MANILA – El Banco Asiático de Desarrollo (BAD) prevé que las 46 economías en desarrollo de Asia y el Pacífico crecerán este año 5,2 %, y 5,3 % en 2023, gracias a una sólida recuperación de la demanda interna y a la continua expansión de las exportaciones.
Esas economías “están comenzando a encontrar su equilibrio a medida que emergen lentamente de lo peor de la pandemia. Sin embargo, la incertidumbre geopolítica, los nuevos brotes de covid-19 y las variantes del virus podrían descarrilar ese impulso”, dijo el economista jefe del BAD, Albert Park.
A modo de comparación, y tras el impacto global de la guerra en Ucrania más incertidumbres sobre inflación y evolución de la covid, la región de América Latina y el Caribe crecerá solo 2,3 %, según recientes estimados del Banco Mundial.
El nuevo informe del BAD sobre perspectivas del desarrollo en 2022 considera que hay riesgos en la continuación de la pandemia y en el endurecimiento de la Reserva Federal de Estados Unidos, que decidió subir las tasas de interés para limitar la liquidez y tratar de contener la inflación en ese país, gran importador desde Asia.
Un ejemplo se ha visto en China, con confinamientos para contener nuevos brotes de covid que han paralizado la vida económica y social de ciudades enteras.
Pero la invasión rusa de Ucrania plantea el riesgo más grave, pues la guerra afecta a la región con fuertes aumentos en los precios de los productos básicos, como alimentos y petróleo, y aumenta la inestabilidad en los mercados financieros.
La inflación en la región sigue siendo manejable, pero se prevé que de 2,5 % en 2021 aumente a 3,7 % este año, antes de moderarse en 3,1 % en 2023, como promedio. Es considerablemente más alta en países de Asia central, como Tayikistán y Kirguistán, y del sur, como Sri Lanka y Pakistán.
“Los gobiernos de la región deberán permanecer atentos y tomar medidas para contrarrestar estos riesgos. Eso incluye asegurarse de que tantas personas como sea posible estén completamente vacunadas contra la covid”, indicó Park.
Dos terceras partes de los habitantes de la región han sido vacunados, aunque más en las economías avanzadas y menos en países como Bangladesh y Pakistán.
El año pasado, junto con la recuperación de la demanda interna y las restricciones de movilidad más flexibles debido al progreso de la vacunación, el aumento de las exportaciones impulsó la recuperación de los países en desarrollo de Asia.
Las remesas a la región de personas que han migrado a otros países se mantuvieron resistentes, especialmente para las economías que dependen en gran medida de estas transferencias de dinero entrantes, como Bangladesh, Kirguistán, Pakistán y Tayikistán.
El turismo internacional también comenzó a recuperarse para las economías que comenzaron a reabrir, incluidas Maldivas, Sri Lanka y algunas en el Pacífico.
La mayor parte de los países en desarrollo de Asia (casi toda la región, con excepción de Australia, Japón y Nueva Zelanda) experimentará un crecimiento constante este año y en 2023.
Se pronostica que las economías del Cáucaso y Asia Central crecerán 3,6 % en promedio este año y 4,0 % el próximo. Asimismo, se prevé que las economías dependientes del comercio del sudeste asiático crezcan colectivamente 4,9 % este año y un 5,2 % en 2023.
Las economías del Pacífico, que dependen en gran medida del turismo, deberán crecer 3,9 % este año y 5,4 % en 2023, dejando atrás la contracción de 0,6 % en 2021.
Se espera que Asia oriental experimente un crecimiento económico de 4,7 % este año y de 4,5 % en 2023. China, la economía más grande de la región, crecerá 5,0 % este año y 4,8 % el próximo, en medio de una sostenida fortaleza exportadora.
También se espera que las economías del sur de Asia se expandan en 7,0 % en 2022 y 7,4 % en 2023, y que India, la economía más grande de la subregión, crezca 7,5 % este año fiscal y 8,0 % el próximo.
Un aspecto destacado en el análisis del banco es el de las pérdidas de aprendizaje por el cierre de escuelas causado por la covid, y señala cómo estas pérdidas han afectado de manera desproporcionada a las niñas y estudiantes de hogares pobres, reduciendo aún más su potencial de ingresos futuros y, por lo tanto, aumentando la desigualdad.
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