La pequeña cala de Chigualoco, en el norte de Chile, con algunas barcas pesqueras y su suelo tapizado de huiros negros (Lessonia spicata), macroalgas desprendidas de las rocas por el oleaje y que los pescadores secan al sol. Esos huiros no los extraen de las pequeñas rocas del entorno costero, porque son el alimento de preciados moluscos cuya veda de pesca culmina en junio. Foto: Orlando Milesi / IPS

La pequeña cala de Chigualoco, en el norte de Chile, con algunas barcas pesqueras y su suelo tapizado de huiros negros (Lessonia spicata), macroalgas desprendidas de las rocas por el oleaje y que los pescadores secan al sol. Esos huiros no los extraen de las pequeñas rocas del entorno costero, porque son el alimento de preciados moluscos cuya veda de pesca culmina en junio. Foto: Orlando Milesi / IPS

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