KARACHI, Pakistán – Sarah Tajammal, de 23 años, tenía una sensación de fatalidad inminente mientras luchaba contra la fiebre alta, las náuseas, los vómitos y la fatiga extrema tras ser diagnosticada con dengue a mediados de octubre.
Como vive en una zona residencial de Lahore, la segunda ciudad más poblada de Pakistán y la que ha registrado más casos de dengue debido a su ambiente verde y húmedo, pudo haberse contagiado en su casa o cuando fue a una campaña de plantación de árboles organizada por su oficina, dijo a IPS por teléfono desde su urbe, en la oriental provincia de Punjab.
En esa provincia la cifra de nuevos casos de dengue ha superado los 11 000 y sigue aumentando. Con dos y tres pacientes ocupando cada cama de hospital, según las informaciones periodísticas locales, muchos contagiados se ven obligados a permanecer en camillas en los pasillos.
Tajammal tuvo suerte. Su estado no alcanzó ese nivel crítico. La fiebre remitió en tres días, aunque las náuseas y los vómitos siguieron persiguiéndola durante una semana. Al comenzar noviembre, se siente casi como nueva y está recuperando sus fuerzas.
Pero si hay una lección que ha aprendido, es que nunca hay que subestimar el poder de la diminuta mosca voladora. “Evitaré salir a la calle hasta que haga suficiente frío para que el mosquito muera», dice.
Fue en 1994 cuando se informó por primera vez de la existencia de dengue en Pakistán, pero no fue hasta 2005 cuando se produjo la primera epidemia en Karachi, la ciudad más poblada de este país del sur de Asia.
Desde 2010, Pakistán vive una situación de persistente epidemia en tres provincias: Khyber Pakhtunkhwa, Punjab y Sindh, donde se ubica Karachi.
Mientras en Lahore siguen luchando contra el virus del dengue, las cosas tampoco pintan muy bien en esta ciudad portuaria, en el extremo sur paquistaní.
“Estamos viendo muchos casos de dengue. Parece haber sustituido a la covid-19”, admitió a IPS el médico Naseem Salahuddin, jefe del departamento de enfermedades infecciosas del Hospital Indus de Karachi. “Los enfermos de dengue leve o moderado son enviados a casa con instrucciones de presentarse a un seguimiento”, añadió.
La propagación del dengue de Karachi a Lahore y de Lahore a diferentes partes de Punjab y luego a zonas relativamente templadas del pañis en los últimos años, indica que los mosquitos Aedes se han adaptado a zonas relativamente templadas, explicó Erum Khan, profesora de microbiología del departamento de patología y medicina de laboratorio de la Universidad Aga Khan, en Karachi.
Dijo que el cambio climático, junto con una población en ascenso, la urbanización y el aumento de los viajes y el transporte, lo están avivando aún más.
“La gravedad de la enfermedad ha aumentado, mientras el aporte del gobierno es inconsistente y sin ninguna estrategia de control de la enfermedad a largo plazo”, lamentó Khan.
El virus del dengue se transmite a los humanos por mosquitos infectados, principalmente el Aedes aegepty, que vive mayormente en climas tropicales y templados y que anida fácilmente en aguas estancadas. Hay hasta cinco tipos de virus del dengue, cuyos síntomas inicialmente se semejan a los gripales, pero que puede ser mortal en el caso del dengue hemorrágico.
En Pakistán, la mortalidad es alta entre los pacientes que llegan cuando la infección está ya muy desarrollada, según explicó Salahuddin, para quien es importante monitorear a todas las personas contagiadas y vigilar de cerca a los pacientes, con quien hay que mantener un “equilibrio” en la administración de suficientes líquidos, “pero sin excederse”.
Al mismo tiempo, aunque los hospitales de Karachi pueden gestionar hasta ahora el tratamiento, teme que en el futuro los casos sean cada vez más graves y más numerosos, y que llegue un momento en que haya una saturación hospitalaria.
Por eso, los profesionales de la salud como ella no pueden dejar de insistir en que la administración municipal limpie la ciudad de basura y charcos de agua procedentes de la lluvia o de canalones desbordados de aguas estancadas y de tuberías rotas.
De lo contrario, advirtió Salahuddin, se producirá otro desastre sanitario para los ciudadanos. “La limpieza de la ciudad es nuestra única oportunidad”, señaló.
El arma biológica y las dudas en Pakistán
“Dado que la mayoría de la población no sabe si se ha infectado antes, la situación en Pakistán puede empeorar en futuros brotes”, advirtió el médico Ijaz Ali, virólogo de la Universidad Comsats de Islamabad, la capital.
“La mala gobernanza, la incapacidad de comprender el comportamiento o el hábitat del mosquito y la negativa a permitir la investigación o a utilizar los métodos científicos establecidos en otros países son algunos de los obstáculos para controlar la población de mosquitos Aedes en Pakistán”, planteó Ali a IPS.
“La recurrencia cíclica del dengue cada año y la aparición del chikungunya y el zika apuntan al fracaso de las estrategias existentes, si es que existen, para controlar la población de vectores”, señaló.
El gobierno paquistaní, por su parte, sigue rociando con insecticida en las ciudades y, con los años, ha mejorado en el tratamiento y el diagnóstico.
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Pero, según Ali, el uso de insecticidas ha provocado resistencia a los mismos en los mosquitos vectores.
En particular, considera que las campañas de fumigación al aire libre son una medida meramente cosmética y poco eficaz. En cuanto al tratamiento y el diagnóstico, dijo que todavía no se aborda la fuente de la infección del dengue, el propio mosquito.
El virólogo considera que lo mejor para combatir las enfermedades transmisibles por vectores sería un coctel de estrategias químicas (fumigación con insecticidas), mecánicas (trampas para mosquitos colocadas cerca y dentro de los centros de transporte, como aeropuertos y estaciones de autobuses) y biológicas (con un componente importante de biología).
Durante los últimos 11 años, Ali ha intentado convencer al gobierno provincial y al central, con poca fortuna, de la fabricación de miles de millones de mosquitos en laboratorios, para que al ser liberados en la naturaleza, redujesen la propagación del virus del dengue.
“Los mosquitos machos (solo ellos) liberados por ingeniería genética, al aparearse con las hembras Aedes (también portadoras del virus), producirían crías que morirían cuando aún están en fase de larva o pupa”, explicó Ali, el único pakistaní con un doctorado en mosquitos modificados genéticamente.
Además, las modificaciones genéticas, detalló, también pueden acortar la vida, causar esterilidad e incluso la muerte de la especie Aedes modificada.
“Sin embargo, los que pueden decidir se han demorado demasiado, con el resultado de que el virus se ha descontrolado”, señaló.
Ha intentado llamar la atención, pero con poco éxito. “Ellos (los funcionarios del gobierno) me dicen que si se corre la voz de que el gobierno estaba luchando contra el virus soltando aún más mosquitos, ¡tendrán que enfrentarse a la ira del público!”, se quejó el especialista en mosquitos.
“Cualquier intervención biológica que altere el ecosistema medioambiental debe sopesarse muy cuidadosamente en cuanto a sus pros y sus contras”, subrayó Rana Safdar, director general de salud de Pakistán. “Las consecuencias imprevistas de la liberación de mosquitos modificados genéticamente no pueden descartarse por completo”, añadió con cautela.
Ali recordó que los ensayos de campo con mosquitos modificados genéticamente se han llevado a cabo con éxito en varios países, como Malasia, la Polinesia Francesa, Brasil, Australia, Vietnam y Singapur. Añadió que ese método no ha tenido impacto significativo en la salud humana y animal ni en el ecosistema.
Pero Safdar sigue sin estar convencido.
“La ingeniería genética no solo puede alterar las características del mosquito, sino que puede ir más allá”, explicó a IPS. Esa alteración de la naturaleza, ejemplifica, podría aumentar el riesgo de otras enfermedades transmitidas por los mosquitos o convertirse en una fuente más de molestias.
A juicio del director general de salud, “la interacción de las nuevas especies con los vectores preexistentes en una zona de intervención puede, además, dar lugar a nuevos retos medioambientales”, con los que el país puede no estar preparado para luchar.
“Puedo entender la frustración del investigador”, dijo Khan, pero dado que Pakistán es signatario del Protocolo de Cartagena sobre Seguridad de la Biotecnología del Convenio sobre la Diversidad Biológica, debe tener en cuenta las preocupaciones de bioseguridad sobre el medioambiente y la salud humana.
“Hasta ahora no hay directrices claras. Por lo tanto, creo que el gobierno es reticente”, aclaró.
La médica Erum admitió que la sustitución de los mosquitos modificados genéticamente para reducir las enfermedades era una solución tangible, pero también se mantuvo cautelosa sobre su aplicación.
“Por ahora, recomendaría que se realizaran más experimentos en entornos controlados para evaluar el impacto en la biodiversidad antes de liberar mosquitos transgénicos en la naturaleza, y dado que el estudio es complejo, debería contar con un equipo formado por ecologistas, científicos sociales y biotecnólogos que trabajen juntos como un solo concepto de salud para obtener una imagen completa”, detalló.
Pero si no se hace absolutamente nada y el mosquito sigue viviendo sin controles, el virólogo Ali predijo que Pakistán podría sufrir también otras epidemias, como la de la fiebre amarilla, en los próximos años.
T: MF / ED: EG