ROMA – Los países gastarán este año 1,8 billones (millones de millones) de dólares en la importación de los alimentos que necesitan, pero la cantidad de comida que comprarán no será más sino menos, y las naciones pobres serán las más afectadas, advirtió la FAO en su estudio semestral de perspectivas.
Las previsiones “apuntan a un posible endurecimiento de los mercados y a que las facturas de importación de alimentos alcancen un nuevo récord”, dijo Upali Galketi Arachilago, el economista que condujo el estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La inflación, los eventos climáticos extremos y la guerra en Ucrania son los principales factores responsables de la nueva carestía de alimentos, según su análisis.
Los países más vulnerables se verán forzados a asignar mayores partidas presupuestarias al rubro de la alimentación, sin que por eso vayan a mejorar el acceso de su población a la comida y la nutrición.
El estudio indicó que los costos fijos cada vez más altos, para los agricultores, de insumos agrícolas como fertilizantes y combustibles, impulsarán la factura global de importación de alimentos al nivel más alto jamás registrado.
El pasado marzo el índice de precios de los alimentos de la FAO alcanzó un máximo histórico, al situarse en 159,3 puntos, medidos sobre una base de 100 correspondiente a las cuotas medias de exportación del período 2014-2016.
Este año la cantidad adicional de dinero que se gastará en importación de comestibles debido al alza de precios ascenderá a 51 000 millones de dólares.
Las grasas animales y los aceites vegetales serán los principales contribuyentes al aumento de las facturas de importación, aunque los cereales no se quedan atrás.
Los países del Sur en desarrollo, en su conjunto, están reduciendo las importaciones de cereales, oleaginosas y carne, lo que refleja su incapacidad para cubrir el aumento de los precios.
Entre los más vulnerables, los países menos adelantados no tendrán otra opción que gastar cinco por ciento menos en la importación de alimentos este año.
Para los Estados de África subsahariana y otras naciones que compran más alimentos de los que exportan, la FAO previó que obtendrán cantidades más bajas de alimentos esenciales por el aumento en los costos.
Se trata de “señales alarmantes desde una perspectiva de seguridad alimentaria: a los importadores les resultará difícil financiar los crecientes costos internacionales, lo que podría dar lugar a emergencias humanitarias”, según el informe.
El informe también da cuenta de una disminución en la producción mundial de cereales en 2022, por primera vez en cuatro años.
Aclara que esto no impactaría inmediatamente el consumo humano de cereales, sino que se observaría en una menor cantidad de trigo, cereales secundarios y arroz que se utilizan en la alimentación animal.
En cuanto a las existencias mundiales de trigo, proyecta un aumento marginal en 2022, debido a las mayores reservas anticipadas en China, Rusia y Ucrania.
Las cosechas y la demanda de maíz registrarían un nuevo máximo a causa de una mayor producción de etanol en Brasil y Estados Unidos, y de la producción industrial de almidón en China.
Los pronósticos indican que el consumo mundial de aceites vegetales superará la producción, a pesar del racionamiento esperado de la demanda.
La FAO espera que la producción de carne disminuya en Argentina, la Unión Europea y Estados Unidos, aunque las exportaciones globales aumentarían 1,4 %, por un alza de ocho por ciento en la producción de carne de cerdo en China.
La producción mundial de leche se expandirá en 2022 más lentamente que en años anteriores, frenada por rebaños lecheros más pequeños y menores márgenes de ganancia en varias regiones productoras importantes.
La producción mundial de azúcar se espera que aumente después de tres años de caída, impulsada por ganancias en India, Tailandia y la Unión Europea.
Con respecto a la pesca, la agencia pronostica que la producción acuícola aumentará 2,9 %, mientras que la pesca comercial se incrementaría apenas 0,2 %.
El documento trae un listado de 44 países que necesitan asistencia exterior en el rubro de los alimentos, de los cuales 33 están en África, nueve en Asia y dos –Haití y Venezuela- en América Latina y el Caribe.
Sobre Venezuela, la FAO subraya el elevado de migrantes y refugiados –más de seis millones, con las mayores concentraciones en los países andinos- y detalla que 3,5 millones de esos venezolanos necesitan ayuda alimentaria.
Sobre Haití, el documento estima que 4,5 millones de personas enfrentan una inseguridad alimentaria aguda y necesitan asistencia urgente.
Los altos niveles de inseguridad alimentaria en Haití resultan de las reducidas cosechas de cereales consecutivas entre 2018 y 2021, y de los elevados precios de los alimentos, agravados por la agitación sociopolítica y dos catástrofes naturales (un terremoto de 7,2 grados y una tormenta tropical) en agosto de 2021.
En la mayor parte de África al sur del Sahara se prevé que las condiciones empeoren, por los conflictos armados, los precios elevados de los alimentos, cosechas reducidas y condiciones meteorológicas adversas.
La FAO ha propuesto la creación de un fondo de financiación de las importaciones de alimentos, para apoyar la balanza de pagos de los países de ingresos bajos que dependen en mayor medida de las importaciones de alimentos, como estrategia para salvaguardar su seguridad alimentaria.
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