GINEBRA – Cuatro agencias de las Naciones Unidas reclamaron colaboración internacional para abordar la crisis de cambio de tripulación debida a la covid-19, que ha dejado a más de 400 000 marinos varados en el mar, según indicaron en una declaración conjunta este lunes 28.
Instaron a los gobiernos, la industria naviera y otras partes interesadas a “intensificar los esfuerzos para salvaguardar la salud y la seguridad de la gente de mar y evitar interrupciones en la cadena de suministro durante la pandemia en curso”.
Suscribieron la declaración en esta ciudad suiza la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Marítima Internacional (OMT), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
A medida que disminuyeron las restricciones de viaje por la covid y aumentaron las tasas de vacunación entre el personal, la crisis humanitaria en el mar mostró signos de mejoría, hasta que apareció la variante ómicron, en noviembre de 2021.
Según el Indicador de Cambio de Tripulación de la Declaración de Neptune, que se basa en datos de 10 importantes administradores de buques que emplean a unos 90 000 marinos, el porcentaje de marinos a bordo de buques más allá de sus contratos disminuyó de nueve por ciento en julio de 2021 a 3,7 % en diciembre de 2021.
Pero la proporción se recuperó hasta 4,2 % a mediados de enero de 2022, según Neptune (declaración suscrita por unas 300 empresas y entidades en enero de 2021), porque tras la declaración de ómicron como “variante de preocupación” muchos países volvieron a imponer rápidamente medidas como prohibiciones de viaje.
Esas medidas han afectado a la gente de mar de todo el mundo, la mayoría de los cuales son de países en desarrollo.
La industria naviera mundial emplea unos 4,5 millones de trabajadores, de los cuales cerca de 1,9 millones son marineros y más de 70 % proceden de los países en desarrollo. De Filipinas son oriundos más de 250 000.
Esa fuerza laboral atiende a una flota mercante de unos 60 000 buques, mayormente graneleros, de carga general, o tanqueros de petróleo y gas, y se registran sobre todo bajo las banderas de Panamá, Liberia, Islas Marshall, Hong Kong y Singapur.
Las agencias de la ONU observaron que “si bien el número de marinos que quedan varados ha disminuido, sigue siendo considerable, y se deben realizar más esfuerzos para rectificar la situación y aliviar la crisis continua”.
Las restricciones para combatir la propagación de la pandemia han significado que muchos marinos no puedan abandonar los barcos, pues permanecieron varados en el mar mucho más allá de la expiración de sus contratos de trabajo.
A menudo permanecieron así más allá del período máximo predeterminado, de 11 meses de servicio continuo a bordo, según exige el Convenio sobre el Trabajo Marítimo de 2006.
Del mismo modo, algunos marinos no han podido incorporarse a los barcos para reemplazar a las tripulaciones varadas, lo que ha provocado una pérdida significativa de ingresos y dificultades para ellos y sus familias.
Mientras estaban a bordo de los barcos, la gente de mar también se ha enfrentado a muchos otros desafíos que los ponen en mayor riesgo o bajo mayor estrés.
Por ejemplo, con frecuencia no han accedido a las pruebas, y al equipo de protección personal necesario para mantenerse seguros mientras trabajan en un entorno en el que suele ser difícil respetar recomendaciones de distanciamiento social.
La Unctad destaca que la protección de los derechos y el bienestar de la tripulación del transporte marítimo, y de sus familias, ayuda a las economías de los países de origen de la gente de mar y a mantener el flujo fluido del comercio mundial.
Más de 80 % del volumen del comercio mundial de mercancías se transporta por mar, y durante la pandemia los 1,9 millones de marinos del mundo han desempeñado un papel vital para mantener los barcos en movimiento y garantizar que se entreguen bienes críticos como alimentos, equipos médicos y vacunas.
Las agencias de la ONU formularon 10 recomendaciones, y las primeras son proporcionar a la gente de mar acceso inmediato a la atención médica y priorizar su vacunación, así como eximirles de cualquier política nacional que requiera prueba de vacunación contra la covid como única condición obligatoria para ingresar.
En segundo lugar, designarles como “trabajadores clave”, para facilitar los cambios de tripulación y el movimiento seguro a través de fronteras, reconociendo la documentación pertinente.
Se pide garantizar la aplicación coherente de los protocolos y estándares acordados internacionalmente, incluidos los relativos a los documentos de viaje y vacunación de la gente de mar, y evitar medidas punitivas, multas y costos excesivos.
En general, se demandan “esfuerzos de colaboración concertados para mantener a la gente de mar segura” y limitar la interrupción de las cadenas de suministro, así como prevenir la propagación descontrolada de las variantes de virus emergentes, “que podrían prolongar la pandemia y sus amplias consecuencias socioeconómicas”.
A-E/HM