La covid retrasó dos años la lucha contra la pobreza en Asia

Vista desde un barrio pobre en Daca, la capital de Bangladesh, donde más de 14 % de su población sobrevive bajo el umbral de la pobreza crítica. En la lucha contra esa situación la región Asia-Pacífico perdió dos años a causa de la covid-19, según el Banco Asiático de Desarrollo. Foto: BM

MANILA – La pandemia de covid-19 retrasó la lucha contra la pobreza en Asia y el Pacífico en al menos dos años, y es probable que a muchas personas en la región les resulte más difícil que antes escapar de la pobreza, según un informe divulgado este miércoles 24 por Banco Asiático de Desarrollo (BAD).

Albert Park, economista jefe del BAD, dijo que “los pobres y los vulnerables han sido los más afectados por la covid-19, y mientras las economías se están recuperando es posible que muchas personas descubran que salir de la pobreza es incluso más difícil que antes”.

El crecimiento económico de los países en desarrollo de Asia-Pacífico (se exceptúan Australia, Japón y Nueva Zelanda) fue de 6,9 % en 2021 y debe alcanzar 4,6 % en 2022 y 5,2 % en 2023, según el BAD.

Se espera que el crecimiento económico de la región este año reduzca la pobreza extrema, definida como vivir con menos de 1,90 dólares al día, hasta un nivel que se habría alcanzado en 2020 si no hubiera ocurrido la pandemia.

Las simulaciones de datos en el estudio “Indicadores clave para Asia y el Pacífico 2022” también muestran que las personas de la región con niveles más bajos de movilidad social antes de la pandemia (la capacidad de escapar de la pobreza) pueden experimentar contratiempos más duraderos.

Aunque las economías se están recuperando, el progreso es desigual. La pandemia también puede haber empeorado las formas de pobreza más allá de los ingresos, como la inseguridad alimentaria y el acceso inadecuado a los servicios de salud y educación, según el informe.

Para 2030, cuando la región de Asia y el Pacífico –excluida Asia occidental- tendrá 4670 millones de habitantes, se espera que la prevalencia de la pobreza extrema caiga por debajo de uno por ciento.

En 2020 sobrevivían en esa condición hasta 14 % de los habitantes de Bangladesh y 10 % de los de Laos, pero los niveles estaban en prácticamente cero por ciento en otros países en desarrollo, como Kazajistán, Maldivas y Tailandia.

Se proyecta que hacia 2030 alrededor de 25 % de la población alcance al menos el estatus de clase media, definido como un ingreso o consumo de 15 dólares o más por día, ajustado por paridad de poder adquisitivo.

Otro 44 % tendría una condición económica estable o segura, mientras 23 % estaría en situación vulnerable y siete por ciento en pobreza relativa.

Sin embargo, la perspectiva de un gran segmento de la población en un nivel satisfactorio de nivel de vida se ve amenazada por las diferencias en la movilidad social, así como por otras incertidumbres.

Los países en desarrollo de Asia enfrentan la posibilidad de estanflación (estancamiento económico con inflación), conflictos en curso que involucran a actores globales clave (como la crisis entre China continental y Taiwán), mayor inseguridad alimentaria y crisis en los precios de la energía.

Como ejemplo de las dificultades asociadas con la pandemia, el estudio muestra que un tercio de las personas que no tenían dificultes financieras o de ingresos a mediados de 2020 habían caído en esa situación de dificultad a comienzos de 2021.

Destaca que hubo sectores gravemente afectados por la pandemia, como el turismo, el transporte, la tecnología de la información y las comunicaciones, y la energía.

Hay importantes rezagos en el área de servicios: 16 por ciento de las economías de la región tienen tasas de acceso a la electricidad por debajo del promedio mundial, y en 40 % de esas naciones más de la mitad de la población no tiene acceso seguro a agua potable o a servicios de saneamiento.

Pero por contraste existe un gran potencial porque, también por ejemplo, en 26 de las 49 economías de la región se originan más de 56 % de las cadenas de valor global para el equipamiento eléctrico y óptico en el mundo.

De los circuitos integrados que se exportan globalmente, 84 % provienen de esas 26 economías, así como 61 % de todas las exportaciones de equipamiento óptico y eléctrico.

El estudio del BAD recuerda pilares sobre los cuales debe centrarse la movilidad social que permita superar la pobreza: ingreso, empleo, salud, educación y residencia en entornos seguros.

Park subrayó que “los gobiernos de la región deben centrarse en la resiliencia, la innovación y la inclusión, para brindar oportunidades económicas más equilibradas y una mayor movilidad social para todos”.

A-E/HM

 

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