Trump se ha ido, el trumpismo sigue vivo

De Gage Skidmore from Peoria
De Gage Skidmore from Peoria

¿Juicio político o no? Donald Trump está ya fuera de la Casa Blanca. Tiene un índice de aprobación de 34 %, muy por debajo de 60 % de su predecesor Barack Obama. Una mayoría, 54 %, dijo que Trump debería ser destituido de su cargo antes del 20 de enero, según una encuesta de CNN, por su papel en los incidentes del 6 de enero, cuando  incitó a sus partidarios a asaltar el Capitolio de Estados Unidos.

Batalla por el alma de Estados Unidos

“¿Estados Unidos ha perdido su alma?”, preguntó Peter Singer, el famoso filósofo de la ética y la moral. Más de 70 millones, o 47% de los electores, votaron por Trump. Con 21 000 votos en tres estados clave, Trump habría derrotado al nuevo presidente, Joe Biden.

Trump miente descaradamente. Se enorgullece de jugar con el sistema para evadir el pago de impuestos. Incita el odio racial y la violencia, incluso degradando a las familias de quienes dieron su vida por Estados Unidos. Celebra a los supremacistas blancos como patriotas y no muestra empatía por los cerca de 400 000 estadounidenses que ya murieron de covid-19. Ignora la ciencia y no muestra respeto ni tolerancia por los oponentes.

La lista continúa. Pero lo más importante, socavó el cargo más alto del país al abusar de él para promover su persona y sus intereses comerciales.

Sin embargo, muchos estadounidenses ignoraron la inmoralidad de Trump y votaron por él en una elección que Biden declaró que era una «batalla por el alma de Estados Unidos». Trump no solo obtuvo la votación más alta para un presidente en ejercicio, sino que incluso aumentó en más de cinco millones sus sufragios de 2016.

¿Qué causó esta división moral o ética en Estados Unidos? ¿Por qué Biden no pudo ganar la mitad de su alma? Las líneas divisorias de Estados Unidos atraviesan el medio, debido a décadas de creciente riqueza y desigualdad de ingresos.

Desigualdad en la riqueza

Entre 1990 y 2020, a medida que los multimillonarios estadounidenses aumentaron su riqueza en  1130 %, la riqueza media de Estados Unidos aumentó solo en 5,4 %.

El autor, Anis Chowdhury

El patrimonio neto combinado de los 614 mayores multimillonarios de Estados Unidos creció en 931 000 millones durante la pandemia, sobrealimentando la desigualdad durante siete meses desde mediados de marzo, una semana después de que Trump declarara la emergencia nacional por la pandemia.

Estados Unidos no ha tenido una redistribución de ingresos o riqueza decente al menos desde la década de los 60. Entre 1963 y 2016,  el 10 % con ingresos más bajos pasó de no tener ningún activo a tener una deuda de 1000 dólares.

Mientras tanto, las familias situadas en el 10 % más alto multiplicaron su riqueza por cinco. Lo más sorprendente es que las familias en el 1 % superior aumentaron su riqueza siete veces entre 1963 y 2016.

Obtener desigualdad

Para la mayoría de los trabajadores estadounidenses, los salarios reales apenas se han movido en décadas a pesar del bajo nivel de desempleo en algunos períodos.

Por ejemplo, los salarios reales promedio durante los últimos años de Trump tenían aproximadamente el mismo poder adquisitivo que 40 años atrás. Los ingresos medios reales por hora ascendían a 23,24 dólares en marzo de 2019, coincidiendo solo con el pico de marzo de 1974, y solo tres dólares por encima del nivel de principios de la década de los 60.

Además, las ganancias salariales en las últimas décadas se han dirigido principalmente a los empleados mejor remunerados. Desde 2000, los salarios semanales promedio de los trabajadores en la décima parte más baja de la distribución de ingresos aumentaron en tres por ciento en tres por ciento, en términos reales.

Mientras, los ingresos reales del 10 por ciento más alto han aumentado 15,7%, a 2112 por semana, casi cinco veces el promedio del décimo más bajo, de 426 dólares. Los salarios reales aumentaron menos o cayeron en la parte media y baja del sector laboral, mientras que los salarios reales del porcentual 90 aumentaron para la fuerza de trabajo en su conjunto de 1979 a 2019.

Las disparidades de ingresos por raza, color, género y etnia son aún peores. En el percentil 90, el crecimiento salarial fue mucho más alto para los trabajadores blancos y más bajo para los trabajadores negros e hispanos. Por el contrario, los salarios medios, el percentil 50, y bajos, el percentil 10, aumentaron menos (por ejemplo, para las mujeres) o disminuyeron en términos reales (por ejemplo, para los hombres).

Inestabilidad laboral

Estas desigualdades de ingresos y riqueza no pueden explicarse por las habilidades o los niveles de educación, ni por incluir beneficios, ni por considerar la compensación total, ni por cambiar el deflactor de precios (ajustes por inflación). Por el contrario, se deben a decisiones políticas que han reducido el apalancamiento de la mayoría de los trabajadores para lograr un crecimiento salarial más rápido.

Una es la inestabilidad laboral, como admitió Alan Greenspan, el entonces presidente de la Reserva Federal, en su testimonio ante el Senado de 1997: “La restricción atípica de los aumentos de compensación ha sido… principalmente la consecuencia de una mayor inestabilidad laboral”, en parte atribuible a la “desregulación interna”. La situación ha empeorado desde entonces.

Un estudio de 2016 confirmó que el mercado laboral estadounidense se ha vuelto «más traicionero». El auge de la «economía de los gig (la fuerza laboral dependiente de contratos específicos y de corto plazo)» sigue siendo «demasiado pequeño para afectar a la población activa en general».

Hay causas mucho más profundas: la creación de empleo ha sido irregular y a menudo inadecuada, mientras que los nuevos puestos de trabajo suelen ser inferiores a sus predecesores.

El trienio 2017-2019 registró un crecimiento del empleo y una disminución del desempleo. Sin embargo, 6,3 millones de trabajadores, de 20 años o más, fueron desplazados de sus puestos de trabajo. Solo alrededor de  65 % de los que perdieron sus trabajos a largo plazo pudieron encontrar otros similares después de tres años, y muchos ganaban menos.

Malestar más profundo

El aumento de la desigualdad y la inestabilidad son el resultado de «una dependencia obstinada de los políticos en los mercados para hacer el trabajo del gobierno, y el racismo y el sexismo, a veces plasmados en leyes, que ciegan a los políticos a la injusticia y al sentido económico», como señala Heather Boushey en una entrada reciente de su blog en el FMI.

El creciente poder de monopolio de las corporaciones y la creciente financiarización de la economía, con un aumento concomitante de la clase rentista, no solo condujeron a la polarización, sino que también debilitaron fundamentalmente la economía estadounidense.

Los generosos recortes de impuestos recibidos por las corporaciones desde la década de 1980 se destinaron a recomprar acciones, engordar paquetes ejecutivos obscenos y pagar dividendos en lugar de reinvertir para impulsar la productividad y crear empleos más decentes.

Los problemas económicos de Estados Unidos están profundamente arraigados. “A principios de 2020, incluso antes de que la pandemia llegara al país, los trabajos de fabricación se habían estancado y las fábricas despidieron trabajadores en cuatro de los seis meses hasta marzo”, según un artículo de The Wall Street Journal.

La guerra comercial de Trump con China tampoco redujo los desequilibrios comerciales generales de Estados Unidos, que han seguido creciendo, elevándose a un récord de 84 000 millones de dólares en agosto de 2019.

Los importadores estadounidenses se han desplazado a productos de Vietnam, México y otros países, pero el déficit comercial con China ha aumentado en medio de la pandemia hasta donde estaba al comienzo de la administración de Trump.

¡Trump sigue siendo un héroe!

Pero es probable que el trumpismo se mantenga, aunque sus índices de aprobación justo antes de dejar el cargo se encuentran entre los peores desde que Gallup comenzó a rastrear regularmente la aprobación presidencial desde la década de los años 40. Igual que Jimmy Carter, Trump todavía  supera la aprobación de 32  % de Harry Truman,  31 % de George W. Bush y 24 % de Richard Nixon.

La encuesta de CNN está sesgada por el alineamiento partidista. Casi todos los demócratas (93%) estaban a favor de destituir a Trump antes del 20 de enero, mientras que solo 10% de los republicanos opinaba lo mismo. Entre los republicanos, su índice de aprobación se ha mantenido en gran medida positivo incluso después del ataque al Capitolio. Además, casi nueve de cada 10 republicanos aprueba el desempeño laboral de Trump.

Acabar con el trumpismo

Por lo tanto, acabar con el trumpismo necesitará más que inhabilitar a Trump. La agenda Joe Biden-Kamala Harris debe incluir la lucha contra la desconfianza del republicano Theodore Roosevelt, así como el New Deal y la agenda social del demócrata Franklin Roosevelt para abordar los arraigados malestares socioeconómicos de Estados Unidos que están socavando su democracia.

El Roosevelt republicano enfrentó la amarga lucha entre el capital y el trabajo de frente en 1901, amenazando con nacionalizar las minas de carbón y conformarse a favor del trabajo. Se enfrentó a JP Morgan, entonces el financiero más poderoso, apenas seis meses después de comenzar su presidencia.

Aquel presidente era un cazador, pero dedicó unos 200 millones de acres para bosques nacionales, reservas y refugios de vida silvestre como parte de su “Acuerdo Cuadrado” de programas internos.

Consideró que podía dejarse intimidar por el capital empresarial. Era un conservador que inició reformas progresistas de gran alcance y comenzó el movimiento conservacionista. Se elevó por encima de la política de partidos e hizo lo que pensó que era correcto para Estados Unidos en su conjunto.

Se separó del Partido Republicano cuando se volvió más conservador y desafió a su sucesor republicano William Taft en las elecciones de 1912 después de que Taft no cumpliera su promesa de reformas progresistas.

El Roosvelt demócrata y primo lejano del otro sacó a la economía estadounidense de la Gran Depresión con su ambicioso New Deal, desafiando el conservadurismo fiscal y la presión de Wall Street. Así, redefinió el impacto del gobierno federal en la vida de los estadounidenses.

Su visión de las instituciones globales sentó las bases para la Edad de Oro posterior a la Segunda Guerra Mundial que duró casi tres décadas. También se mantuvo firme contra las potencias coloniales europeas para impulsar la agenda de descolonización.

T: MLM/RV: EG

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