NAIROBI – Los gobiernos proyectan aumentar la producción mundial de petróleo y gas en las próximas dos décadas, a pesar de sus compromisos climáticos para limitar el calentamiento de la Tierra, señaló este miércoles 20 un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Inger Andersen, directora ejecutiva del Pnuma, dijo al presentar el informe que “los efectos devastadores del cambio climático están a la vista de todos. Todavía hay tiempo para limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 grados centígrados, pero esta ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente.
La meta de que para 2050 la temperatura del planeta no suba más de 1,5 grados centígrados sobre los niveles preindustriales (1850-1900) fue establecida por más de 190 países en el Acuerdo de París de 2015, con compromisos para reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) y otros gases de efecto invernadero.
El estado de esos compromisos y la adopción de nuevos serán materia de la 26 Conferencia de las Partes (COP26) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, los 12 primeros días de noviembre en Glasgow, Reino Unido.
Según el informe sobre la Brecha de Producción 2021, elaborado por el Pnuma e institutos de investigación, la suma de combustibles fósiles (grandes generadores de CO2) que planean producir los países sería más de dos veces mayor (110 por ciento más) de la que permitiría cumplir con los objetivos del Acuerdo de París.
Los planes y proyecciones de producción de los gobiernos supondrían 240 por ciento más de carbón, 57 por ciento más de petróleo y 71 por ciento de lo que sería consistente con limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius.
“Están peligrosamente fuera de sincronía con el Acuerdo de París”, según el informe divulgado en la sede del Pnuma en esta capital.
Los hallazgos del informe se basan en los perfiles de Alemania, Arabia Saudita, Australia, Brasil, Canadá, China, Emiratos Árabes Unidos, Estados Unidos, India, Indonesia, México, Noruega, Reino Unido y Rusia, 15 de los principales países productores de combustibles fósiles.
“Los efectos devastadores del cambio climático están a la vista de todos. Todavía hay tiempo para limitar el calentamiento a largo plazo a 1,5 grados centígrados, pero esta ventana de oportunidad se está cerrando rápidamente”: Inger Andersen.
Estos países han anunciado objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero a través de sus contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC, en inglés), y en algunos casos establecido metas netas cero, es decir, equilibrar las emisiones que se liberan en la atmósfera con las que se capturan de ella.
Pero los datos dejan ver que sus gobiernos mantienen un gran apoyo político a la producción de combustibles fósiles y no hay cambios relevantes en la brecha entre esa producción y los niveles fijados en el Acuerdo de París con respecto a 2019, cuando se publicó la primera edición del estudio.
El documento precisa que los países del Grupo de los 20 (economías industrializadas y emergentes) han adicionado casi 300 000 millones de dólares a actividades de combustibles fósiles desde el comienzo de la pandemia covid-19, una cantidad superior a la que han asignado a energías limpias.
De cara a la COP26, Andresen dijo que “los gobiernos deben dar un paso al frente adoptando medidas rápidas e inmediatas para cerrar la brecha de producción de combustibles fósiles y garantizar una transición justa y equitativa”.
Para los autores del informe, la producción mundial de carbón, petróleo y gas debe empezar a disminuir de inmediato y de forma pronunciada para ser coherente con la meta de limitar el calentamiento global.
“Sin embargo, los gobiernos siguen planificando y apoyando niveles de producción de combustibles fósiles que superan ampliamente lo que podemos utilizar para cumplirla”, dijo Ploy Achakulwisut, del Instituto del Ambiente de Estocolmo y científico jefe del informe.
En el campo positivo el reporte destaca que ha disminuido en los últimos años el financiamiento público internacional para la producción de combustibles fósiles, por parte de los países del Grupo de los 20 (G20) -de potencias industriales y emergentes- y de los principales bancos multilaterales de desarrollo.
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