El caserío Cacho de Oro está encaramado en la cima de las colinas que se yerguen al pie del océano Pacífico, en el sur de El Salvador. Es un lugar remoto donde viven familias muy pobres y donde el desempleo se agudiza sobre todo en la época seca, de noviembre a mayo, cuando no hay actividades agrícolas en las que trabajar. El privatizado sistema eléctrico no conecta a la red a estas localidades porque no resulta rentable. Foto: Edgardo Ayala / IPS