CURITIBA, Brasil – Al menos 120 000 muertes causadas por covid-19 hasta marzo de este año en Brasil podrían haberse evitado si se hubieran adoptado de manera más generalizada políticas más efectivas para controlar la pandemia, como el distanciamiento social, la restricción de aglomeraciones y el cierre de escuelas y comercios, según un documento técnico presentado ante el Senado de este país.
Pero en opinión de algunos investigadores, esas proyecciones incluso podrían ser “conservadoras” cuando se comparan con las tasas observadas en países con más de cien millones de habitantes.
“La proporción de muertes evitables debe ser mucho mayor: alrededor de tres cuartos a cuatro quintos del número total de muertes ocurridas”, comentó a SciDev.Net Alcides Miranda, profesor de Salud Pública de la Universidad Federal de Rio Grande do Sul (UFRGS), quien no participó en el informe.
Aunque sus estimaciones no tienen el rigor de un estudio científico, Miranda explicó que al comparar las tasas de incidencia, mortalidad y letalidad observadas en 14 países con poblaciones de más de 100 millones de habitantes, y las proyecciones realizadas al inicio de la pandemia por el Imperial College de Londres, hay entre 384 000 a 410 000 muertes que no debieron producirse, indicó.
Esos datos de algún modo concuerdan también con el documento, que precisa que en los primeros doce meses de la pandemia (marzo de 2020 a marzo de 2021) hubo 305 000 muertes por encima de lo que se esperaría para el período según los registros históricos de mortalidad del país. Dichas muertes estarían vinculadas directa o indirectamente a la pandemia.
Brasil, con 211 millones de habitantes, tiene 2,7 por ciento de la población mundial y ostenta 13 por ciento de las muertes globales por covid, precisó el epidemiólogo Pedro Hallal, de la Universidad Federal de Pelotas, durante su testimonio ante la comisión parlamentaria que investiga la responsabilidad del gobierno durante la pandemia, en cuya sesión se presentó el documento.
“Quienes realmente terminaron protagonizando los procesos de toma de decisiones (frente a la covid) fueron los empresarios, financistas de campañas políticas que no querían que las medidas fueran más rigurosas”: Alcides Miranda.
Hasta el 29 de junio, 515 985 personas habían perdido la vida por la enfermedad según cifras oficiales.
Pero la crisis no muestra signos de llegar a su fin: 33 por ciento de las muertes mundiales causadas por el coronavirus el mismo día de la presentación del documento en el Senado (24 de junio) ocurrieron en Brasil, enfatizó Hallal.
El documento fue preparado por investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ) y la Universidad de São Paulo (UFSP), a solicitud de un grupo de organizaciones de la sociedad civil denominado Alerta Covid-19.
Se basó en diferentes bases de datos públicas para estimar la mortalidad asociada al covid y en dos estudios, publicados en Science y Nature que, a partir de datos de diferentes países, evaluaron la efectividad de medidas no farmacológicas para combatir el virus.
El artículo de Nature concluyó que el uso de estas medidas redujo la transmisión del coronavirus entre un 15 y 38 por ciento por día en seis países al inicio de la pandemia. El de Science recopiló datos de 41 países y concluyó que medidas como el cierre de servicios no esenciales y la prohibición de aglomeraciones pueden reducir la transmisión hasta en 75 por ciento.
Con base en estos análisis, los investigadores infirieron que si Brasil hubiera implementado una política efectiva de control basada en acciones no farmacológicas y aplicada sistemáticamente, los niveles de transmisión podrían haber tenido una reducción relativa del 40 por ciento (120.000 muertes) en el potencial de transmisión del virus.
Otras acciones, como la organización de la atención hospitalaria y de salud, hubieran contribuido a una reducción aún mayor de muertes por retraso en el diagnóstico o falta de tratamiento de otras enfermedades debido a la saturación del sistema de salud.
“El principal fracaso de Brasil fue que tardó mucho en tener algún tipo de medida, que cuando se tomaron no eran integrales, sino localizadas, de baja intensidad y de corta duración”, dice a SciDev.Net Ligia Bahia, investigadora del Instituto de Estudios de Salud Pública de la UFRJ y coautora del estudio.
Además de las medidas de cierre de aeropuertos, puertos y carreteras que, según los investigadores, Brasil no ha adoptado, “el país tampoco realizó suficientes pruebas diagnósticas y renunció al uso de mascarillas de buena calidad”, prosigue Bahia.
“Son medidas que, en ese momento, podrían haberse implementado plenamente”, afirma.
Para Alcides Miranda, “quienes realmente terminaron protagonizando los procesos de toma de decisiones fueron los empresarios, financistas de campañas políticas que no querían que las medidas fueran más rigurosas”.
Las autoridades brasileñas deberían haber colocado la experiencia epidemiológica de Brasil al frente de los procesos de toma de decisiones y se podría haber activado la atención primaria de salud para formar una red de vigilancia epidemiológica, dar un mejor apoyo a los trabajadores de la salud y promover una rápida reconversión industrial, para una mayor producción de insumos y equipos necesarios para combatir el coronavirus, subraya.
Hasta el 29 de junio, el 12,27 por ciento de la población brasileña había recibido dosis completas de alguno de los agentes de inmunización utilizados en el país: Coronavac (Sinovac/Instituto Butantan); Oxford/AstraZeneca; Pfizer/BioNTech o Janssen.
Este artículo se publicó originalmente en SciDevNet América Latina.