antiguas colonias francesas en África, una moneda que sostiene el neocolonialismo en el continente. Foto: Umoya

SÍDNEY / KUALA LUMPUR – Los acuerdos de junta monetaria de estilo colonial han permitido la continua explotación imperialista décadas después del fin del dominio colonial formal. Estos sistemas monetarios neocoloniales persisten a pesar de las modestas reformas.

En 2019, el viceprimer ministro italiano Luigi Di Maio acusó a Francia de utilizar los acuerdos monetarios para «explotar» sus antiguas colonias africanas, «empobreciendo a África» y haciendo que los refugiados «se vayan y luego mueran en el mar o lleguen a nuestras costas».

CFA neocolonial

Cuando el 26 de diciembre de 1945 Francia ratificó los Acuerdos de Bretton Woods, que fijaron las políticas financieras y monetarias tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), estableció la zona del franco de las Colonias Francesas de África (CFA), permitiendo a ese país europeo actualizar los acuerdos monetarios coloniales de antes del conficto.

La intención aparente del «franco de las colonias francesas de África» (FCFA) era proteger a esas antiguas o persistentes colonias francesas de la drástica devaluación del franco francés  necesaria para fijar su valor al dólar estadounidense, como se determinó en los acuerdos financieros y monetarios de Bretton Woods.

El entonces ministro de Economía y Finanzas francés, René Pleven, afirmó: “En una muestra de su generosidad y desinterés, la Francia metropolitana, deseando no imponer a sus hijas lejanas las consecuencias de su propia pobreza, establece tipos de cambio diferentes para su moneda”.

En diciembre de 1958, el franco CFA se convierte en el “Franco de la Comunidad Financiera Africana (todavía FCFA)”. En 1960, el presidente Charles de Gaulle (1959-1969) hizo de la pertenencia al CFA una condición previa para la descolonización francesa del África Occidental y Central.

En los últimos años, la CFA ha involucrado a 14 países del África subsahariana, principalmente francófonos, en dos uniones monetarias, ambas con el FCFA: la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (Uemoa) y la Comunidad Económica y Monetaria del África Central (Cemac).

La Uemoa está formada por Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea-Bissau, Malí, Níger, Senegal y Togo, mientras que la Cemac incluye a Camerún, la República Centroafricana, la República del Congo, Gabón, Guinea Ecuatorial y Chad.

Las «ventajas incontestables» de Francia

Como ministro de Economía y Finanzas de De Gaulle, Valery Giscard d’Estaing (luego presidente, entre 1974 y 1981) se quejó correctamente de los «privilegios exorbitantes» del dólar estadounidense. Pero pareció ignorar felizmente el informe del Consejo Socioeconómico francés de 1970 sobre las «ventajas incontestables para Francia» del CFA.

Anis Chowdhury

En primer lugar, Francia podía pagar las importaciones de los países de la CFA con su propia moneda, ahorrando divisas para otras obligaciones internacionales. Esto resultaba especialmente ventajoso cuando el franco francés era débil e inestable.

En segundo lugar, el Tesoro francés pagaba a menudo tipos de interés reales negativos por las reservas de la CFA. Como resultado, ¡los países de la CFA han estado pagando por mantener sus reservas de divisas! ¡Las rentas de inversión acumuladas se despliegan como ayuda francesa a los países de la CFA en forma de préstamos a devolver con intereses!

Pero, todavía más, los propios países de la CFA no pueden utilizar sus propias reservas como garantía para obtener un crédito, ya que están en manos del Tesoro francés. Así, durante la crisis financiera mundial, tuvieron que pedir préstamos, principalmente a Francia, a tipos comerciales.

En tercer lugar, al suministrar FCFA al tipo fijo, la diferencia entre el coste de emisión de la moneda y su valor nominal se acumuló en forma efectiva para Francia y el Banco Central Europeo.

Por cada euro depositado, se emite el equivalente en FCFA y se pone a disposición del país depositante. Cuando Francia ingresó en el euro en 1999, un euro costaba 6,55957 francos franceses, es decir, 655,957 FCFA.

En cuarto lugar, las empresas francesas que operan en la CFA han podido repatriar libremente los fondos sin incurrir en ningún riesgo de cambio.

De este modo, las economías de la CFA han cedido en la práctica la soberanía monetaria al Tesoro francés. Como es lógico, el control monetario de Francia ha servido a sus propios intereses económicos, no a los de los miembros de la CFA.

Las élites de la CFA, mecenas de Francia

La CFA no solo beneficia a Francia, sino también a las élites de los países de la CFA. Su apetito por los estilos de vida falsamente franceses explica su preferencia por los tipos de cambio sobrevalorados.

La CFA también facilita las fugas financieras, por muy ilícitas que sean, siempre que no desafíen el statu quo neocolonial. Durante décadas, todo tipo de gobiernos franceses han respaldado sistemáticamente a estas élites, a menudo apoyando a un gobierno despótico.

Jomo Kwame Sundaram
Jomo Kwame Sundaram

Cuando sus intereses en África se han visto amenazados, Francia ha desplegado unilateralmente tropas de combate y armamento superior, insistiendo siempre en su «legítimo» derecho a hacerlo.

Se alega que Francia está detrás de los golpes militares e incluso de los asesinatos de personalidades críticas con sus intereses, políticas y estratagemas. El 13 de enero de 1963, solo dos días después de emitir su propia moneda, el presidente de Togo, Sylvanus Olympio, fue asesinado en un golpe de Estado.

En 1968, seis años después de la retirada de Malí de la CFA, su líder independentista y primer presidente, Modibo Keita, fue derrocado en un golpe de Estado tras intentar desarrollar su economía siguiendo líneas más independientes de París y más progresistas.

Lo que se siembra se recoge

Cuando se creó el CFA en 1945, las colonias depositaban 100 % de sus reservas de divisas en una «cuenta operativa» especial del Tesoro francés. Este requisito se redujo a 65 % de 1973 a 2005, y luego cayó a 50 %, más 20 % adicional para las transacciones diarias de divisas o «pasivos financieros».

Así, los Estados de la CFA siguen privados de la mayor parte de sus ingresos en divisas, ¡reteniéndoles solo 30 %! Mientras tanto, el Banco de Francia posee 90 % de las reservas de oro de la CFA, lo que le convierte en el cuarto mayor poseedor de reservas de oro del mundo.

El acuerdo del FCFA debía terminar para los países de la Uemoa a partir del 20 de mayo de 2020. Sin embargo, la propuesta de moneda de África Occidental todavía no está en circulación, mientras que la transferencia de las reservas de euros del Tesoro francés al Banco Central de África Occidental todavía no se ha producido.

Aunque solo seis antiguas colonias francesas de África Central permanecen formalmente en la CFA, la reforma es menor de lo que parece. Francia sigue siendo el «garante financiero» de la Uemoa, nombrando a un miembro «independiente» para su consejo de administración.

Tras su creación, la paridad del FCFA se fijó en 50 por un franco francés. El 12 de enero de 1994, el FCFA se devaluó a la mitad, tal y como exigía el Fondo Monetario Internacional y con el apoyo de Francia, a raíz de la caída de los precios de las materias primas y los problemas de divisas derivados.

La devaluación conmocionó a las economías de la CFA, ya que el valor del FCFA cayó a la mitad de la noche a la mañana. Esto hizo subir los precios de los productos importados, especialmente los alimentos, y aumentó el poder adquisitivo del franco francés en la CFA.

Por otra parte, las ocho devaluaciones del franco francés entre 1948 y 1986 frente al dólar y al oro también han supuesto grandes pérdidas en el valor de las reservas del franco CFA. La afirmación de que los países de la CFA se beneficiaron del anclaje del FCFA a un franco francés supuestamente estable se ha visto socavada por su devaluación acumulada de 70 % durante este periodo.

Sin soberanía, no hay desarrollo

El presidente socialista François Mitterrand (1981-1995) no fue menos neocolonial. Advirtió que Francia sería irrelevante en el siglo XXI si no controlaba África.

En 2008, el entonces presidente Jacques Chirac (1995-2007) dijo: «Tenemos que ser honestos y reconocer que una gran parte del dinero de nuestros bancos proviene precisamente de la explotación del continente africano. Sin África, Francia descenderá al rango de potencia del Tercer Mundo”.

El actual presidente, Emmanuel Macron, que dice pertenecer a otra generación, prometió acabar con los acuerdos neocoloniales. Sin embargo, en la Cumbre del Grupo de los 20 (G20) de 2017, se estrenó como mandatario francés afirmando con tono condescendiente que el problema de África es «civilizatorio».

Esta condescendencia neocolonial se niega a reconocer que Francia sigue explotando sus colonias de África Occidental y Central. Está claro que los acuerdos monetarios de la CFA han limitado para los países de esa región su espacio de política económica y su progreso.

La explotación de estilo colonial ha continuado en África mucho después de la descolonización. No es de extrañar que el presidente de Chad, Idriss Deby, declarara: «Debemos tener el valor de decir que hay una cuerda que impide el desarrollo de África y que debe ser cortada».

T: MF / ED: EG

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