NACIONES UNIDAS – Los grupos armados que combaten en seis países de África central y occidental arreciaron los ataques contra civiles y el secuestro masivo de niños en este período previo a la temporada de lluvias que dificulta sus movimientos, indicó con alarma este miércoles 7 una declaración de Unicef.
El 5 de julio “150 estudiantes fueron secuestrados en una escuela en el (norteño) estado de Kaduna, en Nigeria, último incidente en una serie alarmante de ataques y secuestros contra niños en el oeste y centro de África”, dijo Henrietta Fore, directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
“Nos preocupa profundamente que, como en años pasados, los grupos armados no estatales y las partes en conflicto intensifiquen estas actividades violentas en las próximas semanas, antes de la temporada de lluvias, cuando sus movimientos podrían verse restringidos por las inundaciones”, agregó
Los países de la región donde más se ha manifestado esa violencia el último año son Burkina Faso, Camerún, la República Centroafricana, la República Democrática del Congo, Níger y Nigeria.
En este último país “al menos 950 estudiantes han sido secuestrados de sus escuelas por hombres armados desde diciembre. Solo en las últimas seis semanas, casi 500 niños fueron secuestrados en cuatro incidentes separados en las partes central y noroeste del país”, dijo Fore.
“No es suficiente condenar estos crímenes, no cuando millones de niños enfrentan una crisis de protección cada vez más grave. Los niños que viven en estas áreas necesitan una acción concertada para garantizar que puedan vivir de manera segura, ir a la escuela o buscar agua sin temor a ser atacados o separados de sus familias”: Henrietta Fore.
“Es difícil comprender el dolor y el miedo que sus familias y seres queridos están sufriendo en su ausencia”, subrayó la responsable de Unicef.
La mayor parte de esos secuestros se atribuye al grupo islamista Boko Haram, que tendría en esas acciones, más asaltos, robo de ganado y tráfico de armas sus fuentes de financiamiento, según las autoridades nacionales.
En Burkina Faso “los ataques contra civiles y otras violaciones del derecho internacional humanitario se han disparado significativamente en las últimas semanas. El 5 de junio, al menos 130 civiles murieron en un ataque a una aldea en la provincia de Yagha (frontera con Níger)”, reportó Unicef.
Fore dijo que “este fue el ataque más mortífero en el país desde el estallido de violencia en 2015”, y solo el pasado mes murieron 178 civiles en ataques. “Más de 1,2 millones de personas, 61 por ciento de las cuales son niños, están desplazadas a causa de la violencia, un aumento de 10 veces en tres años”, agregó.
En Camerún, un grupo armado atacó un centro religioso en la ciudad de Mamfé (oeste cercano a Nigeria), mató a un niño de 12 años e hirió a otro de 16, decenas de trabajadores humanitarios han sido atacados o asesinados y Unicef calcula que un millón de niños necesitan protección contra la violencia.
En la República Centroafricana los casos registrados de violencia sexual contra niñas pasaron de 10 el último trimestre de 2020 a 40 en los primeros tres meses de 2021, y los ataques u ocupaciones de escuelas y hospitales pasaron de 30 a 44.
Los grupos armados han matado a casi 300 personas este año en Níger, incluidos 45 niños, en asaltos coordinados sobre aldeas en las regiones de Tillábery y Tahoua, en el oeste cercano a Burkina Faso y al norte de Nigeria.
Y en la República Democrática del Congo “solo en el primer trimestre de 2021 se verificaron más de 3400 violaciones contra niños, como el reclutamiento en grupos armados, el secuestro y el asesinato, lo que representa 64 por ciento del número total de violaciones verificadas para todo el año 2020”, indicó Unicef.
“Ya en 2020, según el último informe del secretario general de las Naciones Unidas sobre los niños y los conflictos armados, uno de cada tres niños víctimas de graves violaciones corresponden a casos en África occidental y central”, apuntó Fore.
Para la responsable de Unicef “no es suficiente condenar estos crímenes, no cuando millones de niños enfrentan una crisis de protección cada vez más grave”.
“Los niños que viven en estas áreas necesitan una acción concertada para garantizar que puedan vivir de manera segura, ir a la escuela o buscar agua sin temor a ser atacados o separados de sus familias”, agregó.
Los grupos armados y todas las partes en conflicto “tienen la obligación moral y legal de cesar inmediatamente los ataques contra civiles, respetar y proteger a los civiles y los bienes de carácter civil durante cualquier operación militar”, subrayó.
Fore dijo finalmente que los donantes en la comunidad internacional deben aumentar sus contribuciones, para que entidades como Unicef puedan ampliar su trabajo de reducir las vulnerabilidades de los niños y aumentar su resiliencia para mantenerlos a salvo de los daños.
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