Enfriamiento asequible reduce desperdicio de alimentos en Nigeria

Módulo de cámaras frigoríficas en el mercado al aire libre de Relife, en el municipio de Owerri, en el estado de Imo, en el sudeste de Nigeria. El Banco Mundial estima que 40 % de todos los alimentos producidos se desperdicia en ese país de África Occidental. Foto: ColdHubs

BULAWAYO, Zimbabwe – El desperdicio de alimentos obligaba a los pequeños agricultores de Nigeria a perder sus productos y sus negocios hasta que un empresario tuvo una idea innovadora y asequible, que podría extenderse por el resto de África.

Nnaemeka Ikegwuonu, que creció en una granja del sur de ese país de África occidental, observó cómo los pequeños agricultores se apresuraban a vender sus productos antes de la puesta de sol para evitar que se estropearan, o terminaban vendiéndolos a precios de saldo.

Por ello, a Ikegwuonu se le ocurrió que unas cámaras frigoríficas modulares, transportables y alimentadas por energía solar evitarían que los productos se estropearan porque podrían emplazadas allí donde se requirieran.

Los pequeños agricultores de África sufren grandes pérdidas de alimentos tras la cosecha debido a la mala manipulación, el mal envasado y la falta de almacenamiento de sus productos antes de que lleguen al mercado.

Según el Banco Mundial, la pérdida de alimentos representa 40 % de todos los alimentos producidos en Nigeria, el país más poblado de África.

ColdHubs Ltd es una empresa social nigeriana que diseña, instala, gestiona y alquila cámaras frigoríficas de acceso directo conocidas como ColdHubs (puntoss de frío). Los ColdHubs pueden almacenar y conservar frutas y verduras frescas y otros alimentos perecederos, prolongando su vida útil de dos a 21 días.

El concepto de los ColdHubs de Ikegwuonu, que describe el deterioro alimentario como un problema perverso, ayuda a los agricultores y a los minoristas a conservar sus productos durante más tiempo, reduciendo el desperdicio y logrando que los agricultores obtengan mejores precios por ellos.

La misión es reducir el deterioro de los alimentos debido a la falta de almacenamiento en frío en los puntos clave de la cadena de suministro de alimentos, explica Ikegwuonu, que ha obtenido el reconocimiento mundial por sus innovaciones en la agricultura y el espíritu empresarial. En 2016 fue galardonado con el Premio Rolex por su actividad social.

En 2003, Ikegwuonu creó la Smallholders Foundation (fundación de los pequeños propietarios). Esta organización sin ánimo de lucro desarrolló servicios de radio rural, ofreciendo información para mejorar los métodos agrícolas y conservar el ambiente a más de 250 000 oyentes diarios en todo el país.

Durante una gira radiofónica en la ciudad de Jos, capital del estado de Plateau, en el centro de Nigeria, donde realizaba un programa de radio sobre la col, Ikegwuonu se dio cuenta de que muchos agricultores tiraban sus productos porque se estropeaban antes de poder venderlos.

“En aquel momento, nos dimos cuenta de que no había ninguna forma de almacenamiento en frío, que es una infraestructura importante para cualquier mercado al aire libre de frutas y verduras frescas. Después de algunas investigaciones, construimos cámaras frigoríficas alimentadas por energía solar, que fueron bien recibidas por los agricultores”, contó Ikegwuonu en una entrevista con IPS por videoconferencia.

A juicio de este emprendedor social, “el deterioro atrapa a los agricultores en el ciclo de la pobreza porque, para cuando los alimentos llegan al mercado, su valor se ha reducido, económica y nutricionalmente”.

El empresario social y agricultor Nnaemeka Ikegwuonu, frente a una de sus cámaras frigoríficas con energía solar, instalada en un mercado de productos frescos en Nigeria. Foto: ColdHubs

Los agricultores y los minoristas alquilan las cámaras frigoríficas por solo 0,25 dólares por día y por cada caja de plástico de 20 kilos. Cada cámara frigorífica tiene capacidad para almacenar tres toneladas de alimentos. Pero cuando se les suma otras unidades de almacenamiento, pueden contener entre 10 y 100 toneladas de alimentos a la vez.

Ikegwuonu dijo que, al diseñar las cámaras frigoríficas, se hizo hincapié en la capacidad de generación de energía solar para hacerlas funcionar todos los días de la semana.

Durante el día las unidades producen energía a partir de los paneles fotovoltaicos del tejado de cada cámara. Esa energía se transfiere y almacena en baterías que facilitan que las cámaras frigoríficas funcionen también durante la noche.

En la actualidad están instaladas 54 cámaras frigoríficas en 38 agrupaciones repartidas por dos estados de Nigeria, e Ikegwuonu tiene previsto duplicar ese número durante  2022.

Los ColdHubs han creado 66 puestos de trabajo para mujeres jóvenes, contratándolas y formándolas como operadoras de centros y asistentes de mercado.

Estos centros de enfriamiento, situados en mercados al aire libre, dan servicio a más de 5000 pequeños agricultores, minoristas y mayoristas de Nigeria.

En 2020, las cámaras frigoríficas almacenaron más de 40 000 toneladas de alimentos, lo que contribuyó a reducir el desperdicio de alimentos y a aumentar los beneficios de los agricultores, aseguró Ikegwuonu.

“Los agricultores habían elogiado la tecnología y habían aumentado sus ingresos en 50 % aproximadamente antes de que empezáramos a desplegar los ColdHubs. Ahora ganan unos 150 dólares al mes por la venta de los productos que antes se estropeaban y se tiraban o se vendían a precios ridículos”, explicó.

El deterioro de las frutas y verduras antes de que puedan llegar a los consumidores priva a los agricultores de Nigeria de ingresos determinantes y contribuye al desperdicio de alimentos. Foto: Busani Bafana / IPS

En general, destacan organizaciones internacionales dedicadas a la alimentación, el desperdicio de alimentos ocurre durante el procesamiento industrial, la distribución y el consumo final, pero en el caso de los países del Sur en desarrollo las pérdidas de alimentos se producen en las fases iniciales de la cadena de producción.

Según el Índice de Sostenibilidad Alimentaria (FSI), la pérdida y el desperdicio de alimentos requieren una acción urgente dados sus impactos ambientales y económicos, además de la perdida de alimentos en momentos que el hambre forma parte de la vida de más de 800 millones de personas en el mundo.

El FSI, que clasifica a los países en función de la sostenibilidad de los sistemas alimentarios, es un modelo de referencia cuantitativo y cualitativo que mide la sostenibilidad de los sistemas alimentarios en las categorías de pérdida y desperdicio de alimentos, agricultura sostenible y desafíos nutricionales.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo. 

Nigeria ocupó el quinto lugar con una puntuación de 74,1 en pérdida y desperdicio de alimentos en los resultados del FSI 2018 para los países de ingresos medios.

Según un informe de la Fundación Rockefeller, las frutas y hortalizas son las que más se pierden en los países en desarrollo, ya que representan  42 % de las pérdidas y desperdicios de los países en desarrollo a nivel mundial, y señala que el aumento de la venta comercial y el uso de tecnologías para evitar las pérdidas entre los pequeños agricultores y los agentes de la cadena de valor es una oportunidad para reducir el deterioro.

Se calcula que 93 millones de pequeños agricultores y actores de la cadena de suministro de alimentos se ven afectados por su pérdida de alimentos en Nigeria.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha instado a que se acelere la acción mundial para reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos, cuando faltan menos de nueve años para que se cumplan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

Hace siete años, los líderes mundiales acordaron los 17 ODS, y el Objetivo 12 se compromete específicamente a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos por persona en el mundo a nivel de minoristas y consumidores para 2030.

Reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos contribuye a la realización de mejoras más amplias en los sistemas agroalimentarios para lograr la seguridad alimentaria, la inocuidad de los alimentos, la mejora de la calidad de los mismos y la obtención de resultados nutricionales, ha destacado la FAO.

La agencia de la ONU ha instado a invertir y dar prioridad a las nuevas tecnologías e innovaciones que abordan directamente la pérdida de alimentos tras la cosecha.

Es fundamental que se impulsen las inversiones para animar a los jóvenes africanos a que no se alejen de la agricultura y vean en ella una oportunidad económica y existencial durante la pospandemia de covid,  afirma la organización Heifer International, que ha promovido a jóvenes innovadores para que promuevan tecnologías que transformen  la agricultura en África.

“Los jóvenes emprendedores de toda África comprenden las luchas de la generación de sus padres y han visto cómo esto ha desanimado a la gente de su entorno a la hora de seguir carreras en el sector agrícola, comentó Adesuwa Ifedi, vicepresidente sénior de Programas para África de Heifer International.

Precisamente, es con el apoyo de Heifer y del AYuTe Africa Challenge que Ikegwuonu prevé ampliar de 50 a 5000 ColdHubs en toda África Occidental en los próximos cinco años.

“Demasiados agricultores africanos no obtienen los ingresos que merecen porque no tienen forma de mantener frescos sus productos. Estamos revolucionando el almacenamiento con nuestros Cold Hubs y garantizando que los agricultores obtengan valor por sus productos al evitar que se estropeen”, concluyó Ikegwuonu.

T: MF / ED: EG

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