MONTEVIDEO / SANTIAGO – Con días de diferencia, dos grupos de científicos que asesoraron a los gobiernos de Chile y Uruguay durante la pandemia dieron un paso al costado después de que durante meses sus propuestas de medidas restrictivas para bajar la alta cantidad de casos no fueran tomadas en cuenta.
Las recomendaciones de los científicos respondieron a la preocupación por los picos de casos de covid-19 y muertes que se dieron en ambos países en los últimos meses, incluso a pesar de tener las tasas de vacunación más altas de la región. Chile superó 60 por ciento de la población objetivo con dos dosis y en Uruguay 42 % ya completó el plan de inmunización.
Como comparación en la región, Brasil tiene 11,5 por ciento de su población con dos dosis y solo en mayo murieron más brasileños que en 109 países por 12 meses. Estas cifras lo ubican como el segundo país del mundo con más muertes: 500.000 fallecidos.
Pero pese a las campañas de vacunación, en junio Chile tuvo jornadas con 7000 casos, y en abril llegó a un pico de 9200 contagios en un día. En Uruguay, solo en mayo murieron 1660 personas por covid; en todo 2020 fallecieron 224 personas.
“Decisiones imprudentes tomadas en espacios sin actas ni expertos han devenido en un nuevo descontrol de la transmisión viral, impactando en vidas y secuelas de miles de personas”: Colegio Médico de Chile.
Si bien hacia fin de junio la cantidad de casos registra una tendencia a la baja en los dos países, desde hace varios meses los asesores de científicos insistían con tomar medidas que bajaran la movilidad y redujeran la transmisión viral.
Sin embargo, ante la ausencia de respuesta del gobierno, a más de un año de la pandemia, el equilibrio entre la recomendación científica y el manejo político, social y económico de la pandemia transita un momento tenso.
En Chile
A fines de mayo, el Colegio Médico (Colmed) chileno abandonó la Mesa Social Covid-19 que integraba desde marzo de 2020. La instancia reúne a representantes de municipalidades, universidades, autoridades del gobierno y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Chile, y busca coordinar acciones para enfrentar la pandemia.
Colmed se retiró por considerar que ese espacio “no tiene injerencia en las decisiones relevantes relacionadas al manejo sanitario de la pandemia”. En un comunicado agregó que “decisiones imprudentes tomadas en espacios sin actas ni expertos han devenido en un nuevo descontrol de la transmisión viral, impactando en vidas y secuelas de miles de personas”.
Días después de su retiro, el 14 de junio, el Colmed presentó al gobierno la “Estrategia Sociosanitaria Covid cero” que, entre otros puntos, propone un “cortocircuito epidémico” con cierre estricto de actividades por tres semanas y cambios en la política sanitaria.
El 19 de junio, el Ministerio de Salud (Minsal) de Chile se reunió con gremios y expertos para analizar el plan del gobierno y la propuesta de Colmed.
Chile comenzó su campaña de vacunación en febrero, que buscaba alcanzar 80 por ciento de la población a mediados de año (15 de sus 19 millones de habitantes). A junio, unos 2,5 millones no se vacunaron, sobre todo menores de 50.
Pero si bien repuntó la vacunación después que el gobierno creara el Pase de Movilidad (26 de mayo), que otorga mayores libertades a los vacunados aunque estén en cuarentena, no fue suficiente, dijo a SciDev.Net María Paz Bertoglia, presidenta de la Sociedad Chilena de Epidemiología.
Son justamente los menores de 50 años quienes están llenando las Unidades de Cuidados Intensivos. Al momento en que Santiago volvió al encierro total (12 de junio), a nivel nacional solo quedaba cuatro por ciento camas disponibles, y en la capital, dos por ciento. Una semana después, las cifras comenzaron a mejorar, pero lentamente.
“Cuando nos comparamos con países que tienen un gran avance en la vacunación nos medimos con gigantes como Israel, Estados Unidos y Reino Unido”, opinó a SciDev.Net María Luz Endeiza, jefa del Vacunatorio de Clínica Universidad de los Andes y miembro del Consejo Asesor de Vacunas e Inmunizaciones (Cavei) del Minsal.
El problema, opinó Endeiza, es que son idiosincrasias distintas y también son países que llegan a altos niveles de vacunación entrando al verano. “Nosotros estamos en invierno, cuando la gente está encerrada y ventila menos, lo que propicia el contagio”, explica.
En Uruguay
En 16 de junio, luego de 14 meses de trabajo junto al gobierno, el Grupo Asesor Científico Honorario (GACH), integrado por 56 investigadores de diferentes áreas, acordó con el presidente Luis Lacalle Pou finalizar la labor.
Si bien la relación gobierno-GACH terminó en buenos términos, en febrero el GACH envió al presidente un informe con recomendaciones para “reducir la transmisión y minimizar los daños producidos por la enfermedad”.
El 14 de enero, Uruguay había registrado su mayor pico de casos con 1514 contagios en un día luego casi un año con solo 100 casos diarios. En diciembre hubo un primer aumento, pero para abril, el incremento paulatino llevó al país a más de 2500 contagios por día y en mayo a más de 3000. El 29 de mayo se registraron 5974 casos en un día, aunque con gran cantidad de testeo.
Poco antes, el científico Rafael Radi, coordinador del GACH, alentó públicamente a “blindar abril” para “llegar al invierno con más control” y recordó el informe de febrero que proponía explícitamente cuarentena de tres semanas. Si bien el gobierno nacional aplicó varias recomendaciones del informe, dijo que las medidas que restringían las libertades no eran una opción.
Al tiempo que el GACH termina su asesoramiento sistemático, varias voces indican que, además del cansancio y el desgaste, la no consideración de varias recomendaciones aceleró la decisión.
Este artículo se publicó originalmente en SciDevNet América Latina.