NUEVA DELHI / KUALA LUMPUR – Un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) de 2021 muestra que las explotaciones más grandes cultivan ahora una parte elevada y creciente de las tierras agrícolas en gran parte del mundo.
Concentración del tamaño de las explotaciones
Los datos del Censo Agrícola Mundial de 129 países muestran que cerca de 40 % de las tierras agrícolas del mundo son explotadas por granjas de más de 1000 hectáreas. Alrededor de 70 % es explotado por 1 % de las explotaciones más grandes, todas ellas de más de 50 hectáreas.
Una parte creciente de las tierras de cultivo corresponde ahora a explotaciones de mayor tamaño, se puntualiza en el estudio publicado en junio de 2021, bajo el título ¿Qué granjas alimentan al mundo y se han vuelto más concentradas las tierras de cultivo?
Pero el tamaño de las explotaciones en los países del Norte industrial y en los países del Sur en desarrollo parece bastante diferente. Las explotaciones de menos de cinco hectáreas representan 63 % de las tierras en los países de ingresos bajos y medios. Sin embargo, este tipo de explotaciones solo cubrían 8 % de las tierras agrícolas en los países de ingresos medios-altos y altos.
La proporción de tierra cultivada en las explotaciones más grandes ha aumentado en varios países europeos (Francia, Alemania y el Reino Unido) y en Estados Unidos. Del mismo modo, en las últimas décadas, en muchos países de América Latina y del África subsahariana hay más tierras concentradas en explotaciones de mayor tamaño.
Cobertura desigual de datos
La mayoría de los censos agrícolas de los países en desarrollo no cubren bien las explotaciones de gran tamaño. Las estadísticas agrícolas oficiales de muchos países en desarrollo se centran en los hogares agrícolas, ignorando a menudo las explotaciones en manos de empresas.
Los censos agrícolas suelen basarse en los registros de tierras, que no suelen estar actualizados ni completos. Las grandes explotaciones suelen tener las tierras registradas a nombre de diferentes personas y entidades, normalmente para evitar los impuestos y eludir los límites de propiedad de la tierra y las normas.
Las encuestas gubernamentales en India, por ejemplo, no han abarcado de forma exhaustiva las grandes explotaciones, lo que subestima la desigualdad. Otros datos de ese país asiático sugieren que la quinta parte de las explotaciones más grandes poseen 83 % de la tierra.
Incluso en los casos en los que las grandes explotaciones están reconocidas legalmente como entidades comerciales, la tierra suele estar en manos de filiales en complejos acuerdos. Por estas razones, el grado de concentración es probablemente mayor de lo que sugiere el estudio.
Tendencias despreciables
A pesar de sus limitaciones, los resultados del estudio resultan ominosos. La evolución de las desigualdades en la propiedad y el cultivo de las tierras agrícolas han reducido la participación de los pequeños agricultores o campesinos en la producción de alimentos.
El estudio sugiere que el acaparamiento de tierras, las nuevas leyes y las políticas han permitido a los grandes agricultores (capitalistas), a las empresas agroalimentarias y a otras entidades comerciales controlar la mayor parte de las tierras agrícolas del mundo.
Las disparidades en las ayudas gubernamentales permitidas por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otros acuerdos comerciales han permitido a las grandes explotaciones de los países desarrollados, como Estados Unidos, obtener más ventajas sobre los campesinos del Sur, relativamente poco influyentes.
En las últimas décadas, el aumento de las ventajas para el gran capital agrícola, especialmente para la agricultura comercial a gran escala en el Norte global, ha sido constante. La mayor tensión de los campesinos ante esta situación ha hecho que muchos se endeuden más.
Como resultado, muchos de los más vulnerables han tenido que emigrar, buscando empleos precarios en otros lugares.
Bajo diversas presiones para no proteger la agricultura dedicada a la alimentación local, los países en desarrollo han recortado las ayudas a los campesinos. La retirada de estas ayudas ha obligado a los agricultores a comprar insumos a precios comerciales. Mientras tanto, muchos tienen que vender sus productos a bajo precio a quienes les proporcionan créditos u otras facilidades.
Al facilitarse la adquisición de tierras, la agricultura comercial se ha extendido rápidamente en zonas ecológicamente frágiles como el bioma del Cerrado brasileño, varias partes del África subsahariana y laderas empinadas sujetas a la deforestación.
Pequeñas explotaciones y alimentación mundial
El estudio ha desatado una polémica al afirmar que las explotaciones familiares son una categoría más amplia que las pequeñas explotaciones. Estas incluirían las grandes explotaciones de propiedad o gestión familiar.
De ahí que las explotaciones familiares representen ahora 80 % del valor total de los alimentos producidos en el mundo, mientras que las pequeñas explotaciones solo representan 35 %. Estas estimaciones han sido impugnadas por varias organizaciones de la sociedad civil que han protestado ante la dirección general de la FAO.
La mayoría de los censos agrícolas no proporcionan datos sobre la producción por tamaño de las explotaciones. En su lugar, el estudio divide el valor total de mercado de la producción de alimentos de un país por su superficie agrícola total. A continuación, asume un valor constante de producción de alimentos por hectárea. Pero esto ignora las diferencias significativas en la producción de cultivos entre las explotaciones de diferentes tipos.
Sesgo comercial
En muchos países, las grandes explotaciones producen más cultivos o monocultivos comerciales, no necesariamente alimentos. Estos pueden estar destinados a la fabricación (por ejemplo, caucho, algodón), a la alimentación animal o a su transformación industrial para el consumo (por ejemplo, azúcar, aceite de palma, café).
Muchos pequeños campesinos consumen una parte importante de los productos de su propia explotación. Suelen trabajar en tierras limitadas y necesitan satisfacer sus propias necesidades alimentarias, más que maximizar los ingresos en dinero. Por ello, sus prioridades pueden ser bastante diferentes a las de las explotaciones comerciales.
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Las regiones más fértiles (por ejemplo, los deltas de los ríos) suelen tener una mayor densidad de población, explotaciones más pequeñas y una mayor productividad. Estas explotaciones más pequeñas suelen tener varias y diversas cosechas al año, mientras que las más grandes, con condiciones agroclimáticas más duras (por ejemplo, temperaturas más altas, más nieve o menos disponibilidad de agua), suelen tener una sola cosecha anual.
Aunque no es universal, y a menudo se exagera, hay pruebas de que los pequeños propietarios tienen una mayor productividad de la tierra, inversamente relacionada con el tamaño de la explotación, debido a las diferencias en la forma en que los insumos de los productores son utilizados por los distintos tipos de explotaciones.
Al asumir un valor constante de la producción de alimentos por hectárea, el estudio ignora muchas variaciones importantes, y probablemente subestima las contribuciones de las pequeñas explotaciones al suministro mundial de alimentos.
Campesinado, marginado
El estudio muestra cómo diversas ventajas y prejuicios sistémicos han permitido a las grandes explotaciones capitalistas controlar una mayor parte de las tierras de cultivo y del suministro de alimentos del mundo. Pero la parte del suministro de alimentos producida por los pequeños productores dista mucho de estar resuelta.
Aunque es más pronunciada en los países ricos, las grandes explotaciones agrícolas corporativas también han crecido en muchos países en desarrollo. Incluso allí donde predomina la agricultura familiar, el tamaño de las explotaciones ha aumentado.
El estudio señala acertadamente la necesidad de tener en cuenta los distintos tipos de explotaciones a la hora de elaborar políticas adecuadas para las explotaciones familiares de distintos tamaños. Esto es necesario para formular mejor las políticas destinadas a abordar la pobreza y los medios de vida, especialmente para los pequeños productores en dificultades.
Incluso sugiere la necesidad de responsabilizar a la agricultura a gran escala y a las empresas por las externalidades negativas de su producción (por ejemplo, sobre el medioambiente). Además de mejorar los datos sobre la agricultura, debería abordarse de forma más adecuada la concentración de tierras agrícolas y sus múltiples implicaciones en diversas partes del mundo.
T: MF / ED: EG