El carbón vegetal amenaza a los bosques nativos de Zimbabwe

El carbón vegetal que se vende en los centros urbanos de Zimbabwe generalmente se importa ilegalmente de Mozambique y Zambia, productores tradicionales del combustible. Pero ahora se está produciendo ya en algunas provincias del país, según la Comisión Forestal. Foto: Busani Bafana/ IPS

BULAWAYO, Zimbabwe – Una vez a la semana, un viejo camión Bedford alquilado y maltrecho deposita una tonelada de carbón vegetal fresco en el agreste terreno del puesto que tiene Sibangani Tshobe.

Rápidamente, pequeños y artesanales carromatos, llamados localmente Scania, recogen pequeñas cargas y desaparecen de inmediato por Old Pumula, el suburbio más antiguo de la segunda ciudad más grande Zimbabwe, Bulawayo.

Los cortes de electricidad se han detenido temporalmente en este país del sur de África, pero los costos altos de la energía y una ola de frío ocasional todavía ofrecen a Tshobe la oportunidad de ganar unos pocos dólares.

“Vendo una bolsa de carbón vegetal por siete dólares y es un buen negocio para mí”, dijo Tshobe a IPS, mientras señalaba una bolsa de polietileno de 50 kilógramos, que los revendedores dividen en fardos más pequeños que se venden por un dólar.

El alto costo de la electricidad para los zimbabuenses con problemas de liquidez significa que la demanda de leña para cocinar, tener luz y calefacción ha aumentado, en un país con una tasa de pobreza de más de 38 por ciento de sus 14 millones de habitantes, según el Banco Mundial.

También se ha incrementado, en consecuencia, la destrucción de los frágiles bosques de Zimbabwe.

“Con el alto costo de la electricidad, ¿qué se hace? Este es un medio para defender a mi familia. Soy consciente de que nuestro negocio implica destruir árboles, pero tenemos que vivir”, dijo Tshobe.

Talar bosques para sustituir a la electricidad

Cada año, Zimbabwe pierde aproximadamente 60 millones de árboles, unas 33 000 hectáreas de bosques, gracias a la deforestación ilegal, según la estatal Comisión Forestal, un organismo encargado de proteger los bosques.

La fabricación de carbón vegetal está aumentando la pérdida de bosques autóctonos y también la degradación de la tierra, dijo Violet Makoto, portavoz de la Comisión Forestal.

“El carbón vegetal está presente y es una tendencia preocupante debido a los desafíos energéticos que enfrenta el país”, explicó a IPS.

“Hace unos meses tuvimos un problema de falta de electricidad, por lo que el carbón fue útil para cocinar, especialmente en las zonas urbanas. Ahora, en la mayoría de las partes, la electricidad está disponible, pero fuera del alcance de muchos debido a las altas tarifas”, explicó.

El carbón vegetal es un combustible producido por el calentamiento de madera y residuos a altas temperaturas y sin oxígeno, que se prefiere a la propia madera por arder más, mejor y durante más tiempo.

La práctica se está arraigando en zonas de este país dominadas por bosques autóctonos frondosos, como la especie de madera dura del mopane (Copaifera mopane J), ​​explicó Makoto.

La ilegal producción y comercialización del carbón vegetal amenaza ya los bosques autóctonos de Zimbabwe, donde se prefieren los árboles de madera dura para fabricar carbón vegetal. Foto: Busani Bafana/ IPS

El carbón vegetal que se vende en los centros urbanos generalmente se importa ilegalmente de Mozambique y Zambia, tradicionales productores de este antiambiental combustible.

Pero ahora también se está generando en el distrito de Muzarabani en la provincia central de Mashonalandia, cerca de la frontera con Mozambique, según la Comisión Forestal.

En otras tres provincias, Midlands, Mashonalandia Occidental y Matabelelandia Septentrional, también han comenzado a participar en la ilegal producción de carbón vegetal, señaló Makoto.

En la provincia de Matabelelandia Septentrional, las áreas productoras de este combustible incluyen la concesión Hwange Colliery, las granjas en las riberas del río Gwayi y las aldeas de reasentamiento a lo largo del límite de Bubi-Nkayi, detallo Armstone Tembo, conservador de bosques en jefe de la Comisión Forestal.

«Hemos estado haciendo redadas y confiscando el carbón, pero nuestro problema es que somos conscientes de que incluso si confiscamos el carbón, la gente sigue yendo a esas áreas y tala más árboles y produce nuevo  carbón», afirmó.

El año pasado, más de 30 personas fueron arrestadas y multadas por comercializar carbón vegetal y se confiscaron 1,9 toneladas del material. En los primeros cinco meses de este año, se confiscaron ya más de 1000 bolsas de carbón vegetal y se arrestó y acusó a 10 personas por su fabricación y venta.

“Necesitamos una solución duradera que pueda eliminar por completo la producción de carbón vegetal en el país. Tal vez la elaboración de nuevas leyes ayudaría a abordar directamente el problema de la producción de carbón vegetal en Zimbabwe», afirmó Tembo.

La producción, comercialización e incluso el consumo de carbón vegetal son delitos, a menos que se compre carbón vegetal elaborado con árboles exóticos, según destacó Abednego Marufu, gerente general de la Comisión Forestal.

Marufu dice que hubo una excepción para las empresas madereras que explotan especies de árboles exóticos, como la acacia, para la fabricación de carbón vegetal.

El carbón vegetal generado con los árboles de madera dura está acabando con los bosques en la mayor parte de África debido a las crecientes necesidades energéticas. Foto: Busani Bafana/ IPS

Leyes más estrictas para los culpables

La Comisión Forestal está presionando por leyes más estrictas para frenar la práctica, proponiendo una pena de cárcel obligatoria, en lugar de multas, que no demuestran ser suficientes para disuadir.

Actualmente, cualquiera que sea sorprendido vendiendo leña y carbón vegetal puede recibir una multa de nivel siete, de al menos unos 59 dólares, y ser castigado hasta un año de cárcel.

“La multa de nivel siete para las personas en áreas comunes es lo suficientemente disuasiva, lo que necesitamos es hacer cumplir la ley y estamos trabajando con la Policía de la República de Zimbabwe y los Consejos de Distrito Rural y la Agencia de Gestión Ambiental para frenar esta actividad”, dijo Marufu.

Añadió que actualmente se avanza en establecer “una pena de cárcel obligatoria en lugar de multas opcionales para que la gente pueda ir a la cárcel durante tres meses. Creemos que será lo suficientemente doloroso para que entiendan que los delitos ambientales son graves».

Sin embargo, las multas más estrictas no son necesariamente la respuesta al problema, señalan activistas de la sociedad civil.

“El aumento constante de la electricidad es insostenible no solo para los consumidores pobres y desempleados, sino también para las empresas, porque la electricidad es un componente clave de la economía local y del hogar”, dijo a IPS Effie Ncube, activista de derechos civiles. Agregó que el costo alto de la electricidad también está elevando los costos de los bienes y servicios básicos.

Puede leer aquí la versión en inglés de este artículo

En septiembre de 2020,  la Compañía de Transmisión y Distribución de Electricidad de Zimbabwe (ZETDC, en inglés) y la empresa de la Autoridad de Suministro de Electricidad de Zimbabwe (ZESA, en inglés) aumentaron sus tarifas en 50 por ciento.

Adicionalmente, en mayo hubo un nuevo incremento de 30 por ciento más, lo que las compañías adjudicaron a los incrementos de los altos costos de la importación de electricidad.

Los incrementos continuos en los alimentos, el combustible y la energía están llevando a los zimbabuenses a la pobreza, subrayó Comfort Muchekeza, gerente del Consejo de Consumidores de Zimbabwe en la Región Sur.

Planteó que el gobierno debe impulsar la recuperación de la economía del país, para que los consumidores puedan pagar la electricidad.

“La energía es un tema realmente delicado”, indicó Machemedza a IPS.

“Ya es hora de que el gobierno proponga fuentes alternativas de energía e invite a otros actores al sector energético. El costo actual de la electricidad se ha ido fuera del alcance de los consumidores mayoritarios (pobres) e incluso de la clase media”, alertó.

Con este contexto, los combustibles de madera representan un valor económico significativo en muchos países, alcanzando aproximadamente 6000 millones de dólares para toda África, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Más de 1000 millones de dólares de esta cantidad correspondían a carbón vegetal.

«Zimbabwe necesita invertir en fuentes de energía alternativas a gran escala, como la eólica y la solar, para que la gente tenga acceso a energía limpia y asequible en un momento en el que la leña y el carbón vegetal se utilizan ampliamente, pero tienen un impacto ambiental grave», sentenció Ncube.

T: MLM /ED: EG

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