A pesar del desafiante telón de fondo de una pandemia mundial, África espera recuperarse de su peor recesión en medio siglo y alcanzar un crecimiento económico de 3,4 por ciento este año, de acuerdo con el informe sobre perspectivas 2021 divulgado este lunes 15 por el Banco Africano de Desarrollo (AfDB).
El informe reconoce que la covid-19 ha cobrado un alto precio en África –cuatro millones de casos y 107 500 fallecidos hasta ahora-, afectando con mayor dureza a las economías dependientes del turismo, las exportadoras de petróleo y las intensivas en otros recursos, además de profundizar la desigualdad.
La contracción en las economías dependientes del turismo, 11,5 por ciento en 2020, daría paso a un crecimiento de 6,2 por ciento este año, y los exportadores de petróleo, que vieron una caída de -1,5 por ciento podrán crecer a 3,1 por ciento.
Otras economías, intensivas en recursos, cayeron -4,7 por ciento en 2020 y deberían aumentar 3,1 por ciento, y las que no lo son, cuyo descenso se estimó en -0,9 por ciento el año pasado, podrán crecer hasta 4,2 por ciento en 2021.
Pero la recuperación proyectada en todo el continente, luego de una contracción de -2,1 por ciento en 2020, no elimina la amenaza de un aumento de la pobreza, según el informe del AfDB titulado “De la resolución de la deuda al crecimiento: el camino a seguir para África”.
El texto estima que 39 millones de africanos podrían caer en la pobreza extrema este año, luego de unos 30 millones que fueron empujados a la pobreza extrema en 2020 como resultado de la pandemia. Las poblaciones con niveles más bajos de educación, pocos activos y que trabajan en empleos informales han sido las más afectadas.
África, de 1300 millones de habitantes, tenía 850 millones de pobres antes de la pandemia, con 419 millones en pobreza extrema (sobreviviendo con menos de 1,90 dólares diarios), según la coalición internacional contra la pobreza Oxfam.
El tema del informe de este año del AfDB es “De la resolución de la deuda al crecimiento: el camino a seguir para África”, destaca el impacto de la covid en el endeudamiento, debido a que el gasto público se disparó a medida que los países se esforzaban por apoyar a sus poblaciones durante la pandemia.
Las medidas de apoyo fiscal fueron desde mínimos en países muy pobres, como Sudán del Sur, hasta alrededor de 10 por ciento del PIB en Sudáfrica.
El impacto ha sido negativo en los saldos presupuestarios y la carga de la deuda, y se espera que la relación entre la deuda y el producto bruto promedio de África aumente entre 10 y 15 puntos porcentuales a corto y mediano plazo.
El volumen de la deuda externa africana, algo más de 500 000 millones de dólares, se había estabilizado alrededor de 60 por ciento de su PIB, pero el AfDB advirtió que, junto con el mayor endeudamiento a causa de la pandemia, “las experiencias recientes de reestructuración han sido costosas y prolongadas”.
Ello debido a asimetrías de información, problemas de coordinación de acreedores y el uso de instrumentos de deuda más complicados, a medida que la deuda se traslada de acreedores tradicionales y se transforma en obligaciones privadas.
El presidente del AfDB, el nigeriano Akinwumi Adesina, dijo que “necesitamos abordar los desafíos de la financiación del desarrollo y la deuda de África en asociación con la comunidad internacional. Se necesita un apoyo financiero mucho mayor y los acreedores del sector privado deben ser parte de la solución”.
“El momento de una última campaña de alivio de la deuda para África es ahora”, subrayó Adesina.
El banco dispuso recursos para ayudar en lo posible a los programas de contención de la covid en los países africanos, incluido el lanzamiento de un “bono social” de 3000 millones de dólares en los mercados globales de capital.
Pero el informe subrayó que se necesita “un enfoque político en múltiples frentes” para encarar el tema de las finanzas bajo el peso de la pandemia, en primer lugar para apoyar al sector salud con recursos ante el virus y otras enfermedades prevenibles.
Luego, se requiere apoyo monetario y fiscal para apuntalar la recuperación económica, ampliar las redes de seguridad social y hacer que el crecimiento sea más equitativo, y minimizar las implicaciones a largo plazo de la covid en la acumulación de capital humano.
Pare este último aspecto, el AfDB favorece la reapertura de escuelas y la ampliación de las políticas en el mercado laboral que apuntalen el empleo a través de la digitalización, la industrialización y la diversificación.
Ante la perspectiva de una recuperación en 2021, Hannan Morsy, director del Departamento de Investigación y Políticas Macroeconómicas del AfDB dijo que “tenemos una oportunidad única en un siglo para avanzar mejor, más equitativo, más sostenible y, sobre todo, más resistente”.
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