México y Venezuela entre los países con más clases perdidas

Un aula en una escuela de Serrinha, en el nororiental estado Rio Grande do Norte, de Brasil, reabierta en 2021 con medidas de bioseguridad. Unicef sostiene que las escuelas no son el lugar donde más se transmite el virus de covid-19 y urge por su reapertura en todos los países. Foto: Potter/Unicef

NACIONES UNIDAS – México y Venezuela son los países de América Latina donde un mayor número de alumnos ha perdido horas de clase tras desatarse la pandemia covid-19, y en todo el mundo las escuelas siguen cerradas para 77 millones de estudiantes, señaló este jueves 16 un nuevo informe de Unicef.

Henrietta Fore, directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), lamentó que “mientras se reanudan las clases en muchos países, millones de estudiantes en el mundo inician un tercer año académico sin pisar un aula”,

“Puede que las pérdidas que los estudiantes están sufriendo por no estar en la escuela no se recuperen nunca”, agregó.

Según el informe, en el período marzo 2020-septiembre 2021 en México unos 33,2 millones de estudiantes perdieron al menos tres cuartos de la instrucción que debieron recibir en aulas, y en Venezuela 6,9 millones de alumnos se han perdido prácticamente de todas sus clases.

La pérdida de la mayor parte de sus clases afectó a dos millones de estudiantes en Honduras y a más de medio millón en Panamá.

En el mundo, las mayores pérdidas corresponden a Bangladesh, con 36,8 millones de alumnos afectados por el cierre de escuelas, mientras que en Filipinas quedaron en esa situación 24,9 millones de niños, niñas y jóvenes.

Otros países analizados por Unicef donde millones de estudiantes se han perdido toda la enseñanza en aulas, o al menos tres cuartas partes de ella, son Myanmar (también conocida por su antiguo nombre de Birmania), Iraq, Arabia Saudita, Jordania y Kuwait.

El gobierno de Bangladesh inició la reapertura de los centros de enseñanza primaria, secundaria y superior a partir del 12 de septiembre de 2021, y el de Panamá la comenzó en junio, en modalidad híbrida (presencial y a distancia).

En total, se calcula que 131 millones de estudiantes de 11 países han perdido más de tres cuartas partes de su aprendizaje presencial, y en todo el mundo se perdieron tras la crisis de covid 1,8 billones (millones de millones) de horas de clase.

Todavía en 27 por ciento de los países las escuelas siguen cerradas total o parcialmente.

Para conmemorar y deplorar los 18 meses de cierre de escuelas, los canales de Unicef y sus aliados decidieron cerrar durante 18 horas, “para enviar al mundo el mensaje de que hay que reabrir las escuelas cuanto antes”, indicó esa agencia.

El cierre de las escuelas “ha generado una crisis en la sombra para los niños. Además de retrasarse en su educación, muchos no reciben comidas ni vacunas periódicas en la escuela, sufren aislamiento social y mayor ansiedad, y están expuestos a casos de abuso y violencia”, expuso el informe de Unicef.

Para algunos, el cierre de las escuelas los ha llevado al abandono escolar, el trabajo infantil y el matrimonio precoz. Muchos padres no han podido continuar su empleo mientras compaginan las necesidades que tienen sus hijos de recibir atención y aprendizaje, lo que sume a sus familias en la pobreza.

Aunque el aprendizaje a distancia ha sido un salvavidas para millones de escolares, el acceso a la tecnología y la calidad del plan de estudios han sido desiguales no solo entre países dependiendo de su nivel de ingresos, sino  incluso dentro de las comunidades y los distritos escolares.

Unicef sostiene que “la experiencia demuestra que las escuelas no son el lugar donde más se transmite el virus (de covid) y que es posible mantenerlas abiertas para que los estudiantes reciban una enseñanza en persona”.

Por ello, esa agencia instó a los gobiernos a “reabrir las escuelas lo antes posible y a llevar a cabo todas las acciones necesarias para mitigar la transmisión del virus”, como aplicar uso de mascarillas, proporcionar instalaciones para el lavado de manos, aseo de superficies, ventilación adecuada y labor escolar en grupos pequeños.

“La crisis educativa sigue viva, y cada día que pasa en que las aulas permanecen a oscuras, la devastación empeora. Esta es una crisis que no permitiremos que el mundo deje de lado. Las escuelas deben ser las últimas en cerrar y las primeras en reabrir”, concluyó Fore.

A-E/HM

 

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