KATMANDÚ – Un año después de que el Ministerio de Salud de Nepal pidiera a las organizaciones internacionales el suministro urgente de un medicamento utilizado para detener el sangrado posparto, una agencia de la ONU ha entregado anticonceptivos por valor de un millón de dólares para evitar las consecuencias de otra escasez.
Los 1,6 millones de ciclos de píldoras anticonceptivas orales y 776 000 unidades de anticonceptivos inyectables y jeringuillas evitarán aproximadamente 75 000 embarazos no deseados, 22 000 abortos inseguros y 80 muertes maternas, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).
Al igual que el año pasado por estas fechas, Nepal se encuentra ante nuevas medidas de aislamiento social destinadas a frenar el aumento explosivo de casos de covid-19. Entre abril y mayo de 2021, los casos diarios pasaron de 150 a más de 8000, impulsados por los brotes en la vecina India.
En la mayoría de los hospitales de la capital, Katmandú, y en algunas ciudades de la frontera sur con India no había camas en las unidades de cuidados intensivos, y los pacientes conectados a bombonas de oxígeno se vieron obligados a permanecer en los aparcamientos de vehículos de los hospitales. También hubo que ampliar los crematorios para acoger a los muertos.
Hasta el 18 de julio, más de 9500 personas han muerto y 66 7000 se han infectado a nivel nacional, según las cifras oficiales que los especialistas consideran un subregistro del verdadero impacto en este país asiático situado en la región del Himalaya de unos 31 millones de habitantes.
“Esta ayuda es muy oportuna, ya que Nepal estaba a punto de sufrir una escasez de anticonceptivos inyectables y píldoras orales», dijo el médico Tara Nath Pokhrel, director de la División de Bienestar Familiar del Ministerio de Salud.
A su juicio, “estos suministros ayudarán en gran medida a los gobiernos federal, provinciales y locales a hacer frente a las crecientes necesidades de planificación familiar durante la pandemia de covid-19″, añadió en un comunicado.
La necesidad urgente del año pasado fue el misoprostol, un medicamento utilizado para el aborto terapéutico y para detener la hemorragia excesiva de las nuevas madres, también conocida como hemorragia posparto (HPP).
Esta enfermedad es la principal causa de muerte entre las mujeres que dan a luz en casa, una cifra que se disparó tras detectarse el primer caso de covid en el país, en enero de 2020. De hecho, los partos en los centros sanitarios se redujeron en más de 50 % durante el confinamiento para contener el coronavirus en 2020, según la revista médica The Lancet.
La escasez solo afectó al paquete de tres pastillas de misoprostol utilizado para prevenir la HPP, no a los kits de aborto médico. Hasta diciembre, el UNFPA no pudo entregar al gobierno nepalí una partida de casi 500 000 dosis, un suministro suficiente para un año.
Tener un suministro constante de misoprostol ha sido un reto para el gobierno desde que en 2010 se hizo cargo del programa de asistencia del medicamento un proyecto patrocinado por el gobierno de Estados Unidos.
Para paliar las deficiencias de este programa, el gobierno recurrió inicialmente a socios internacionales para obtener el medicamento fuera del país, pero después asumió su compra en su sistema de adquisiciones sanitarias.
Sin embargo, en 2014 la agencia gubernamental contra la corrupción acusó a ocho empleados del Ministerio de Sanidad de importar misoprostol de mala calidad y a precios inflados.
Finalmente, fueron absueltos, junto con los proveedores del sector privado, pero la gran notoriedad del caso hizo que los funcionarios sanitarios tendieran a inhibirse de negociar la importación del medicamento, según confió a IPS un ex participante en el proyecto.
“Si la persona necesitaba justificar (la compra de misoprostol), tal vez pensaba: Esto creó mucha tensión en el pasado, así que prefiero no adquirirlo”, detalló.
El resultado fue la escasez. Luego, en 2015, los terremotos sacudieron Nepal y mataron a casi 9000 personas. A esta catástrofe le siguió un bloqueo de meses de las rutas con India después de que en Nepal se aprobó una nueva y controvertida Constitución. Por dos años, las cadenas de suministro se complicaron y se volvieron poco fiables.
En 2017, tras las primeras elecciones en Nepal bajo un sistema de gobernanza federal, algunas responsabilidades sanitarias se transfirieron de las autoridades centrales a los provinciales o locales, incluyendo la compra y distribución de misoprostol. Una descentralización para la que los gobiernos locales no parecían estar preparados.
“En general, los gobiernos locales no dispusieron de tiempo y recursos suficientes para reforzar su capacidad de adquisición de productos sanitarios maternos y neonatales que salvan vidas», señaló un portavoz del UNFPA en un comunicado. También dependía del grado de prioridad que cada gobierno local diera al sector sanitario en general.
Antes de que estallara la crisis de la covid, el programa de misoprostol estaba en marcha en 56 de los 77 distritos de Nepal, “pero en enero de 2020, una encuesta realizada en 12 de esos 56 distritos reveló que ninguno tenía el medicamento”, dice Surya Bhatta, director ejecutivo de One Heart Worldwide, una organización internacional que trabaja en Nepal.
“Creo que el misoprostol es uno de los asuntos más discutidos en nuestra oficina”, añade.
“Hablamos mucho de ello con los líderes locales, las madres embarazadas, las voluntarias de salud de la comunidad durante sus reuniones mensuales, y con los proveedores de servicios en los centros de salud. Incluso en el caso de los gestores, en los foros gubernamentales más amplios, se está debatiendo mucho, pero la parte de la implementación tiene muchos huecos que llenar aún”, explicó Bhatta.
Durante el periodo de cierre de actividades y aislamiento social de 2020, la escasez de misoprostol y las muertes por HPP de mujeres que dieron a luz en sus hogares generaron muchos titulares y conmocionaron a las organizaciones sanitarias y sociales.
Este año no ha habido informaciones sobre la escasez de misoprostol, dijo a IPS el médico Punya Poudel, también de la División de Bienestar Familiar nepalí. Sin embargo, las muertes maternas se mantuvieron por encima del promedio por segundo año consecutivo.
Desde mediados de marzo de 2020 hasta mediados de junio de 2021, se produjeron 258 muertes maternas, en comparación con las 51 del mismo periodo antes de la irrupción del coronavirus, según las estadísticas preliminares.
La tasa de mortalidad materna de Nepal, de 239 por cada 100 000 nacimientos, equivale a unas 1200 muertes anuales.
En su comunicado informativo, la representante del UNFPA en Nepal, Lubna Baqi, instó al gobierno y a sus socios a dar prioridad a la salud sexual y reproductiva.
“Nepal ha seguido luchando contra la escasez de suministros debido a la competencia de prioridades y demandas, pero ha llegado el momento de que el gobierno y los socios de desarrollo centren su atención en la prevención de los embarazos no deseados y los abortos inseguros invirtiendo en la planificación familiar y la educación sexual integral”, subrayó.
T: MF / ED: EG