NAIROBI – La farmacodependencia y la necesidad de proteger el ambiente requieren una mayor acción global contra el uso excesivo de medicamentos antimicrobianos que afectan a personas, animales y plantas, reclamaron, en un nuevo llamado, expertos y dirigentes internacionales.
“Los vínculos entre la resistencia a los antimicrobianos, la sanidad ambiental y la crisis climática son cada vez más evidentes”, expuso Mia Amor Motley, primera ministra de Barbados y copresidenta, junto a su par bangladesí Sheikh Hasina, del Grupo de Liderazgo Mundial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos.
Por ello “debemos actuar ahora para proteger el medio ambiente y a las personas de todo el mundo de los efectos nocivos de la contaminación por antimicrobianos”, dijo Motley en el llamado que se enmarcó en la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, efectuada esta semana en esta capital.
Los antimicrobianos -en particular los antibióticos, los antivíricos, los antifúngicos y los antiparasitarios- son medicamentos que se utilizan para prevenir y tratar infecciones en los seres humanos, los animales y las plantas.
Esos medicamentos entran en el ambiente y en las fuentes de agua (incluidas las de agua potable) a través de las aguas residuales, los desechos, las escorrentías y las aguas negras y, por esa vía, propagan organismos farmacorresistentes y, por consiguiente, la propia resistencia a los antimicrobianos.
Este problema podría dar lugar a una mayor aparición y propagación de superbacterias resistentes a varios tipos de fármacos antimicrobianos, y perjudicar también a otros organismos presentes en el ambiente.
El Grupo considera fundamental reducir la contaminación por antimicrobianos que se vierte al ambiente, para que esos fármacos sigan siendo eficaces.
“Los vínculos entre la resistencia a los antimicrobianos, la sanidad ambiental y la crisis climática son cada vez más evidentes. Debemos actuar ahora para proteger el medio ambiente y a las personas de todo el mundo”: Mia Amor Motley.
Existen estudios según los cuales cada año perecen 1,2 millones de personas por infecciones comunes que no responden a los antibióticos, y deben agregarse otros cinco millones de pacientes que ingresan a hospitales y adquieren allí una infección que precipita o causa su muerte.
En unas décadas las bacterias resistentes a los antibióticos podrían causar en el mundo tantas muertes como actualmente el cáncer, 10 millones al año según las últimas cifras disponibles de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su declaración, el Grupo pide a todos los países que mejoren las medidas de tratamiento y eliminación de los desechos que contienen antimicrobianos, y las escorrentías procedentes de las instalaciones de fabricación, las explotaciones agrarias, los hospitales y otras fuentes.
Sobre los fabricantes de medicamentos, se recomienda elaborar normas nacionales para regular la contaminación por antimicrobianos causada en esos procesos productivos.
En el sector de la salud humana y la sanidad animal, se solicita hacer cumplir la legislación y las políticas de reducción o eliminación del uso de antimicrobianos cuando no se haga bajo la supervisión de un profesional de la salud calificado.
Se enfatiza la necesidad de desarrollar mecanismos para la recogida y eliminación adecuada de los antimicrobianos no utilizados y caducados por parte de personas y organizaciones, y de garantizar la disponibilidad de tecnologías adecuadas para su degradación o destrucción cuando corresponda.
En los sistemas alimentarios, se plantea aplicar normas para tratar y gestionar los vertidos de las explotaciones de animales destinados a la alimentación, las explotaciones acuícolas y los campos de cultivo.
Finalmente, los inversionistas pueden destinar recursos a la investigación de tecnologías eficaces para el tratamiento de residuos, y las personas de todos los países pueden ayudar a eliminar correctamente los medicamentos caducados y no utilizados, concluyó el documento.
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