PARÍS – Los avances conseguidos en el campo de la educación en Afganistán en los últimos 20 años peligran con el arribo al poder del movimiento talibán y la crisis humanitaria en ese país, advirtió este lunes 13 un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Audrey Azoulay, directora general de la Unesco, dijo al presentar el informe que “lo que está en juego en Afganistán es la absoluta necesidad de preservar los logros alcanzados en materia de educación, especialmente para las niñas y las mujeres”.
El informe recordó que en dos décadas la cantidad total de alumnos matriculados pasó de alrededor de un millón a 10 millones de estudiantes, el número de profesores aumentó en 58 por ciento, y la tasa de alfabetización femenina casi se duplicó, pasando de 17 a 30 por ciento.
Los avances en la matriculación femenina fueron llamativos: el número de niñas en la escuela primaria pasó de casi cero en 2001 a 2,5 millones en 2018.
En 2021, cuatro de cada 10 estudiantes de educación primaria son niñas, y el número de muchachas en la educación superior aumentó de unas 5000 en 2001 a cerca de 90 000 en 2018.
El informe titulado “El derecho a la educación: ¿Qué está en juego en Afganistán?” expone el amplio abanico de compromisos constitucionales y legales que el país asumió para hacer avanzar el derecho a la educación.
“Lo que está en juego en Afganistán es la absoluta necesidad de preservar los logros alcanzados en materia de educación, especialmente para las niñas y las mujeres”: Audrey Azoulay.
Desde 2001, Afganistán ratificó los instrumentos normativos internacionales sobre educación y derechos de la mujer, y consagró el derecho a la educación para todos los ciudadanos en la Constitución, garantizando nueve años de enseñanza obligatoria para todos los niños y niñas.
Sin embargo, “los retos de desarrollo y educación de Afganistán siguen siendo colosales”, según el reporte, y no solo porque los talibanes cercenen libertades civiles, sino porque es uno de los países más pobres del mundo y tiene una muy baja puntuación en el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas.
La mitad de los niños en edad de ir a la escuela primaria no están escolarizados, 93 por ciento de los niños en el último tramo de la primaria no dominan la lectura.
Tanto la pandemia covid-19 como el largo y cruento conflicto armado han supuesto una carga adicional para el desarrollo de la educación, con millones de alumnos afectados por el cierre de escuelas y otras instituciones educativas.
Se prevé que el número de desplazados internos aumente, lo que incrementa el riesgo de pérdidas de aprendizaje entre los niños y la catástrofe generacional que afectará negativamente al desarrollo sostenible del país en los próximos años.
La combinación de la falta de maestras, las graves limitaciones para pagar los salarios de los profesores y la retirada de la ayuda internacional podrían tener consecuencias inmediatas y graves para la continuidad de la educación.
El país depende en gran medida de la ayuda internacional, que representa la mitad de su gasto en educación.
La prohibición de la coeducación y de que los hombres enseñen a las mujeres supondrá un duro golpe para la participación de las mujeres en la enseñanza superior y para la educación de las niñas en general, lo que repercutirá negativamente en sus vidas, su trabajo y su ciudadanía.
El informe señala medidas inmediatas y urgentes para todas las partes interesadas, resumidas en “hacer que todos los estudiantes vuelvan a aprender”.
Se requiere “garantizar un entorno de aprendizaje seguro y protector, en consonancia con la Declaración de la Escuela Segura aprobada por Afganistán”.
Asimismo, movilizar y apoyar a los profesores con el pago puntual de sus salarios y ofrecerles oportunidades de desarrollo profesional.
En particular “eliminar los obstáculos que impiden la participación de las mujeres en la educación, entre otras cosas, garantizando un suministro sostenible de maestras, en particular en las zonas rurales, en todos los niveles de la enseñanza”.
Adicionalmente, se pide proporcionar servicios educativos a los alumnos desplazados internos y reforzar los planes de estudio para que se centren en los conocimientos y habilidades esenciales.
Y se recuerda que 12 millones de adultos y jóvenes (mayores de 15 años) siguen sin saber leer y escribir.
A-E/HM