Los recuerdos comenzaron a llegar al traspasar la puerta. “Con esta rasuradora mis dos muchachos se cortaban su pelo”, comentó el padre, mientras empacaba apresurado. Lo mismo pasaba con el DVD, la licuadora, el sombrero, la tele… todo lo fue adquiriendo poco a poco, en pagos, para que sus hijos estuvieran contentos en la nueva vida en el norte, que les traería prosperidad. Foto: Isabel Briseño / Pie de Página