Brasil apunta al mercado mundial de hidrógeno verde

Nuevas alianzas buscan desarrollar proyectos de hidrógeno verde en la región Nordeste del país, como en el Puerto de Pecém, en la foto. Foto: Complejo Pecém

Un choque eléctrico en el agua. Suena algo simplista, pero este es el proceso, llamado  electrólisis, que se utiliza para producir hidrógeno verde, el elemento gaseoso que ya se ha ganado el apodo de «combustible del futuro» y que se considera fundamental en la búsqueda de la neutralidad para 2050 de los gases de efecto invernadero (GEI), el objetivo del Acuerdo de París.

Hoy, Brasil no produce esa fuente de energía, pero si los proyectos previstos se concretan, el país puede convertirse en protagonista mundial de ese mercado, con énfasis en la región Noroeste, conformada por nueve estados.

Los primeros pasos se dieron, especialmente en Ceará, que en febrero lanzó el proyecto HUB de hidrógeno verde. Se trata de una asociación que involucra al gobierno del estado y a la Federación de Industrias de Ceará -en la atracción de inversores-, a la Universidad Federal de Ceará (UFC) -en el desarrollo tecnológico- y al Complejo Industrial y Portuario de Pecém, que albergará el HUB, en el municipio de São Gonçalo do Amarante.

Desde entonces, la Secretaría de Desarrollo Económico y Trabajo de Ceará ha firmado 12 memorandos de entendimiento con empresas de diferentes países, interesadas en montar plantas de electrólisis con producción de H2V para la exportación. Diálogo Chino ha mapeado estos proyectos en la siguiente infografía.

 

Infografía: Gabriella Sales / Diálogo Chino

La electrólisis es el proceso de someter  agua (H2O) a una corriente eléctrica, es decir, a una descarga. Esta descarga separa las moléculas de hidrógeno (H2) y de oxígeno (O2), generando gas. Si la electricidad utilizada para convertir el agua en hidrógeno procede de una fuente limpia, como el viento y el sol, no se producen emisiones de GEI en el proceso. De ahí viene el nombre de hidrógeno verde.

Entre las empresas que han firmado memorandos se encuentra la australiana Enegix, que promete invertir 5.400 millones de dólares para convertir su planta, denominada Base One, en la mayor planta de H2V del mundo. El proyecto prevé la producción anual de 600 000 toneladas de gas.

Esta producción podría beneficiar a una variedad de industrias. Aunque el mercado de automóviles impulsados ​​por hidrógeno está dando sus primeros pasos, un kilo de H2 da a un automóvil una autonomía de 100 kilómetros, de modo que una producción a la escala de Base One podría, por ejemplo, abastecer a seis millones de vehículos al año, si cada uno recorre diez mil kilómetros en promedio.

“En 15 o 20 años, el Nordeste podría desempeñar un papel crucial en el mercado internacional del hidrógeno verde”, declaró a Diálogo Chino el Secretario de Desarrollo Económico y Trabajo de Ceará, Maia Junior.

“Este será uno de los vectores de la nueva economía, y Ceará ha creado la infraestructura y las condiciones fiscales para posicionarse bien [en este mercado], además de tener el viento y el sol ideales”, aseguró.

Las afirmaciones de Maia Junior se basan en el hecho de que Ceará tiene la única Zona Franca de Exportación activa (ZPE) de Brasil, lo que garantiza beneficios fiscales y cambiarios. Además, el Nordeste de Brasil tiene una velocidad de viento constante que no cambia mucho de dirección, y también tiene una alta irradiación solar media, lo que significa que tiene un buen potencial para la producción de energía eólica y solar.

Otro factor que ayuda al HUB de Ceará es que el puerto de Rotterdam, la mayor terminal marítima de Europa, posee el 30% del puerto de Pecém. Como los holandeses también están desarrollando un proyecto de producción, importación y distribución de H2V, la relación empresarial facilitaría la exportación a Europa del hidrógeno producido en Ceará.

Según el secretario Maia Júnior, Ceará sigue atrayendo inversores y, para que los proyectos salgan del papel, la innovación es fundamental.

Ahí es donde entra la UFC, que ha creado asociaciones con empresas que quieren integrar el HUB, con el objetivo de desarrollar la tecnología y formar a los profesionales.

En septiembre, la universidad firmó un acuerdo con la empresa china MingYang Smart Energy, fabricante de equipos para la generación de energía renovable, como paneles fotovoltaicos y turbinas eólicas, incluida la tecnología para plantas marinas.

El acuerdo prevé un intercambio entre profesores y estudiantes de la UFC y técnicos de MingYang, creando un programa de investigación conjunto, así como un proyecto piloto en el mar de Pecém.

El puerto de Pecém puede albergar quizás la planta de hidrógeno verde más grande del mundo. Foto: Complejo de Pecém

Grupos de la UFC visitarán las plantas de MingYang e intercambiarán información para la creación de equipos para la producción de energía eólica marina que se adapten a nuestra costa. Cuando estas plantas estén operando en alta mar, serán otra fuente para abastecer nuestro HUB”, dice Augusto Albuquerque, profesor de la UFC.

“Estamos cerrando asociaciones para intercambiar conocimientos. Nuestro sueño es tener un gran centro de desarrollo de hidrógeno verde en la universidad”, añade.

Hoy en día, el sueño sigue estando solo en papeles.

En la vecina Rio Grande do Norte, líder nacional en producción de energía eólica, la electricidad generada por el viento también puede abastecer a las plantas de H2V. En el estado, tres empresas han firmado memorandos para implantar plantas de H2V que utilizarán la energía de los futuros parques eólicos marinos.

También en el Nordeste, dos empresas prevén la instalación de plantas de H2V en el Puerto de Suape, en Pernambuco. Saliendo de la región, la australiana Fortescue también quiere tener una planta en el Puerto de Açu, en Río de Janeiro.

“El Nordeste se convertirá en un exportador de energía, porque es un gran productor de energías renovables, por lo que puede abastecer la demanda interna y seguir vendiendo. El beneficio económico será enorme. El hidrógeno verde será un pilar en el proceso global de descabornización”, afirma Mônica Saraiva Panik, directora de relaciones institucionales de la Asociación Brasileña del Hidrógeno.

“No es sólo en Brasil. El hidrógeno verde puede cambiar la geopolítica mundial, porque los países no dependerán de las reservas de gas o petróleo. Quien tenga energía renovable destacará y esto pone en juego a los países de América Latina, el Caribe y África”, añade Panik.

Búsqueda por parte de China

Mientras que empresas de las más diversas banderas ya anuncian futuras plantas de H2V en Brasil, las empresas de capital chino que operan en el país aún están en fase de prospección de proyectos.

En 2020, la Corporación de Inversión de Energía del estado de China y su brazo brasileño, SPIC Brasil, firmaron un memorando que involucra al instituto de investigación energética Cepel.

Según la empresa, se invertirán 3,5 millones de dólares en la investigación del hidrógeno verde y la energía inteligente, un concepto que aboga por el uso racional de la energía.

La primera etapa, que ya ha comenzado, tiene como objetivo “desarrollar tecnología para autobuses y otros medios de transporte público impulsados por hidrógeno verde”, dijo SPIC Brasil a Diálogo Chino.

En septiembre, la directora general de la empresa en Brasil, Adriana Waltrick, ya había declarado al periódico Valor Econômico que el H2V es uno de los focos de atención de la empresa. “Somos líderes en China en hidrógeno [verde], es una tecnología que produce carbono cero y puede ser muy útil para Brasil”, dijo.

Por su parte, CTG Brasil, la sucursal brasileña de la China Three Gorges Corporation, lanzó una convocatoria pública denominada Misión Estratégica del Hidrógeno Verde.

“El objetivo es mapear el mercado brasileño, entender y evaluar el potencial de los modelos de negocio, su cadena de valor y las tecnologías asociadas, que deben generar oportunidades de inversión”, dijo por correo electrónico el director de estrategia y rendimiento empresarial de CTG Brasil, Silvio Scucuglia.

Es el valor de un megaproyecto de hidrógeno verde anunciado por el gobierno chino en Mongolia Interior. China tiene la intención de posicionarse como un importante productor de H2V en el mundo.

Pueden participar en la convocatoria empresas públicas y privadas. Con 3,2 millones de dólares para asignar a los proyectos, CTG Brasil busca propuestas orientadas a la producción, almacenamiento y distribución de H2V, considerando también proyectos que tengan como objetivo el uso del combustible en áreas como la agricultura, la movilidad y la industria.

China es el mayor productor mundial de H2, pero del tipo gris, producido a partir de combustibles fósiles contaminantes  (ver infografía). Sin embargo, este año ha anunciado un megaproyecto de H2V en Mongolia Interior, con una inversión de 3000 millones de dólares.

Para Carlos Peixoto, director ejecutivo de la consultora H2Helium, es sólo cuestión de tiempo que surjan iniciativas más sólidas en Brasil.

“Todavía no hemos visto que las empresas chinas se muevan mucho por aquí en cuanto al hidrógeno verde, pero seguro se están preparando y en cualquier momento pueden anunciar algo, como un electrolizador de otro mundo. No tengo ninguna duda de que entrarán con fuerza en el mercado brasileño del hidrógeno”, aseguró.

Carrera mundial por las fuentes limpias

Hoy, la matriz energética brasileña está conformada en 45 % por fuentes renovables, mientras que en el mundo este índice es de 14 %. En la matriz eléctrica, la diferencia es aún mayor. En Brasil, 83 % de la electricidad tiene un origen renovable. En el mundo, 25 %.

Estas ventajas, sin embargo, no han impedido que Brasil llegue a la COP26 rezagado en la batalla climática. Un estudio publicado por el Observatorio del Clima unos días antes de la conferencia muestra que en 2020 las emisiones brasileñas crecieron  9,5 %, mientras que en el mundo disminuyeron casi 7 %, debido a la pandemia de covid-19.

Un paso al frente, dos atrás

Brasil tiene una matriz energética conformada en 48 % por fuentes renovables, muy por encima del promedio mundial. Pero también emitió más gases de efecto invernadero que el resto del mundo el año pasado, en gran parte debido al aumento de la deforestación en la Amazonía.

El estudio señala que el país emitió el año pasado 2160 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente al aire, el nivel más alto desde 2006, lo que, según el Observatorio, tiene una relación directa con la deforestación de la Amazonia.

Estos datos se suman a un estudio del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) publicado por la revista Nature, que señala que la selva amazónica emite actualmente más carbono del que absorbe.

“Históricamente, los procesos de transición energética han durado dos o más generaciones. Así se pasó del carbón al petróleo y luego al gas. El recorte de carbono será en una generación, porque es urgente”, señala Emílio Matsumura, director ejecutivo del Instituto de Transición Energética E+.

Esto ayuda a explicar por qué el hidrógeno verde ha ganado protagonismo. Al ser un gran almacén de energía, puede utilizarse en procesos y actividades industriales muy dependientes de los combustibles fósiles ypor tanto, grandes emisores de GEI.

Cuellos de botella del hidrógeno verde en Brasil

En opinión de Carlos Peixoto, Brasil empezó tarde en la carrera del H2V, ya que ni siquiera cuenta con una normativa para el crecimiento del sector (ver infografía), mientras que ya hay más de 30 países con una estrategia bien definida, según un informe del Consejo del Hidrógeno publicado este año. En 2019, solo hubo tres países (Francia, Corea del Sur y Japón), lo que demuestra, según él, la rapidez con la que el mundo avanza hacia el “hidrógeno renovable”.

“Tenemos que correr tras él, formar a los jóvenes, hacer patentes. Tenemos condiciones para ser protagonistas, pero tenemos que empezar pronto”, dice el consultor, cuya empresa firmó un memorando con el HUB de Ceará para actuar en el desarrollo de proyectos.

hidrógeno verde
Ceará ya cuenta con parques eólicos, como el de Praia de Morro Branco, que hacen que el hub sea competitivo. Foto: Ricardo Funari / Alamy

Mônica Panik cree que el reglamento dará más seguridad a los inversores, creando las condiciones para aumentar la escala de producción. Pero opina que incluso sin una legislación específica, los proyectos seguirán adelante.

“Toda la cadena del hidrógeno verde se basa en las energías renovables, un sector regulado y consolidado en Brasil. Los electrolizadores también se utilizan desde hace décadas, así que técnicamente no hay ningún secreto. Lo que se espera es la evolución técnica, para reducir los costes. Todavía no hay regulación, pero las empresas ya están haciendo estudios y procesos de autorización”, dijo.

Frente al optimismo de todos los que participan en los debates sobre el “combustible del futuro”, Panik observa que esto se debe a que los riesgos, en su opinión, son pocos: “El hidrógeno verde no es sólo una ola. Por supuesto que requiere esfuerzo, inversión, desarrollo técnico, pero es un camino sin retorno. No hay riesgos en esta dirección. Quien no vaya por este rumbo, estará solo”.

Este artículo se publicó originalmente en Diálogo Chino, una plataforma informativa latinoamericana.

RV: EG

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