OXFORD, Reino Unido – Los fondos necesarios en los llamados humanitarios de las Naciones Unidas para emergencias ante fenómenos meteorológicos extremos, como inundaciones y sequías, ya son ocho veces mayores que hace 20 años, indicó en un informe, este martes 7. la coalición de lucha contra la pobreza Oxfam.
“Los costos de los daños y las pérdidas provocadas por el cambio climático deberían repartirse en función de la responsabilidad, no por caridad”, dijo al presentar el informe “Pendiente de pago” la directora ejecutiva de Oxfam, Gabriela Bucher.
Las agencias de las Naciones Unidas solicitaron anualmente unos 1600 millones de dólares para atender las emergencias por fenómenos climáticos extremos en el lapso 2000-2002, mientras que en el período 2019-2021 hubo un incremento de 819 %, con una media anual de 15 500 millones de dólares solicitados.
Sin embargo, los donantes no han incrementado su ayuda de forma proporcional, y aportan un dólar por cada dos que se solicitan, indicó el estudio de Oxfam.
Los países ricos, responsables de la mayor parte de los impactos del actual cambio climático, tan solo han provisto fondos para cubrir 54 % de los requerimientos realizados desde 2017, generándose un déficit de hasta 33 000 millones de dólares.
Los países para los que se emiten de forma recurrente llamados de emergencia ante crisis provocadas por fenómenos meteorológicos extremos (más de 10 por país) son Afganistán, Burkina Faso, Burundi, Chad, República Democrática del Congo, Haití, Kenia, Níger, Somalia, Sudán del Sur y Zimbabue.
El informe apunta a que la mayor frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos derivada del cambio climático está incrementando la presión sobre un sistema humanitario ya de por sí desbordado y falto de fondos.
Los costos de la destrucción causada también incrementa las desigualdades: las personas de las comunidades más pobres y los países de renta baja son los más perjudicados, pero, sin embargo, carecen de los sistemas y los fondos de los que disponen los países más ricos para hacer frente a este tipo de crisis.
El uno por ciento de las personas más ricas de la Tierra genera el doble de emisiones que la mitad más pobre de la humanidad, recordó el informe de Oxfam.
Los llamamientos de las Naciones Unidas buscan cubrir las necesidades humanitarias más urgentes, pero apenas cubren los costos reales de las pérdidas y daños que el cambio climático está infligiendo en las economías de los países.
Oxfam estimó que solo el costo económico de los fenómenos meteorológicos extremos en 2021 fue de 329 000 millones de dólares en todo el mundo, el tercer año con mayor costo según los registros.
Esa suma equivale a casi el doble del total de fondos de ayuda provistos por los países ricos a los países en desarrollo ese mismo año.
Los costos de las pérdidas y daños en países de renta media y baja (los necesarios, por ejemplo, para reconstruir casas y hospitales o proporcionar refugio, alimentos y dinero en efectivo tras un ciclón) podrían situarse entre los 290 000 y los 580 000 millones de dólares al año para 2030.
Ese monto no incluye pérdidas no económicas como las de vidas humanas, patrimonio cultural, medios de vida y biodiversidad.
La investigación de Oxfam muestra que los llamamientos de las Naciones Unidas tan solo llegan a unos 474 millones de los 3900 millones de personas en países de renta media y baja que se estiman afectadas por desastres relacionados con fenómenos meteorológicos extremos desde 2000, es decir, a una de cada ocho personas.
“El costo de la destrucción climática seguirá aumentando y nuestro fracaso actual para reducir las emisiones (de gases de efecto invernadero que calientan el planeta) tendrá consecuencias catastróficas para la humanidad”, se lamentó Bucher.
Sostuvo que “este es el caos climático del que llevamos tanto tiempo alertando. Muchos de los países más perjudicados por el cambio climático ya están afectados por otras crisis derivadas del conflicto, la inflación de los precios de los alimentos y los efectos económicos de la pandemia covid-19”.
El resultado es que “esto está provocando un rápido aumento de las desigualdades, desplazamientos masivos, hambre y pobreza”.
En el mundo “no podemos ignorar los tremendos daños y pérdidas que esto supone: la pérdida de vidas, hogares, escuelas, empleos, patrimonio cultural, tierras, conocimientos indígenas y autóctonos, y biodiversidad”, insistió Bucher.
Además, los desastres humanitarios afectan de manera desigual a hombres y mujeres, pues estas padecen desigualdades muy enraizadas que limitan su capacidad para hacer frente a las crisis, y sus derechos y los avances logrados en materia de equidad de género se ven amenazados con cada nuevo desastre.
El informe recoge un estimado del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud) según el cual 80 % de las personas desplazadas por el cambio climático son mujeres.
Los países ricos e industrializados han contribuido con 92 % del exceso de emisiones de carbono históricas, según Oxfam, y son responsables de 37 % de las emisiones actuales. Las de África suponen tan solo cuatro por ciento del total.
“No podemos esperar que los países pobres se hagan cargo de los costos que suponen estos daños y pérdidas. Las personas y los países ricos y las grandes corporaciones más responsables de causar el cambio climático deben asumir los costos de los daños que están provocando”, concluyó Bucher.
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