KINGSTON – Una sola línea al final del Informe sobre Trata de Personas 2021 del Departamento de Estado de Estados Unidos ocupó los titulares en Jamaica y aumentó la preocupación sobre el fenómeno en el país. Algunos policías supuestamente facilitan o participan en el tráfico sexual, aseguraba el reporte.
Aunque el documento no citaba incidentes específicos, investigaciones o condenas de agentes de policía por tráfico sexual, los jamaicanos pidieron en las redes sociales que se investigara. La gente citó como justificación los crecientes niveles de abuso sexual denunciados durante la pandemia de covid-19.
Las autoridades estadounidenses han clasificado a Jamaica como país de origen, tránsito y destino de adultos y niños víctimas de la trata con fines de explotación sexual y trabajos forzados.
La directora de la Secretaría del gubernamental grupo contra la Trata de Personas (TiP) en Jamaica, Chenee Russell Robinson, declaró este mes que en los últimos 10 años se han rescatado más de 110 víctimas de tráfico sexual. Con una media de 10 cada año, cree que indica una real demasiado alta porque “los rescatados representan solo la punta del iceberg”.
Algunos asuntos están en manos de los tribunales, y las investigaciones sobre otras actividades están en curso, señalando que si bien las niñas constituyen la mayoría de las víctimas del tráfico sexual, también hay un número creciente de niños, dijo.
Entre 2015 y 2019, el número de adolescentes denunciados como desaparecidos en este país insular caribeño fue de una media de aproximadamente 1400 al año, según datos de la Agencia de Protección Infantil y Servicios Familiares.
Con un número que aumenta anualmente y las cifras de los que regresan a casa o se recuperan disminuyen, el espectro de un creciente tráfico sexual se está convirtiendo en una de las mayores preocupaciones para las autoridades locales.
Los activistas de la protección de la infancia creen que la mayoría de los niños desaparecidos que no regresan a casa son víctimas del tráfico sexual. En el país, aseguran, no es raro que las familias, incluidas las madres, trafiquen con sus hijas a cambio de un pago monetario o material, dice la policía. Esta forma de tráfico sexual de niños puede estar especialmente extendida en algunas comunidades precarias.
Los expertos afirman que los niños que son enviados por sus padres a vivir con sus parientes más acomodados en las zonas urbanas se convierten regularmente en víctimas.
Según el informe del Departamento de Estado, “el tráfico sexual de mujeres y niños jamaicanos, incluidos los varones, se produce en las calles y en los clubes nocturnos, bares, salones de masaje, hoteles y domicilios particulares, y ciudades turísticas”.
Así pues, aunque el informe elogia a Jamaica por sus avances y su enfoque multiinstitucional en la lucha contra el tráfico y trata de seres humanos, reprende al gobierno por la reducción de la inversión en este área y la disminución de las detenciones y la formación para afrontar el delito.
También critica la ausencia de servicios a largo plazo “para apoyar la reintegración de las víctimas, prevenir la reexplotación o mantener la protección durante los largos procesos judiciales”.
El informe estadounidense señalaba que “Jamaica no cumple plenamente las normas mínimas para la eliminación del tráfico de personas, pero que está realizando importantes esfuerzos para lograrlo”.
Estos esfuerzos incluyen una condena por trata con importantes penas de prisión y el pago de una indemnización a la víctima, un mecanismo nacional de derivación que pretende normalizar los procedimientos de identificación de las víctimas, la derivación a los servicios de las entidades intergubernamentales y un informe anual.
Las autoridades exhiben varias mejoras, como la Ley de Trata de Personas (Prevención, Supresión y Castigo), promulgada por primera vez en 2007. Enmiendas sucesivas a la norma aceleran el enjuiciamiento de los casos, introduciendo juicios sin jurado y aumentando las penas.
En julio de 2013, el gobierno modificó la ley para aumentar los períodos de encarcelamiento a 20 años. Las enmiendas de 2021 eliminaron la multa alternativa y controvertida de la multa sustitutiva de la prisión.
“Ahora una persona condenada por trata solo puede ser encarcelada o encarcelada y multada, por lo que no puede ser multada solamente”, explicó Russell.
Lecciones de una sobreviviente
La consultora Shamere McKenzie, sobreviviente de la trata de personas, dijo a IPS en una entrevista que la concientización de la comunidad, la participación y el uso de la tecnología para mejorar la seguridad de las posibles víctimas podrían ser las herramientas que lleven a Jamaica a la categoría 1.
Esa categoría acoge, según el Departamento de Estado, a los países que cumplen los estándares para erradicar la trata y tráfico de seres humanos, mientras la 2, en que está Jamaica, incluye a los países que realizan esfuerzos pero no cumplen con esos estándares mínimos, y la 3 es la de los que incumplen tanto los esfuerzos como los estándares.
“Hay mucho que podemos hacer como comunidad para ayudar a nuestros jóvenes a formar su moral y sus valores y a construir su sentido de conciencia”, dijo, señalando que los traficantes pueden reconocer a las personas con baja autoestima o en una situación especial para hacerlas sus víctimas.
Desde 2016, las autoridades han financiado el desarrollo de dos aplicaciones, Stay Alert (manténgase alerta) y Travel Plan (plan de viaje), para hacer más seguro el uso del transporte público, especialmente para las jóvenes y las mujeres.
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McKenzie cree que las comunidades y los padres deben aprender a utilizar las tecnologías para mantener a sus hijos a salvo.
“Deberíamos enseñar a la gente a protegerse, a memorizar números, a desarrollar palabras clave, a desarrollar métodos de seguridad y a utilizar mensajes de texto para protegerse”, dijo McKenzie, que asesora a los supervivientes y educa a otros sobre cómo detectar y evitar las trampas de los traficantes y sus mafias.
Un caso fue el de una antigua estudiante y atleta, quien fue atraída por alguien que creía que era un amigo afectuoso a 18 meses de infierno. Una grave lesión en los isquiotibiales dejó fuera de juego a la joven jamaicana, que vio suspendida su beca de atletismo en una de las mejores universidades de Estados Unidos.
Fue entonces, cuando se vio obligada a trabajar para conseguir el dinero que necesitaba para pagar la matrícula y el alquiler cuando aceptó la ayuda de un amigo.
La oferta a corto plazo de un apartamento en un sótano sin pagar el alquiler y “un trabajo extra” en el club nocturno del traficante se convirtió en trabajo sexual forzado después de que un hombre que ella creía que era su amigo la sometiera.
Aunque este episodio tuvo lugar en Estados Unidos, no es raro que jamaicanos y extranjeros sean atraídos a la prostitución por mujeres jóvenes ofreciéndoles trabajo o simplemente “una vida mejor”.
En 2016, por ejemplo, un tribunal condenó a Rohan Ebanks a 40 años de prisión y encarceló y multó a su pareja de hecho, Voneisha Reeves, tras traficar con una niña haitiana de 14 años. El juez condenó a Ebanks por violación, tráfico y facilitación de la trata de personas, mientras que su coacusada se declaró culpable de facilitar el tráfico.
El pescador de oficio había conocido al padre de la niña en uno de sus muchos viajes a Haití y le había convencido para que la enviara a Jamaica en busca de una vida mejor. Tres años después de que comenzara el calvario, la policía rescató a la adolescente de la casa de Ebanks y Reeve, donde había estado cuidando a los hijos de la pareja en condiciones de esclavitud.
A medida que la pandemia avanza, Robinson y otros miembros del grupo de trabajo de Trata de Personas (TiP) advierten a los padres de que los traficantes operan conectados a Internet, lo que dificulta su seguimiento. También han advertido a los adolescentes y a sus padres de que las familias también están traficando con sus parientes.
Los 110 rescatados por el grupo de trabajo TiP forman parte de 0,04 % de los supervivientes de la trata de seres humanos estimados en todo el mundo. La cifra es un indicador de que la mayoría pasa desapercibida.
Los expertos concluyen que es difícil evaluar el alcance de la trata de personas porque muchos casos pasan desapercibidos. Sin embargo, se estima que entre 20 y 40 millones de personas que víctimas de diferentes formas de esclavitud moderna ganan para sus perpetradores unos 150 000 millones de dólares al año.
De esas ganancias globales, unos 99 000 millones de dólares provienen de la explotación sexual comercial.
“Debemos empezar a enseñar a nuestros jóvenes a utilizar la tecnología que tenemos para protegerse”, concluyó McKenzie.
T: MF / ED: EG