La pandemia covid-19 produjo un retroceso de los derechos de las mujeres en muchos países y dificulta aún más la vida de las que están en situación de pobreza y vulnerabilidad, destacó un análisis de la coalición contra la pobreza Oxfam.
En cinco campos la vida de las mujeres ha sido más perjudicada por esta crisis, que es económica y de salud pública pero también de discriminación por motivos de clase, raza y género, según advirtió Oxfam desde su sede en esta ciudad británica.
La pérdida de medios de vida, y la caída de empleos derivada de la pandemia, han afectado desproporcionadamente a las mujeres, lo cual supone revertir décadas de avances en su participación en el mercado laboral.
En la economía informal en todo el mundo trabajan 740 millones de mujeres, y solo durante el primer mes de la pandemia, marzo de 2020, sus ingresos se redujeron en 60 por ciento. Desde entonces, 47 millones de mujeres y niñas se vieron sumidas en la pobreza extrema, que afecta a más de 700 millones de personas en el globo.
Las mujeres son mayoría en los sectores económicos más afectados, como el turismo y los servicios de alimentación. En los 29 países de renta baja, 92 por ciento de las mujeres trabajan en empleos informales, peligrosos o inseguros, y les afecta la falta de protección social y redes de seguridad.
La covid trastocó los sistemas de salud e hizo retroceder las iniciativas dirigidas a mejorar la salud sexual y reproductiva, lo cual incrementa el riesgo de embarazos no deseados (hasta siete millones en el mundo), enfermedades de transmisión sexual y complicaciones en el embarazo, el parto y el aborto.
Se estima que la mortalidad materna se incrementó entre ocho y 39 por ciento al mes en 79 países de renta baja y media, debido a la reducción de la atención perinatal.
Las previsiones indican que para 2030 habrá 13 millones de matrimonios infantiles más debido al cierre de escuelas y al incremento de la pobreza.
Cuando terminó el cierre de escuelas decretado a causa de la covid, al menos un millón de niñas embarazadas y en edad escolar en África subsahariana estaban en riesgo de perder su acceso a la educación. Y el peligro de violencia dentro de la pareja es mayor en los matrimonios tempranos de niñas.
Por otra parte, “si el mundo ha seguido funcionando durante la respuesta a la covid ha sido gracias a las mujeres, que asumieron la responsabilidad del trabajo de cuidados, tanto en los centros de salud como en los hogares y los lugares de trabajo”, según el texto de Oxfam.
Las mujeres –recordó- constituyen 70 por ciento de quienes laboran en los sectores salud y atención social, y su presencia es mayoritaria en el trabajo doméstico. Son tareas infravaloradas y mal remuneradas durante mucho tiempo, lo cual hace que estas trabajadoras hayan enfrentado un mayor riesgo de exposición al virus.
Ya antes de la covid las mujeres y las niñas dedicaban 12 500 millones de horas diarias al trabajo de cuidados no remunerado. Según Oxfam esa carga no solo se ha incrementado, sino que es asumida mayoritariamente por madres solteras, mujeres en situación de pobreza y grupos discriminados por razones de raza y etnia.
También, según una encuesta de Oxfam en cinco países, 43 por ciento de las mujeres afirmaron sentirse más ansiosas, deprimidas o sobrepasadas debido al incremento de la carga de trabajo doméstico.
Si las mujeres tuvieran el mismo acceso a los recursos productivos que los hombres , el número de personas que padecen hambre en el mundo – que puede pasar de 770 millones con la pandemia- se reduciría 17 por ciento, según Oxfam.
Aunque las mujeres desempeñan un papel fundamental en el sistema alimentario, como productoras o trabajadoras en instalaciones de procesamiento, y en compras y cocción de alimentos, la prevalencia de la inseguridad alimentaria es mayor entre las mujeres que entre los hombres en todos los continentes.
Además, con las normas sociales predominantes, “las mujeres suelen ser las primeras en saltarse alguna comida o ingerir raciones más pequeñas cuando la comida escasea. Las mujeres son las primeras en pasar hambre”, destacó el análisis.
En otro terreno, se ha incrementado la violencia contra las mujeres y niñas en el marco de las restricciones a la libre circulación de personas y a la reducción de las iniciativas de prevención y protección, y los servicios sociales.
La mayoría de las respuestas a la pandemia no han considerado sus impactos diferenciados, afectando a las mujeres racializadas, jóvenes, en edad reproductiva, y en situación de pobreza y vulnerabilidad.
Finalmente, la pandemia también ha repercutido negativamente en el espacio de la sociedad civil, limitando la capacidad de las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres y de otros actores progresistas para participar en la toma de decisiones en esta coyuntura crítica.
“Las tendencias autoritarias y los populismos sexistas han salido reforzados de la pandemia, mientras que líderes progresistas, en muchos casos mujeres, han sido objeto de ataques y han visto reducidos sus recursos”, concluyó el análisis de Oxfam.
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