GINEBRA – Los países en desarrollo deben apelar a la tecnología para escapar de la trampa que representa su dependencia de las exportaciones de productos básicos, mostró un informe divulgado este jueves 8 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
“La dependencia de los productos básicos es un estado difícil de cambiar, pero no debe verse como inevitable», dijo la secretaria general de la Unctad, Isabelle Durant, al presentar el informe en esta ciudad suiza.
Agregó que “si los países en desarrollo adoptan nuevas tecnologías e innovación, y reciben el apoyo adecuado de la comunidad internacional, pueden transformarse y utilizar su riqueza de recursos para obtener mejores resultados”.
Alrededor de 64 por ciento de las economías en desarrollo dependen de la exportación de productos básicos, y la mayoría corre el riesgo de continuar en la senda de la dependencia de estos productos a menos que adopten una transformación tecnológica estructural, registró el informe.
Esa dependencia implica que al menos 60 por ciento de sus ingresos por exportaciones de mercancías provengan de bienes primarios, como el cacao, el café, el algodón, el cobre, el litio y el petróleo.
El informe advierte que la mayoría de los 85 países en desarrollo dependientes de los productos básicos seguirán “atrapados en esta trampa en el futuro, a menos que pasen por un proceso de transformación estructural posibilitado por la tecnología”.
“La dependencia a los productos básicos es un estado difícil de cambiar, pero no debe verse como inevitable. Si los países en desarrollo adoptan nuevas tecnologías e innovación, y reciben el apoyo adecuado de la comunidad internacional, pueden transformarse y utilizar su riqueza de recursos para obtener mejores resultados “: Isabelle Durant.
Durant dijo que la creación de capacidades tecnológicas debe ser una prioridad mientras los países dependientes de productos básicos intentan recuperarse de la crisis de la covid-19 y, además, “los actuales precios elevados de muchos productos básicos no deben alentar a estos países a producir más de lo mismo”.
“De lo contrario, estas naciones y sus poblaciones serán tan vulnerables a la próxima crisis como lo fueron en consecuencia de la pandemia de coronavirus”, aseveró.
El análisis muestra que la probabilidad de depender de los productos básicos está fuertemente asociada a los bajos índices de tecnología.
Por ejemplo, el Índice de Desarrollo Tecnológico presentado en el informe señala que la puntuación promedio de los países dependientes de productos básicos es de 1,55, en comparación con 5,17 de países en desarrollo que no dependen de esos productos, como China, India, México, Turquía y Vietnam.
Otro índice muestra la preparación de los países para las tecnologías de vanguardia, como la inteligencia artificial, el internet de las cosas, el blockchain (cadnas de bloques de datos) y la robótica.
Esa medición es de 0,25 para los países en desarrollo dependientes de las exportaciones de productos básicos y de 0,47 para los que no lo son. En los países desarrollados el valor es de 0,80.
Pero algunos países han demostrado cómo superar la dependencia de la exportación de productos básicos.
En 1965, los productos alimenticios representaban 83 por ciento del total de las mercancías exportadas por Costa Rica. El café y el banano por sí solos representaban 68 por ciento frente a solo siete por ciento de las manufacturas.
Cuatro décadas después, la cesta costarricense de exportaciones había cambiado: la contribución del sector alimentario descendió a 24 por ciento, y los principales productos de exportación fueron microcircuitos electrónicos (26 por ciento del total de mercancías) y las piezas y accesorios de máquinas (15 por ciento).
La diversificación de las exportaciones de ese país fue posible “gracias a un entorno político que apoya la tecnología, la innovación y el capital humano necesarios”, para diversificar los productos alimentarios de mayor valor, como los jugos de frutas, y para establecer y desarrollar sectores de alta tecnología.
Otros ejemplos de éxito son la transformación en Indonesia de la dependencia del petróleo a los productos procesados, la diversificación de Malasia, del caucho y el aceite de palma hacia productos manufacturados como neumáticos y guantes médicos, y el ascenso de Botsuana en la cadena de valor del diamante.
Según el informe, el diseño y la aplicación de las políticas de ciencia, tecnología e innovación deben ser responsabilidad de conjunto de todo el gobierno.
Esto incluye la mejora de las infraestructuras físicas, como las conexiones fiables de electricidad e internet, y de las normas y reglamentos que rigen la innovación y la adopción de tecnologías, así como la creación de instituciones de investigación y desarrollo, y la obtención y mantenimiento de la estabilidad macroeconómica.
Pero también “es esencial que los socios internacionales públicos y privados de los países en desarrollo dependientes de productos básicos faciliten la transferencia de tecnología y los esfuerzos para establecer las capacidades físicas, humanas e institucionales necesarias para su adopción y apropiación”, concluyó el informe.
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