ROMA – Yemen está al borde de “una catástrofe absoluta”, con más de 17 millones de personas afectadas por niveles de emergencia por hambre, un drama que también atrapa a unos ocho millones de habitantes en Sudán del Sur, alertaron agencias del sistema de Naciones Unidas este lunes 14.
La situación puede empeorar en el segundo semestre de este año, según el alerta lanzado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la agricultura (FAO), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Programa Mundial de alimentos (PMA).
En Yemen, si bien la insuficiencia alimentaria afecta a 17,4 millones de sus 30 millones de habitantes, el nivel de emergencia por hambre golpea a 5,7 millones de personas, a las que en el segundo semestre pueden agregarse otros 1,6 millones y llegar a 7,3 millones a finales de año.
En el caso de Sudán del Sur, un país de 11 millones de habitantes, más de 70 % de la población tendrá dificultades para sobrevivir al pico de la temporada de escasez este año, debido a un conflicto armado interno, la crisis climática, la covid-19 y el aumento de los costos de los alimentos, según el PMA.
Cuando esa “temporada de escasez” alcanza su punto máximo, los alimentos escasean, se agotan los suministros, y resultará este año abrumadora para 8,3 millones de personas, con especial riesgo para decenas de miles que padecen hambruna como resultado de crisis sucesivas.
El impacto de la crisis climática –con series de sequías e inundaciones- y el conflicto armado provocan desplazamientos a gran escala, pérdida de medios de subsistencia, destrucción de cultivos y tierras cultivables, y aumento de los precios de los alimentos, amenazando la supervivencia de las comunidades más aisladas.
En el caso de Yemen, los informes de las agencias de la ONU dan cuenta de que 2,2 millones de niños están gravemente desnutridos, con medio millón que padecen desnutrición aguda grave, y 1,3 millones de madres embarazadas o lactantes están gravemente desnutridas.
Yemen también es víctima desde 2015 de un conflicto armado, protagonizado por milicias hutíes, nutridas por chiítas zaidíes, que controlan el norte de Yemen y la capital, Saná, y las del gobierno del presidente Abdrabbuh Mansur al Hadi (sunita, exiliado), que controlan el sur y su principal ciudad y puerto, Adén.
“Se requiere paz para poner fin al declive. Las partes en conflicto deben levantar todas las restricciones al comercio y la inversión en productos básicos”, dijo David Gressly, coordinador humanitario de la ONU para Yemen.
Según el reporte de las agencias de la ONU, “es probable que la guerra de Ucrania provoque importantes impactos en las importaciones, lo que impulsará aún más los precios de los alimentos”.
Yemen depende casi por completo de las importaciones de alimentos, con 30 % de sus importaciones de trigo provenientes de Ucrania.
Por ello la FAO “trabaja directamente con los agricultores, para fomentar su autosuficiencia a través de una combinación de apoyo a los medios de subsistencia de emergencia y, a más largo plazo, para aumentar su resiliencia y apoyar la producción local”, dijo el director general de la FAO, Qu Dongyu.
Otro punto preocupante del reporte de las agencias es que proyecta que las personas que experimentarán niveles catastróficos de hambre (fase cinco del índice, la máxima, hambruna) pasará en los próximos meses de 31 000 a 161 000.
“Estas cifras desgarradoras confirman que estamos en una cuenta regresiva para la catástrofe en Yemen y casi no tenemos tiempo para evitarla”, dijo el director ejecutivo del PMA, David Beasley. “Pero si actuamos ahora, todavía existe la posibilidad de evitar un desastre inminente y salvar a millones”, agregó.
El PMA se vio obligado a reducir las raciones de alimentos para ocho millones de personas a principios de año debido a la escasez de fondos, y los hogares asistidos reciben apenas la mitad de la canasta de alimentos mínima diaria estándar.
“Cada vez más niños se acuestan con hambre en Yemen. Esto los pone en mayor riesgo de deterioro físico y cognitivo, e incluso de muerte, y no puede pasarse por alto”, destacó la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell.
De las 377 000 víctimas que ha dejado el conflicto en Yemen, más de 60 % no perdió la vida bajo la metralla, sino a causa del hambre o enfermedades prevenibles, y por no poder ser asistidas debido a la confrontación.
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