NACIONES UNIDAS – Casi ocho millones de niños menores de cinco años, y uno nuevo cada minuto, corren el riesgo de morir a causa de emaciación grave, a menos que reciban alimentos y atención terapéutica inmediata, advirtió Unicef este jueves 23 con un nuevo pedido de ayuda a siete grandes economías del planeta.
“La ayuda alimentaria es fundamental, pero no podemos salvar a los niños hambrientos con sacos de trigo. Necesitamos llegar ahora mismo con tratamiento terapéutico, antes de que sea demasiado tarde”, dijo Catherine Russell, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Esa agencia de la ONU solicita 1200 millones de dólares a las potencias industriales del Grupo de los 7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido), cuyos líderes se reunirán del 26 al 28 de junio en Weissenhaus, Alemania, para encarar los casos más graves de emergencia alimentaria.
La creciente crisis alimentaria mundial ha provocado que en lo que va de año 260 000 niños más, o uno cada minuto, se sumen a los millones que padecen terribles niveles de malnutrición, un “polvorín potencial” en 15 de los países más castigados por el hambre, según Unicef.
“Ahora estamos viendo cómo el polvorín, que ha creado las condiciones para que aumenten los niveles extremos de emaciación infantil, comienza a incendiarse”, dijo Russell.
“La ayuda alimentaria es fundamental, pero no podemos salvar a los niños hambrientos con sacos de trigo. Necesitamos llegar ahora mismo con tratamiento terapéutico, antes de que sea demasiado tarde”: Catherine Russell.
La emaciación es una forma de malnutrición potencialmente mortal que provoca delgadez y debilidad extremas en los niños, y aumenta sus posibilidades de morir o sufrir severas deficiencias en su crecimiento, desarrollo y capacidad de aprendizaje.
El aumento de los precios de los alimentos provocado por la guerra en Ucrania, la sequía persistente debida al cambio climático en algunos países –combinada a veces con un conflicto– y las repercusiones económicas de la covid-19 agravan la inseguridad alimentaria y nutricional de los niños en todo el mundo, indicó Unicef.
Los 15 países muy afectados por crisis de hambre y a los que Unicef espera dirigir mayores esfuerzos son Afganistán, Burkina Faso, Chad, Etiopía, Haití, Kenia, Madagascar, Malí, Níger, Nigeria, República Democrática del Congo, Somalia, Sudán, Sudán del Sur y Yemen.
Unicef estima que al menos 40 millones de niños padecen inseguridad nutricional grave en los 15 países mencionados, lo que significa que no reciben la alimentación mínima y diversa que necesitan para crecer y desarrollarse en la primera infancia.
Además, 21 millones de niños padecen inseguridad alimentaria grave, lo que significa que no tienen acceso a una cantidad suficiente de alimentos para satisfacer las necesidades alimentarias mínimas, lo cual les expone a un riesgo elevado de padecer emaciación grave.
Mientras, el precio de los alimentos terapéuticos listos para usar, que se utilizan para tratar la emaciación grave, se ha disparado, 16 % en las últimas semanas, debido a un fuerte aumento del costo de las materias primas, lo que deja a otros 600 000 niños en peligro de morir sin no reciben acceso a un tratamiento que pueda salvarles la vida.
Los programas de Unicef incluyen prevención para proteger la nutrición materno-infantil entre las mujeres embarazadas y los niños pequeños, programas de detección y tratamiento tempranos para los niños con emaciación grave, y adquisición y distribución de alimentos terapéuticos listos para usar.
“Los líderes mundiales reunidos en Alemania para la cita del G7 tienen una oportunidad limitada de actuar para salvar las vidas de estos niños. No hay tiempo que perder. Esperar a que se declare la hambruna es esperar a que los niños mueran”, concluyó Russell.
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