Países pobres pagan con más hambre la guerra en Ucrania

Distribución de ayuda en alimentos en la zona de Afar, Etiopía. Trigo y aceite comestible llegan principalmente de Ucrania, y la interrupción en su suministro se traducirá en más hambre para una población ya castigada por otras calamidades, advirtió el Programa Mundial de Alimentos. Foto: Claire Nevill/PMA

ROMA – El aumento de los precios de los alimentos y la energía, como consecuencia de la guerra desatada en Ucrania, castigará con más hambre a millones de habitantes de países pobres, advirtió el Programa Mundial de Alimentos (PMA).

“Mientras el hambre amenaza directamente a Ucrania, las consecuencias de esta guerra se extenderán por el mundo. Rusia y Ucrania juntas exportan alrededor del 30 % del trigo del mundo”, dijo David Beasley, director ejecutivo del PMA.

Ucrania además ha sido en los últimos 10 años el principal país proveedor de alimentos para el PMA, como el aceite de girasol.

El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ya declaró que “esta guerra también es un ataque a las personas y los países más vulnerables. Mientras la guerra llueve sobre Ucrania, una espada de Damocles se cierne sobre la economía global, especialmente en el mundo en desarrollo”.

La guerra en Ucrania “significa hambre en África” y “el impacto será fuerte en Afganistán, Etiopía, Siria y Yemen por su dependencia del trigo”, observó por su parte la directora gerente del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.

En total, 45 de los países menos adelantados, en su mayoría africanos, importan más de un tercio de su trigo de Ucrania o Rusia, y 18 de ellos importan al menos 50 % desde los dos grandes productores que están en guerra.

Son países como Burkina Faso, Egipto, República Democrática del Congo, Líbano, Libia, Somalia, Sudán y Yemen, recordó Guterres.

La guerra no solo interrumpe las cadenas de suministro y eleva los precios de las importaciones de productos alimenticos o energéticos, sino que afecta directamente los programas de asistencia alimentaria necesitados por 44 millones de personas en 38 naciones, recordó el PMA.

“Mientras el hambre amenaza directamente a Ucrania, las consecuencias de esta guerra se extenderán por el mundo. Rusia y Ucrania juntas exportan alrededor del 30 % del trigo del mundo”: David Beasley.

El costo de las operaciones globales del PMA, que cada mes eran 42 millones de dólares más altos que antes de la pandemia covid-19, se han elevado en otros 29 millones de dólares, medidos mensualmente, desde que hace tres semanas estalló el conflicto con la invasión de tropas rusas a Ucrania.

Beasley dijo que “con nuestra financiación afectada porque los presupuestos de los países donantes están tan ajustados, hemos tenido que recortar las raciones para los refugiados y otras poblaciones vulnerables en África Oriental y Oriente Medio”.

“Las raciones reducidas a la mitad significan que los niños hambrientos comen el equivalente a un tazón de cereal al día”, indicó Beasley.

Un reporte del PMA observó que, siendo Rusia un gran actor energético global, “los inevitables aumentos de precios resultantes de las sanciones a su petróleo y gas limitarán el acceso a los alimentos para muchas personas vulnerables, que ya enfrentan una inflación altísima”.

Además, los costos de envío se están multiplicando con primas de seguro de “riesgo de guerra” de hasta 300 000 dólares para algunos viajes.

Con los puertos ucranianos cerrados y los negocios de cereales rusos en pausa debido a las sanciones, 13,5 millones de toneladas de trigo y 16 millones de toneladas de maíz están congeladas actualmente en Rusia y Ucrania, según el PMA.

Los programas del PMA en Afganistán, Etiopía y Siria “son especialmente vulnerables a cualquier retraso en las importaciones de trigo, del que dependen en gran medida millones de personas, y en donde el impacto de la guerra se suma a los problemas derivados del cambio climático, la covid y los mayores costos.

La Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) registró que a finales de febrero, cuando el conflicto apenas se iniciaba, su índice de precios de alimentos subió 3,9 % sobre enero y alcanzó 140,7 puntos, en una escala que tiene como base 100 el bienio 1998-2000.

Para Guterres “todo esto está afectando más a los más pobres y está plantando las semillas de la inestabilidad política en todo el mundo”.

A-E/HM

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